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T . C

Hace muchos años la soledad abrazaba mi camino, tomaba mi mano y me guiaba a cada paso.
Cuando el timbre sonaba, me escondía en aquel intento de biblioteca y aunque hoy es solo un viejo recuerdo, nunca olvidare como mi alma conoció la oscuridad allí.

En esa constante búsqueda del quienes somos, me tope con ellas y cuando mas creí que todo estaba bien, algo dejo de encajar. Las decisiones del ayer sentenciaron los recuerdos que ahora atormentan en la mente. Soltamos el pasado y ahora vuelvo a abrazarlo con la intención de entender que esta mal.

Una niña solitaria y lastimada trata de unir dos piezas que en algún tiempo fueron una y en el proceso se rompe sin siquiera notarlo, pero aun así siente que es feliz.

El pasado tiende a traernos dolor y aunque lo dejemos ir, al final no lo hará si seguimos en el mismo circulo vicio. En nuestro mundos solemos ser el centro de atención y los demás ironizan con que somos las victimas sin saber que nuestras palabras vienen de sus acciones.

Recuerdo la primera vez que ella llego a mi, sin avisar. Dejo todo lo que la ataba atrás y empezó a fingir que esto estaba bien y cuando comprendió que no era así, sin pesarlo ni decirlo. Se fue. La segunda vez volvió por culpa del mismo circulo vicioso he intento irse pero la daga llego antes de que pudiera hacerlo. Y luego de eso quieren que siga sin heridas.

Recuerdo la chiquilla que era y lo confundida que estaba, la comprendía, pero añoraba el día en que me eligiera. Esperaba día y noche a que su pupitre estuviera junto al mío, pero nunca paso. La avalancha llego y luego ese día fue me que eligió.

Todo empezó cuando me eligieron y aun así quieren que olvide que esto una vez paso, solo porque no comprenden que esto por mas que se haya convertido en amistad, nunca debía ser el inicio.

No les pido que me olviden esas reales palabras. Ni yo lo hare. Y hoy vuelvo a decirlas. 

Son una mierda de personas, como cada ser humano. Ustedes tienen defectos, pero también virtudes que permitían que esto se mantuviera enterrado. Una es una madre, que no se esta tomando el tiempo de vivir la vida a menos de que el alcohol recorra sus venas; es un fantasma con el que nunca tuve muchas fotografías ni gustos similares, pero aun así siempre fue alguien a quien desee contarle mis problemas. Mientras que la otra, mi hermanita adoptiva o ex-esposo. Una chica convirtiéndose en adulta que le cuesta dejar a las personas, insegura de sus grandes talentos. 

En el camino nos perdimos y empezamos a ser personas que no se conocen la una con la otra. Empezamos a tener secretos y olvidarnos que para nosotras siempre fue muy difícil decir las cosas.

Supongo que esta es mi forma de darle un cierre, aunque me hubiera gustado que fuera distinto. Poder pensar que las vería y vería en las mujeres en las que con el tiempo y las decisiones se convertirían. Sin embargo, aquí estamos.

Nunca eliminares sus fotografías de mi teléfono y siempre guardare las primeras cartas, las reglas de un floripondio, los apodos y los brazaletes.