01┋❝𝔱𝔥𝔢 𝔤𝔦𝔯𝔩 𝔴𝔦𝔱𝔥 𝔱𝔥𝔢 𝔤𝔬𝔩𝔡𝔢𝔫 𝔥𝔞𝔦𝔯❞

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El viento soplaba a las hojas con tal sutileza que realizaba un sonido parecido al de una fogata

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El viento soplaba a las hojas con tal sutileza que realizaba un sonido parecido al de una fogata. George veía los árboles a través de su ventana mientras pensaba en Fred. Por alguna tonta razón, él había supuesto que como habían nacido juntos, juntos iban a morir. Merlín, sí se había equivocado; pero más se había equivocado con el recurrente pensamiento de que algún día él regresaría, como si su muerte hubiera sido una broma muy pesada como las que solía hacer cuando estaba vivo.

En Devon había llovido por una semana exacta, y George estaba seguro de que se acercaba el octavo día de lluvia, pues ésta daba la impresión de que nunca iba a acabar. Jamás había deseado un día soleado como lo hacía ahora, pero es que estaba cansado de despertar y ver el triste cielo gris. Era todo un paralelismo con su propia vida, pues luego de la muerte de Fred, George sintió que los días soleados habían concluido para siempre. Lo que George no sabía, era que faltaban horas para que del cielo cayera la última gota de lluvia.

La mañana del día siguiente fue tan silenciosa que el primer pensamiento de George fue "algo anda mal". Al correr la cortina, una luz dorada penetró no solo sus ojos, sino que también su habitación, dándole la apariencia de que había sido bañada en oro. A lo lejos se podía escuchar a los pájaros cantar, era como si estuvieran avisándoles a aquellos que podían oírlos que la lluvia por fin había cesado.

El sol no elevaba mucho la temperatura, pero sí emanaba el calor suficiente para que el corazón de George se calentara. Sentía que era ridículo emocionarse por algo tan simple, ni siquiera un niño se emocionaría por ello.

George, cansado, regresó a su cama. En el momento en el que cerró sus ojos cayó en un sueño que duraría tan solo dos horas, pues el ruido de nudillos contra su puerta de madera logró despertarlo. Lo primero que hizo fue ver hacia la ventana, para fijarse que lo que había visto más temprano no había sido un sueño.

George abrió la puerta, detrás de esta se encontraba su madre. Ella había estado haciendo esto desde la muerte de Fred: ir cada mañana a su habitación para despertarlo. Había dos razones para esto, según George. La primera era que ella pensaba que quizás algún día vería a Fred del otro lado de la puerta. La segunda era que temía que nadie la abriera.

—¿Qué sucede? —le preguntó George, como todas las mañanas.

Ella, como todas las mañanas, le respondió.

—Vine a ver cómo te encontrabas, cariño. Ya son las diez, nosotros ya hemos desayunado pero calenté el desayuno para ti. ¿Bajas?

George sonrió, no solo porque era un gesto muy bonito de su madre, sino también porque si le hubiera contado esto a Fred él no le creería. Molly Weasley jamás lo había tratado tan amable, pero cualquiera sea la razón, muy adentro suyo George sabía que era lo que necesitaba para seguir adelante.

—Bajo.

Bajando las escaleras, vio su reflejo a través de un espejo colgado en la pared. La parte de arriba de su cabello pelirrojo estaba ligeramente levantado. Mientras con una mano tapaba su boca al bostezar, con la otra arreglaba su pelo.

𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐍𝐎𝐒 𝐃𝐈𝐕𝐈𝐃𝐄 【𝐆.𝐖】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora