Comunicación - Hermanos Haitani

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Kira

Por un momento, empezaba a ver sólo oscuridad, no podía ver nada más que eso en el camino que estaba yendo, a pesar de que mi enano caminaba a mi lado, yo no podía ver ese futuro brillante que siempre soñé para él.

Pero el no lo veía así, decía que sería el guerrero, no, corrección, mi guerrero, sería mi soldado dispuesto a todo por mí, y sólo pensé en algo, ¿Kurai está bien?

Hice tantas cosas, tantos profesionales, tantos tratamientos.

Y todos me decían los mismo: amor de hermano, síndrome de Wendy. A pesar de tanto tiempo, decían que estaba bien, que estaba curado, que no tenía nada.

Y a pesar de todas aquellas palabras, dejé que Kurai creciera siendo él, lo que él cree y siente que es correcto.

—Kira.

—Si —no hacía falta para decir algo más, ahora que mi ototo a regresado a su vida estudiantil, y yo terminaba mi vida de preparatoria, pasaba un poco más de tiempo con Kokonoi —deja me encargo de esto.

El negocio de la joyería empezaba por buen camino, pero muy chica para mostrarme al mundo. Así que por el momento seguía en el anonimato.

Caminé sin rumbo fijo hacía mi destino, esta vez tenía de guardaespaldas a Sanzu, tal vez era miembro oficial de la pandilla, pero entre los dos sabemos bien quien tiene más poder.

Los golpes resonaron por aquel lugar, siendo callado en aquellas cuatro paredes.

—Entonces, ¿Qué más sabes? ¿Qué hay de Brahman?

—T-tienen al dragón de su parte.

—¿Cuál dragón?

—Ryuguji Ken, está con Brahman.

—Ya veo, muy bien, te daré un premio por eso —dije mientras aplaudí un poco, miré a Sanzu que lo soltó —Ahora, sigueme contándome más.

Sonreí satisfecha al verlo hablar, con toda la paciencia del mundo escuché cada palabra que salía de su boca, me acerqué para ponerme a su altura.

—Gracias por tu colaboración, ha sido un placer, pero deberás enviar un mensaje —dije a lo que me miró nervioso, en mi otra mano apareció la pequeña cuchilla que empecé a portar como adorno, sacándole un ojo por ello.

La información, o al menos parte de ella, le molestaría mucho a Mikey.

En eso, Sanzu y yo lo sabíamos a la perfección.

No pasó mucho para que la pelea se diera, en la cual no fuí partícipe, al menos no de momento, la guerra de las tres deidades, Mikey me había instruido y aprendí lo mejor que podía a pelear, Ran y Rindou también hicieron lo mismo.

—Senju Akashi —dije para ponerme a un lado de Mikey mientras la miraba, mi torso descubierto mientras algunas vendas cubrían mi pecho eso suficiente para hacerme conocer —Es un placer.

—¿Quién eres?

—Vaya que graciosa, lo mismo me pregunto —dije riendo levemente, aun así me hice a un lado para darle paso a Mikey.

Sé que en este momento, mi prioridad no es pelear ni detener a Mikey, sino sacar de aquí a Draken.

Todo era un caos, lo que era más sencillo, alejar a Draken nunca había sido tan difícil.

—¡Apártate Kira!

—No puedo hacer eso, mi trabajo es mantenerte a salvo —dije a lo que me miró frustrado —también me siento de la misma manera, quiero tomar a Ran y Rindou junto a mi hermano para irme de aquí, pero, ambos sabemos como es Mikey, y más ahora que es irreconocible.