Sueños húmedos con la nerd | 𝗝𝗟

9

› Lisa.

Estaba muy nerviosa, ya había sonado el timbre para irnos hace diez minutos pero Jennie no aparecía por ningún lado.

Le daré diez minutos más y si no llega me voy

Me dije así misma mientras apretaba el agarre en mi camisa.

Diez minutos después.

— Le daré diez minutos más, e-ella llegará…..  — murmuré con algo de esperanza.

— E-Ella, ella llegará... — llevé mi mano a mi mejilla limpiando una pequeña lágrima que se deslizaba por esta.

Sentí gotas caer en mi rostro, esas gotas se volvieron más y más, busqué refugió debajo de un árbol, no se como pude tener la esperanza de que Jennie fuera amable una vez, que no piense solo en su maldita y hermosa cara.

Sentí que alguien me abrazaba con fuerza por atrás.

— Lisa, Dios mío, lo lamento tanto, me olvidé por completo nuestra tutoría — su voz sonaba preocupada y solo por eso la perdono un 5% — Seguro estas molesta pero para mi no habría problema de aún hacer la tutoría — sonreí un poco antes de voltearme.

— Me tendrás que hacer chocolate caliente — le dije y ella sonrió asintiendo para luego abrir la sombrilla e irnos a su casa.

En casa de Jennie.

Cuando entré a su casa me sorprendí bastante, era una casa sencilla pero muy elegante.

— Quédate aquí, te traeré ropa seca — asentí a lo que me dijo Jennie y la ví subir las escaleras hasta perderla de vista.

Me acerqué a ver las fotos colgadas en la pared, habían fotos de Jennie con una mujer que lo más probable es que sea su madre, también habían fotos de un chico, seguro un primo o hermano.

— Aquí tienes — me entregó la ropa, sonreí asintiendo y agarré la ropa — ¿Dónde esta el baño? — pregunté y Jennie me señaló una puerta que seguro llevaba al baño de invitados — Gracias — agradecí con una sonrisa y caminé al baño, tal vez Jennie si era buena persona.

› Jennie.

Me maldecí por no haberme acordado de la tutoría, Lisa se había mojado y tenía miedo de que le fuera a dar un resfriado por mi culpa.

Corrí a la cocina a preparar el chocolate caliente, tal vez con esto se pueda calentar.

Caminé a la sala a ver si Lisa había salido pero al parecer no, pues la sala estaba vacía aún.

— ¿Qué tal? — casi doy un brinco del susto, me voltee y miré a Lisa, sentí un rubor en mis mejillas, ella se veía realmente bien con aquella ropa.

— T-Te vez bien — murmuré mirando a otro lado.

— Gracias, oye, huele a que algo se quema ¡Ay no! — Corrí a la cocina y por supuesto se quemó el chocolate.

— Estúpida Lisa... — susurré y volví a la sala —No podré darte chocolate caliente — la miré apenada pero ella me sonrió calmadamente.

— Está bien, empecemos a estudiar — asentí para luego sentarme a su lado en el suelo frente a la pequeña mesa.

Una hora y media después.

— ¿Era así de fácil? — pregunté divertida mientras completaba el ejercicio.

— Si Jennie, el problema es que tú entendieras — rodé los ojos por su comentario, pude sentir como Lisa se acercaba a ver lo que hacía, miré que su mano se apoyaba en el suelo a mi lado, podía sentir como su suave respiración chocaba contra mi oreja, tragué saliva nerviosamente — Jennie, concéntrate — su voz sonó algo ronca al hablar.

— ¡Listo! — exclamé con una sonrisa, levanté la vista y me encontré con el rostro se Lisa muy cerca del mío — L-Listo... — murmuré suavemente.

Ella sonrió y se acerco un poco más, no se porque pero no retrocedí, me quedé quieta mirándola.

— Jennie te han dicho lo hermosa que eres, que digo, seguro te lo dicen a menudo — reí suavemente asintiendo, la distancia se fue acortando, un poco más y la podía besar.

— ¡Hola! — las dos nos separamos de inmediato, mi madre había llegado y les aseguro que no en el momento indicado

— Oh, hola — miré a mi madre, esta sonreía grandemente viendo a Lisa — Soy la mamá de Jennie, Ningning, un gusto — Lisa le sonrió amablemente.

— Lalisa Manoban, tutora de su hija — mi madre asintió.

— ¿Te quedarás a comer? — le preguntó mi madre

— Dudo que te vayas con esta lluvia — las dos miramos por la ventana y estaba lloviendo aún más.

— Yo, no se... — ella me miró apenada.

— Claro que te quedas ― le sonreí y pude notar un fuerte rubor en sus mejillas, adorable.

— Genial, puedes dormir con Jennie — ¡Ay no! Hoy iba a ser una larga noche.