12┋❝𝔞 𝔫𝔢𝔴 𝔟𝔢𝔤𝔦𝔫𝔫𝔦𝔫𝔤❞

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Este era el momento en el que la vida de George iba a cambiar una vez más, pero para bien

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Este era el momento en el que la vida de George iba a cambiar una vez más, pero para bien. Esa mañana él se había despertado con una idea en la mente. Se la pasó el resto de ese día pensando en esa idea, pero no fue hasta el día siguiente, cuando se despertó percatándose de que la idea seguía allí, que decidió que iba a hacerlo.

Estaba feliz, pues jamás había pensado que iba a suceder, jamás pensó que el pensamiento de hacerlo lo haría sentir feliz en vez de triste.

—Lo haré —dijo George, sentándose para desayunar.

Molly y Arthur se miraron entre sí, confundidos.

—¿Disculpa, cariño? —le preguntó Molly.

—Lo haré, volveré a abrir Sortilegios Weasley.

Su padre sonrió inmediatamente y, en cuanto a su madre, ella tapó su boca con su mano y lo miró con los ojos muy abiertos, los cuales se estaban cristalizando.

—¿Es en serio? —preguntó ella, acercándose más a la mesa—. No es una de esas bromas tuyas, ¿verdad?

George rio por lo bajo, negando con la cabeza.

—No, mamá, hace tiempo que he dejado de hacer bromas, pero pronto las volveré a hacer.

—Pero —dijo ella, antes de hacer una pequeña pausa—. Pero, George, ¿es algo de lo que estás seguro o tan solo algo que tienes pensado hacer?

—Es algo que tengo pensado hacer y que haré. Me desperté ayer con ese sentimiento de que debía volver, y como hoy no se ha ido, creo que es como una señal.

—Cuando estés listo de querer abrirla, dinos, ¿sí? —le dijo su padre.

—Estoy listo de querer abrirla, lo haré. Esta semana estaré preparando las cosas necesarias para ello. Me fijaré qué cosas siguen funcionando, qué cosas no, y veré si puedo sacar un producto nuevo para la reinauguración.

Sus padres lo vieron, muy contentos.

—Estamos muy orgullosos de ti, George —le dijo su padre, con la sonrisa más tierna que le hubiera dado alguna vez. Mientras sus ojos comenzaban a abrillantarse, a Molly le salieron lágrimas.

Su padre se quitó una que logró escaparse por su ojo derecho con su nudillo.

George se paró y los abrazó mientras todavía estaban sentados en sus sillas.

—Tenía pensado ir hoy, ¿les gustaría acompañarme?

—Sí —le respondió su madre—, por supuesto que nos gustaría, ¡nos encantaría, querido!

George besó la cabeza de su madre antes de volver a sentarse en su silla para terminar su desayuno. Viajaron al Callejón Diagon a través de los polvos flú. Caminaron juntos, mientras hablaban de lo soleado que se encontraba el día.

𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐍𝐎𝐒 𝐃𝐈𝐕𝐈𝐃𝐄 【𝐆.𝐖】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora