One-Shots Rubirex

Under the mistletoe

It's the most beautiful time of the year

Lights fill the streets spreading so much cheer

I should be playing in the winter snow

But I'mma be under the mistletoe

—Rubius por el amor de los dioses, sácale el loop a la canción.—Alex espetó con molestia una vez notó que era la cuarta vez que escuchaban la canción en la última hora.

Rubén se asomó desde la cocina, donde llevaba decorando galletitas con Lolito ya más de una hora, y le miró con molestia.

—¡No sea amargado, señor Grinch, acá el amor vuela en el aire!—Escuchó a Manuel gritar desde la cocina. Lolito, otro amante de la navidad, le recriminó su poco romanticismo.

—No soy amargado, ¡sacadle el loop a Justin Bieber y poned otra canción! Ya sé que Rubius está emocionado, pero joder.

La canción cambió. Deck the halls inundó el lugar. Alejandro terminó de colgar las decoraciones en la chimenea y se unió a sus amigos que cantaban desafinadamente y dibujaban obscenidades en las galletitas. El juego era a ver quien podía hacerle el pene más grande a las galletitas de jengibre.

Como niños.

—¿Entonces sí lo harás?—Lolito apoyó la manga con Royal Icing verde y tomó la de color rojo. Rubius asintió dejando ya el plato de galletas decoradas en la heladera.

—Me gustaría empezar el año habiéndome confesado a Willy, pasar de solo coquetear a algo más. ¿Qué mejor que navidad para crear un ambiente cliché y romántico?—Los tres rieron suavemente. Era más por el meme que por ser realmente hiper romántico.

El plan era simple, muérdago, podía servir para cualquiera. Coincidir debajo del muérdago para al menos recibir un beso. Rubén lo había ubicado en el porche de su casa, allí donde podías sentarte a tomar una cerveza, a beber una copa de vino, a conversar. Simplemente quería tener un momento a solas con Willy, con quien llevaba tirándose indirectas meses, para confesar sus sentimientos.

—Pues para adelante, quizás y te lo follas esta misma noche.

—¿Te imaginas?—Nuevamente estallaron en risas.

Terminaron las preparaciones y simplemente se ducharon y vistieron para recibir al resto de los chicos y doncellas que serían los invitados de la noche.

Rubén estaba nervioso, muy nervioso, pues una cosa era andar bromeando y tirándose indirectas subidas de tono y amorosas con alguien y otra cosa muy distinta confesarse para pasar a mantener una relación seria. Así que una vez vio llegar a Guillermo al lugar, se dio la media vuelta y decidió medio ignorarlo, para así prepararse mentalmente para lo que deseaba hacer.

Se sintió mucho más motivado al notar que por más de que no estaban jamás teniendo conversaciones directas, seguían compartiendo las miradas cómplices de siempre. Estando en extremos separados de la sala, o en extremos separados de la mesa. Una mirada cómplice que detrás llevaba arrastrando chistes subidos de tono, chistes cariñosos y roces.

Así que terminada la hora de la cena, cuando ya entre todos comenzaban a dispersarse por la casa, bailando la música, conversando, tomando vino o simplemente cantando se decidió a tomar la oportunidad. Vio a Guillermo salir de la casa, dirigiéndose al porche con la copa de vino y Rubén esperó unos minutos para ir por él.