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Kira

Los días primeros días de primavera eran mis favoritos, era el comienzo de algo nuevo, de algo singular.

A mis 25 años creí que tendría un trabajo estable, una pareja con la cual compartiría mi vida, mis padres viajando por el mundo, mi enano con nuevas conquistas, buenos amigos...

Y de todo aquello es que llegué a mis 25 años con un trabajo donde casi no hago nada, tengo dos hombres en mi vida que me protejen con todo su ser, amigos que no comparten muchas cosas conmigo, mis padres con 10 años de muertos y mi enano metiéndose en pandillas.

Tan contradictorio, pero, no lo cambiaría, no lo haría por nada del mundo.

—¿Es enserio? —dije, Ran y Rindou llegaban de su última misión, por Kokonoi puedo decir que se divirtieron, pero no creí que apenas llegarían a la casa —¡Kurai!

—¡No estoy! —eso no es justo.

Tuve que arrastrarlos por toda la casa hasta la habitación y de ahí al baño, pero en esto si vino mi hermano ayudarme, me deja el trabajo pesado, no es justo.

—Hermana, debo salir en poco tiempo y debo prepararme.

—¿Otra vez Mikey te pidió golpear a una pandilla? —dije a lo que asintió sonriente —Hablaré con él.

—Vamos hermana, es divertido.

—Pero...

—Llevo GPS, lo prometo, sé como funcionan estas cosas.

—Como sea, no vuelvas tan tarde —me rendí por ello.

Kurai acostumbro a tener una doble vida, parecía como Fiona en Shrek, en el día es un chico dulce, aplicado, un ejemplo a seguir, pero en la noche se transforma en la serpiente, un chico frío desalmado y cruel.

¿En qué momento me equivoqué? Se supone y Kurai estaría fuera de esta vida, pero no, está aquí, despidiéndose de mí, usando aquellos pendientes Hanafuda con tatuajes a la vista y la ropa oscura.

—¡Kiraaaa! ¡Tengo hambre!

—¡Cállate!

Y ahora tenía a dos borrachos en mi baño uno pidiendo comida y otro tratando de dormir, señor, soy yo otra vez, te agradezco por mandarmelos a mi vida, pero, ¿No pudiste sacarles ese vicio? 

—Prepararé algo de comer, mientras tanto, por favor, terminan de bañarse, se cubren bien que aun hace frío y bajan, ¿De acuerdo?

—Te amo Kira.

—Lo tomaré a como que lo entendieron —dije para salir de ahí.

Una pequeña sopa junto a unos onigiris vendrían bien, pero, mientras más transcurría el tiempo, más se demoraban en llegar.

Esto sólo me pasa a mí.

Caminé de nuevo a la habitación, escuchando algunos jadeos, ya sabía lo que sucedía, abrí la puerta para encontrarme a Ran en el piso dormido babeando sobre Rindou que trataba de quitarlo de él.

Toda paciencia se me fue, así que simplemente los tomé de las orejas para arrastrarlos al comedor, ignorando sus súplicas de por medio.

—Para, Kira, por favor.

—Suéltame por favor, Kira, duele.

—Fuí clara, y sólo llegó a encontrarme un desastre —dije para sentarlos en la mesa a lo que simplemente empezaron a comer.

—¿Y Kurai? ¿Tan tarde es? —suspiré nuevamente ante la pregunta de Ran.

—Mikey le encomendó algo, salió hace... —me fijé en el reloj —hace casi una hora.

Comunicación - Hermanos HaitaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora