Amor compartido

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RubirexMonth2020 Día 2: Enemies to lovers


Amor compartido

A simple vista cualquier ciudadano de Karmaland podía darse cuenta de que Guillermo Díaz y Rubén Doblas mantenían una mala relación. Se peleaban cada que tenían la oportunidad, se rebentaban bombas tanto en sus propiedades como atentando contra la vida del otro, aunque secretamente podían llevarse bien mientras que trabajaban en la Hermandad Oscura, pero esa información era data que solamente Fargan conocía.

La relación se hundió mil veces más cuando se chocaron frente a frente con que ambos corazones estaban completamente enamorados de Samuel de Luque. Los atentados incrementaron, si Rubius salía con Vegetta, Willy se encontraba allí para hacer explotar el lugar. Si Willy salía con Vegetta, allí estaba Rubius para arruinar el momento. Y todos a su alrededor podían notar eso.

Todo se derrumbó y cayó a pedazos el día en el que un tercero salió lastimado. Fue un simple accidente que tiró todo abajo. Ni Doblas, ni Díaz en ninguna de sus guerras habían involucrado a un tercer individuo, o moría uno, o moría el otro, o pasaban días reconstruyendo sus casas, pero jamás habían lastimado a nadie. Hasta ese día. Rubén había pasado a buscar a Samuel para tener un día de pesca, estaba necesitado de libros encantados y el amante del morado le había ofrecido ayuda. Sorpresivamente, Luzu se había sumado a la salida. Allí estaban los tres tonteando frente al lago, Rubius haciendo acotaciones amorosas y Vegetta siguiendole un poco el juego aunque retirándose antes de pasar la línea.

Guillermo se presentó unas horas después, comenzó leve, con un flechazo que por poco mata a Rubén de lo distraido que estaba. Rubén respondió con un espadazo y a los ojos de aquellos que eran espectadores todo volvía a empezar.

—Pero, chavales, sois como niños, dejad de echarse espadazos.—Samuel intentó calmar las aguas. Luzu a su lado reía pensando en si realmente valía la pena intervenir en un juego de niños.

—Pero, Vegettita, siempre interrumpe nuestros momentos, maldito cabrón.—El híbrido exclamaba en medio de berrinches, comiendo una patata para subir la vida que la última flecha le había bajado.

—Eh eh, vosotros no tenéis momentos, tío, no te hagas la cabeza.—Willy estaba cabreado y aprovecharía el momento al máximo. Aprovechando la distracción de ambos individuos y bajo la atenta mirada de Luzuriaga, prendió una dinamita y se la dejó al lado al chico teñido de blanco.

—¡Hijo de puta!

—¡Esa boca, Doblas!

Más Guillermo jamás llegó a escapar pues antes de que la bomba detonara, el oso le tomó de los brazos y dando un traspié cayeron ambos al lado del muelle. Explotaron y a la par de sus porpios gritos, se escuchó un tercero.

—¡Luzu!

Fue cuestión de minutos para estar las tres víctimas sentadas frente a un furioso Vegetta que no podía dejar de fruncir el ceño. Willy y Rubius se sentían un tanto avergonzados por haber lastimado a su amigo sin querer, en cambio, Luzu, sonreía tranquilo intentando calmar la tensión del ambiente.

—Me he cansado de sus niñadas, así que lo diré de una vez. Os he seguido el juego por pura diversión, pero habéis cruzado la línea, chavales. A Luzu no me lo volvéis a tocar en vuestras vidas. Estamos saliendo hace meses.

La tensión que Borja había intentado disipar, se volvió tres veces más palpable. No contestaron. El primero en desaparecer fue Rubén. No cruzó miradas con ninguno y simplemente se fue. Willy tardó un poco más en procesarlo. Se animó a ver a Vegetta a los ojos y le respondió con furia.

—Si hubieras sido un buen amigo, hubieras dicho algo y no te hubieras sentado a reirte de nosotros haciendo el ridículo. Buen trabajo, Samuel.

Y desapareció sin permitir que el oji amatista respondiera.

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