Comunicación - Hermanos Haitani

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Kira

—Mikey —lo llamé, pero verlo en aquella manera me asustaba demasiado.

—Aún no... —suspiré por ello, me alejé del lugar aún escuchando los quejidos de los tipos.

Atraer era mi trabajo, pero la noche estaba terminándose y debíamos volver, estaba cansada no lo niego, durante el día estuve trabajando en distraer a todos los amigos de Mikey, y para colmo, su hermana es unida a él, y no sabía que excusa decir, pero al parecer ya estaba anticipada y se sorprendió que haya dicho que se quedaría en mi casa.

Lo cual sigo diciendo que Mikey tiene su manera de ser muy astuta cuando le conviene.

—Que hermosa señorita, te ves perdida, ¿Deseas que te ayude? —miré al..., no sé qué número de hombre frente a mí, internamente quería irme a mi casa y dormir, pero ahí estaba, tomando la oscuridad de Mikey.

—Lo que sucede es que tuve que correr y a medio camino mi bolso se extravió, ¿Puede acompañarme, por favor?

—Con gusto pequeña —le regalé una sonrisa y tomé su mano para guiarlo, cuando nos acercamos al lugar, un golpe lo llevó al piso.

—Es el último Mikey —sentencié, a lo que sólo me miró un momento y se dedicó a golpear al hombre que despertó por el dolor. 

Pasó un tiempo más cuando lo vi detenerse con la mirada fija sobre el desastre que hizo, me acerqué para tomar la pierna del hombre y llevármelo de ahí, seguido de romper algunas botellas y tirarlo en algún callejón. 

—Mikey, ¿Te gustan los takoyaki? 

—Uh..., si.

—Yo invito —dije, le sonreí por ello, tomé su brazo para llevarlo a comer, no sin antes arreglar su apariencia, para ello pasamos por un parque —Y... listo.

El sólo se dejó estar, parecía arrepentido, lo que me indicaba algo bueno, sigue teniendo un buen corazón, y eso me alegra mucho, el no es malo.

—¿Cómo te sientes? —dije apenas nuestra comida llegó.

—Más ligero...

—¿Pero...?

—Lo que les hice...

—Mirá el lado positivo —le corté —no eran buenas personas.

—Aun así...

—Me salvaste, en esta noche, me ayudaste y protegiste muchas veces, más de lo que los Haitani hicieron alguna vez —dije, a lo que asintió levemente —pero, estarás bien un tiempo, tómalo con calma, ¿De acuerdo?

—Si..., Kira, gracias —desde que lo conocí supe que sería un chico complicado, parecía un niño, aunque lo sea, su manera de ser es más infantil.

Cuando regresamos a Shibuya, específicamente a mi casa, apenas entré, me fijé en la hora, faltaba poco para que mamá despierte, asique lo llevé conmigo a mi habitación, hice que tome una ducha y salga con su ropa de escuela, no podría desaparecer ante la vista de sus amigos así como así.

—Esperame en la sala, bajaré pronto, ¿De acuerdo?

—Si.

Me apresure en arreglarme, Mikey se encontraba pensativo, parecía tener un poco más de energía, pero, no estaba segura de sus reacciones. O la menos cuánto duraría esto.

Cuando estuve lista, y bajé, el miraba algunas fotografías, asique me propuse hacer el desayuno, al tiempo que escuchaba algunas pisadas.

—¿Kira?