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Olvide la última vez que mis lagrimas empapaban la chamarra de alguien, mientras sus brazos rodeaban mi cuerpo, en un intento de ser mi escupo del mundo. Y me acostumbre a abrazar mi cuerpo en medio de la oscuridad, siendo mi propio escudo del mundo y del frío de la noche.

Me he permitido querer pero aún existen puertas con llaves a las que nadie a tenido acceso.

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