CAPITULO XII: 18 DE AGOSTO

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"4:30 PM del 17 de agosto"

Luck estaba absorto en sus pensamientos, mientras analizaba el cielo: "Ya hace doce horas que aparecio ese reloj gigante en lo alto del cielo.  Se puede ver totalmente detrás de él. Mide al menos unos 20 metros y está flotando de manera imperturbable." Pensó Luck, quien se encontraba mirando la ciudad de Londres junto a Froz. Estaba ubicado a las afueras de la ciudad cerca del puente, escondido entre los árboles.
"No estoy seguro si las demás personas pueden verlo. No he escuchado conmoción por lo sucedido, aunque no creo que Dios le guste ser discreto. Lo más seguro es que mi teoría sea la correcta: él está controlando a las demás personas para que no interfieran de manera directa con nosotros. Pero eso no quiere decir que no estén allí. Supongo que por eso me dio un revólver para controlar personas. Aunque lo que más me intriga es que esa carta que me envió Unabomber haya estallado. ¿Será que él puede usar su Santo Grial cuando quiera? ¿Y cómo supo exactamente mi ubicación? ¿Tendrá 2 Santo Grial? ¿O acaso estará en una alianza con otro apóstol? Si es el segundo caso, estoy en completa desventaja..." Los pensamientos de Luck fueron interrumpidos cuando vio acercarse un coche rojo muy antiguo que aparcó justo donde él había acordado estar con Amanda. Rápidamente, bajó del árbol y le hizo señas. Ella bajó con alegría del auto y corrió lanzándosele encima para abrazarlo.
-¡Hola, amor mío! ¡Tantos días sin verte fueron una tortura!- se lamentó ella.
-¿De quién es ese auto?- preguntó él.
-Un amigo me lo prestó para el viaje. ¿Cómo llegaste tan rápido?-
-Tomé un vuelo.-
-¿Vuelo?-
Luck tomó de la mano a Amanda, lo cual provocó que ella se sonrojara, y la llevó cerca del árbol, donde Froz le ladró saludando.
-¡Cariño! ¿Por qué me llevas a esta zona?- le dijo ella de forma pícara. -Me hace recordar a cuando lo hicimos en el baño del restaurante...- Pero fue silenciada por Luck, que le tapó la boca.
-¿Ves aquello?- Luck apuntó con su dedo al reloj en el cielo.
-¿Qué? No puedo ver nada.-
-"Eso lo confirma. Solo podemos verlos nosotros. ¿Pero por qué? Además, viéndolo bien, ese reloj está algo atrasado. Marca las 8 de la mañana del siguiente día, pero el evento debería dar comienzo a media noche. Eso solo puede significar que es el contador para poder usar nuestros Santo Grial. Ese tipo quiere que todo sea como un espectáculo. ¿O será para dar tiempo a que todos nos reunamos aquí? ¿Ese Unabomber habrá invitado a otros apóstoles?"- Luck pensaba profundamente y Amanda lo miraba con fascinación.
-"Se ve tan lindo pensando..." ¡Cariño! ¡Mira, me puse tu ropa favorita! - Le mencionó ella, pero él le miró a los ojos.
-Amanda, necesito que hagas algo por mí- Luck sacó su revólver de su bolsillo y se lo mostró a Amanda.
-¡Qué preciosura! Esa arma debe valer mucho dinero!-
-Amanda, escúchame bien. Necesito que tomes esta arma y la escondas en tu bolso, y que luego entres con ese auto a la ciudad y des una vuelta por donde quieras ir-
-¿Pero yo sola? ¡Eso será muy peligroso! He oído que en Londres han desaparecido muchas personas.-
-Tranquila, yo te estaré cuidando desde la distancia.-
-Pero...-
-Si haces esto por mí, consideraré perdonarte- comentó Luck, y Amanda tomó el revólver sin pensarlo y lo metió en su bolso.
-Confío en que me cuidarás, siempre lo has hecho- dijo ella y corrió hasta su auto, subió y arrancó con destino al puente.
Luck miró la pacífica ciudad con recelo y pensó:
-"Lo siento, Amanda, por usarte como chivo expiatorio, pero no puedo arriesgarme. Si es cierto que Unabomber puede saber cuando yo esté en la ciudad, probablemente tenga un radar, y si estoy en lo cierto, debe ser un radar de los Santo Grial. Si él te ataca, es mi oportunidad de tenderle una emboscada"... "Pero, ¿de verdad estoy de acuerdo con esto? ¿Soy este tipo de persona?"- Luck volteó a ver a Froz y este empezó a lamerle los zapatos.
-"Recuerda, Luck, recuerda sus gemidos, los gemidos que le provocaba Alder"- la voz de Dios resonó en su cabeza. Luck se agachó y, derramando pocas lágrimas, se dijo a sí mismo:
-Es cierto, Luck, este es el valor que le has dado a tu vida, una venganza por una infidelidad... Si ganas este juego, tal vez consigas la vida que tanto buscas...-
Amanda entró a la ciudad con bastante facilidad. El puente estaba solitario y la entrada también. Al pasearse por las calles, notó que las personas caminaban en ellas como zombis o títeres sin vida. Una sensación extraña recorrió el cuerpo de Amanda al ver a las personas. Estas tenían forma humana, pero parecían pertenecer a otra raza. Amanda no sentía que ellos fueran humanos. Las tiendas estaban abiertas, pero no había nadie en ellas. Eso sí, también podía ver personas adentro de sus casas, y estas sí eran humanas. Daban el aspecto de estar resguardadas y asustadas. No había muchos autos en la vía, ni siquiera policías ni nada por el estilo. Luego de estar un rato conduciendo, aparcó cerca de un parque y empezó a mirar a todas las personas que caminaban a su alrededor.
"Es muy extraño, estas personas parecen cadáveres sin vida, como si algo les dijera qué es lo que tienen que hacer... Recuerdo que Manchester se puso así desde que se fue Luck", rápidamente sacó su lápiz labial para pintarse los labios y se miró en el espejo. "Si tan solo... no me hubiera dejado llevar en ese momento, si no hubiera creído en las palabras de Alder... ¡Yo!", los pensamientos de Amanda fueron interrumpidos cuando sintió un golpe en su coche. Un hombre alto y musculoso, vestido de militar y con múltiples cicatrices en la cara, había dado un manotazo a su carro y se colocó delante de él. Luego, otros 2 hombres salieron de la nada y se colocaron uno a cada lado del coche. El que estaba más cerca de Amanda se agachó a su ventanilla y con una mirada sádica le preguntó:
-¿Qué hace una mujer tan hermosa como tú rondando estas calles? Esto no se ve todos los días-.
-Señor, yo... solo estaba paseando, pero ya me iba, si eso, ya me iba-respondió Amanda nerviosa.
-Paseando. ¿Aquí en Londres?- se rió el sujeto -Se nota que no eres un zombie como todos los demás-
-¿Zo-zombie?-preguntó Amanda asustada.
-Hace una semana empezaron a aparecer estas personas que rondan las calles, parecen humanos pero no son más que marionetas. Tal vez tengan algo que ver con lo que pasará mañana, pero no sirven para nada, no reaccionan a nada-
-Pero... ¿cómo...? ¿Cómo es eso posible?-preguntó Amanda.
El militar musculoso empezó a reír y cuando uno de los transeúntes pasó justo a él, lo tomó con fuerza.-¡No se defienden! ¡Mira!-gritó y le rompió el cuello, haciendo que Amanda ahogara un grito. Pero luego pudo ver que el cadáver empezó a deshacerse en un material blanco parecido al papel. -¿Lo ves? ¡Son como muñecos!-
-Oh... es, bueno... saber eso, oficial. Iré con más cuidado, ¿sí?- respondió Amanda asustada, pero el militar la miró con picardía.

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