𝐆𝐄𝐎𝐑𝐆𝐄 𝐖𝐄𝐀𝐒𝐋𝐄𝐘 se enamora de una muggle en el momento menos indicado y tendrá que tomar una decisión que podría cambiar su vida para siempre.
El Ministerio de Magia prohibe la unión entre un mago/bruja y un muggle luego de realizar una...
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Había llegado el día, Sortilegios Weasley regresó... O mejor dicho, estaba a punto de hacerlo, pues la reinaguración comenzaría en diez minutos. Desde adentro del local podía ver a la gente que estaba afuera, ansiosa por entrar de nuevo a esa tienda, la cual era la favorita de muchos.
Tenía miedo de fallar, porque no solo le estaría fallando a las personas que lo apoyaron desde un principio, sino que también le estaría fallando a Fred, a su familia.
George decidió que no era el momento de llenar su mente de pensamientos negativos, puesto que lo único que estos iban a lograr era darle más nervios de los que ya tenía. George comenzó a imaginar cosas buenas, como la alegría que sentían muchos por el regreso de Sortilegios Weasley. Quizás a muchos pequeños y adolescentes como él, amantes de las bromas, les iba a gustar su nuevo invento, el apestaliento.
—¿Estás listo, George? —le preguntó su padre.
Ya eran las dos de la tarde.
—Sí, papá, estoy muy listo.
Sus padres se acercaron a la puerta. La gente se quedó afuera, esperando a que George se asomara. Cuando George se acercó a la puerta, vio la cantidad de gente que estaba ahí. Su corazón se llenó de alegría.
La gente aplaudió al verlo.
—Hola —dijo George, con un tono fuerte para que pudieran escucharlo, muy confiado de sí mismo—. Muchos ya saben mi nombre, pero si son nuevos o si simplemente se detuvieron para ver por qué toda esta gente estaba afuera de mi tienda, mi nombre es George Weasley. En mil novecientos y seis, mi hermano llamado Fred, quien falleció en la Segunda Guerra Mágica, y yo abrimos esta tienda de artículos de broma. También se pueden encontrar cosas interesantes, pero podrán verlas cuando corte este listón rojo enfrente mío.
«Durante más de un año, esta tienda permaneció cerrada debido a que estaba atravesando un momento muy difícil, pues Fred no solo era mi hermano sino que también era mi gemelo. Con el tiempo, ese dolor que sentía al recordar su muerte disminuyó, pero sé que siempre quedará allí. Las cosas que parecen que se han ido, no se van nunca realmente. Fred sigue aquí, en esta tienda, pues él puso su alma en cada uno de los artículos de broma que hallarán adentro. Él le puso su creatividad, su empeño.
La gente aplaudió otra vez.
—Hoy —anunció George— lanzaré un nuevo producto. Es especial porque es el primer producto que hice yo solo, sin la ayuda de mi hermano. Lo podrán encontrar fácil ya que hay un cartel con su nombre, "apestaliento". No tengo nada más que decir, así que déjenme hacer esto.
George puso su varita cerca del listón y con un hechizo, este se partió a la mitad. Él se hizo a un lado para que la gente entrara a Sortilegios Weasley.
Miró a sus padres, quienes lo miraban con mucho orgullo.
La tienda se llenó en un instante. Su madre se encargó de venderle los productos a los clientes, mientras que George permaneció cerca de la entrada.
