❤️ Destino (Luckae) ❄️

Final?

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¿Cuánto tiempo pasó desde la muerte de Josephine? 11 o 12 años casi, ni siquiera el propio Barbatos estaba seguro.

Aquél suceso ya había quedado en el pasado, no en el olvido pero aún así las personas eran capaces de mirar hacia el frente y seguir adelante.

Era el cumpleaños número 15 de Astrid y claramente Kaeya y Diluc no dejarían pasar por alto ese día.
Yukkiteru tenía 13 y tampoco dejaba pasar por alto el cumpleaños de su hermana mayor.

Pero había un problema: ¿dónde estaba ella?

—¿S-Segura de que no se enojaran si nos ven aquí?—preguntó nerviosamente un Selenit de ya 14 años.

—¡Es el cuarto de armas, nadie entra aquí!—respondió con seguridad la cumpleañera y protagonista del día.

—Eso es mucho peor...

—Cómo sea, ¡mira lo que quiero mostrarte!

—A ver

—¡Mira!

La pelirroja buscó entre sus cosas hasta sacar una visión geo y mostrarsela orgullosa a su ""amigo"".

—¿¡Es tuya!?

—Por su pollo que si

—Ay Barbatos... ¿C-Cómo es que?...

—La conseguí cuando unos locos de por ahí estaban haciéndole bullying a mi hermano, así que fuí y les puse unos buenos putazos. Cuando estaba de regreso a casa me di cuenta de que ya la tenía

—¡D-Debes dejar de pelearte con todos!

—Obligame

—¡ASTRID!

—Bleh

La chica le sacó la lengua al rubio en un gesto infantil, iba a burlarse de él hasta que escuchó a su hermano llamarla.

—Astrid, ¿estás aquí?

—Ay carajo...

La chica iba a mantenerse escondida junto a Selenit, pero Yukkiteru sabía como hacer que viniera.

—¡Papá dice que si no sales de tu escondite no comerás hamburguesas!

Astrid inmediatamente se levantó del suelo y Selenit la imitó, ahí se notaba la gran diferencia de altura entre ambos; Selenit medía 1.63 mientras que Astrid medía 1.73

—¿Crees que sea buena idea salir de una vez?

—Hamburguesas son hamburguesas

—Nota mental: Llevala a comer hamburguesas

Astrid estuvo a punto de salir pero Selenit la detuvo.

—A-Astrid...

—¿Qué?

—Bueno, ya sabes...

—¿No crees que somos jóvenes aún?

—¿¡De qué estamos hablando, Astrid!?

—Ah, ya entendí

—Carajo...

La chica se agachó para así poder depositar un beso en la nariz del rubio y después echarse a reír debido a que el menor se puso nervioso.

—Esto era lo que querías, ¿no?

—E-Eh...

—Sisi ya, como sea, salgamos que ya tengo hambre