Capítulo O1

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—Escúchame, por favor.

—Escuchar mis bolas —Soobin acomodo sus anteojos de nueva cuenta en sus ojos mientras seguía con la mirada fija en su computadora, veía las noticias sobre hace dos noches en Las Tumbas, una sonrisa se extendió en su rostro al verse así mismo de portada a lado de otros dos chicos. Lo único que podía escuchar a su hermano mayor de fondo reclamando sobre el porqué siempre salía de noche.

—¡Park Soobin!

—Disculpa, ¿dijiste algo? —preguntó el menor mirándolo incrédulo.

Jimin se cruzó de brazos una vez más mientras intentaba no perder la paciencia con su hermano menor, las cosas no iban para nada bien, hace a penas dos semanas el había regresado de la milicia, tal vez no se esperaba un súper fiesta de bienvenida, pero al menos deseaba tener el respeto de su hermano menor. Pero lo único que termino teniendo es un "Ah, volviste".

Se sentía mal consigo mismo porque debía admitir que no había sido el mejor hermano del mundo, abandonó a Soobin dejándolo con dos padres que años después murieron, ahora Soobin había perdido el rumbo y ni siquiera asistía a clases, lo cual le preocupaba demasiado, él quería que su hermano fuera alguien en la vida, que luchara por sus sueños y todo lo cliché que alguna vez él soñó.

Pero su hermano pensaba que lo había abandonado y la verdad es que así fue, no le envió ninguna carta nunca, ni a él ni a sus padres, tampoco los visitó durante el periodo de vacaciones, Jimin evitó volver a casa y cuando por fin lo envían de regreso se encuentra con la noticia de que sus padres murieron, de que su hermano abandonó la escuela y que ahora lo odiaba, y para acabar su desgracia, su hermano estaba metido con las pandillas.

Jimin creyó que cuando llegará tal vez vería a Soobin con alguna linda omega a su lado, pero claro que eso no fue nada comparado con encontrarse a un Soobin recién despertando y completamente ebrio.

—Soobin, por favor, intento cuidarte —Jimin se acomodó a su lado en una de las sillas del comedor.

El omega rodó los ojos completamente hartó de escuchar a su hermano, desde que había regresado lo único que Jimin había hecho fue regañarlo por beber demasiado y por estar involucrado con "criminales".

—¿Quieres ayudarme? —preguntó sonando tranquilo, viendo como aquel omega mayor lo miraba y asentía rápidamente—. Entonces deja de ser un dolor de trasero —le brindo una brillante sonrisa haciendo que el mayor bufara.

—Más respeto, mocoso insolente —un golpe se instaló en la nuca del menor de los hermanos.

—¡Oye! —se quejó el menor, Jimin desvió su mirada hasta la computadora de su hermano, creyó ver mal cuando la imagen de su hermano apareció.

—¿Qué es eso? —preguntó intentando tomar la computadora.

—¡Nada! —gritó el menor apagando el monitor rápidamente, no quería arriesgarse a que su hermano lo viera, lo más seguro es que le diera otro sermón más grande.

—Park Soob...

—Ya me voy, tengo cosas que hacer —se excusó mientras tomaba sus cosas de la mesa y bebía rápidamente su jugo—. Llegaré tarde hoy, no me esperes.

Jimin lo miró confundido, ¿pretendía irse y dejarlo con la palabra en la boca? se supone que él era el mayor y que Soobin tenía que obedecerlo en todo. Lidiar con un enano de dieciocho años no era nada fácil, principalmente cuando estaban en la etapa de hacer lo que sus huevos mandaran. Y Jimin ni quería que su hermano se metiera en problemas, porque claro estaba que el rumor de que el hijo mejor de los Park estaba metido en "malos pasos".

—¡Soobin! ¡estoy tratando de dialogar...

Y la puerta de la casa se cerró de un portazo, el omega mayor dejó salir un suspiró volviéndose tocar la cien para masajearla, odiaba sentirse así, sentía que todo eso era su culpa, ¿desde cuándo el hermano mayor tenía que ganarse el respeto del hermano menor?

Jimin no entendía muy bien lo que tenía que hacer, él creía que todo se podría arreglar después de darle sus explicaciones, pero Soobin no quería escuchar nada de eso.

Gasto su tiempo haciendo cualquier otra cosa, como revisando lo que hacía falta en la casa, dándose cuenta que casi no quedaba mucha comida, eran solo unas latas de carne y verduras cortadas, siempre pedía comida para llevar y Soobin nunca comía con él en casa. Tomó sus cosas rápidamente para salir de aquella casa directamente hasta el supermercado más cercano.

Viviendo casi cerca del gran bullicio de la ciudad, cualquier supermercado quedaba menos de cinco minutos, la noche parecía caer rápidamente, nada comparado como cuando estaba en la milicia, la noche era dolorosa y sentía que tardaba años en caer, siempre que se hacía de noche temía por su vida, sobre todo cuando cuando lo mandaron con un equipo por el francotirador, recuerda que al menos siete de sus compañeros murieron.

Cerró sus ojos tratando de concentrarse en su camino, sin embargo justo en esos momentos pequeños flashes aparecieron dejando en su mente un disturbio, gritos y personas y como se tambaleaba de un lado a otro.

Intento calmarse y esta vez decidió caminar rápidamente hasta llegar al primer supermercado que estuviera cerca, entró corriendo intentando refugiarse en la parte de atrás y trató de controlarse poco a poco. Después de unos minutos ya tranquilo, dio un fuerte suspiró y comenzó a buscar lo necesario para hacer una cena adecuada.

Tardo alrededor de veinte minutos, porque hace años que no visitaba un lugar así, tardaba cinco minutos para poder encontrar un jodida caja de jugo a su gusto. Se sintió mareado cuando escuchó el tintineo de la puerta del supermercado sonar, ese tipo de cosas lograban alterarlo, no lo suficiente pero si un poco.

Camino lentamente hasta poder pagar, saco su billetera y le dio una de las tarjetas que portaba para hacer el pago más rápido. El chico que lo atendió le dio una linda sonrisa, Jimin no supo si devolverle la sonrisa o no, así que simplemente no hizo nada, era un omega y lo podía presentir por su olor a fresas y chocolate, ugh, demasiado dulce para su lobo.

—Aquí están sus cosas —dijo sonriente el chico, Jimin le sonrió ahora sí y estiró su mano para tomar sus cosas he irse, pero cuando lo hizo se sobresaltó al sentir como alguien tiraba una cajetilla de cigarros y un bote de agua en el mostrador y de manera brusca.

El aroma a Sándalo y Pomelo inundó sus fosas nasales, al igual que un toque de tabaco, algo confundido dirigió su vista lentamente hasta aquel hombre, que desde luego sabía que era un Alfa, sus ojos no lograron enfocarlo del todo bien puesto que aquel chico traía unos lentes oscuros y una gorra negra cubriendo sus cabellos. Lentamente paseó su mirada desde la punta de su nariz hasta su vestimenta, ugh, demasiado macho alfa indomable y rudo.

—¿Tengo algo en la cara?

La voz de aquel hombre le erizo la piel en segundos haciendo sentir a su lobo como un completo niño tonto el cual acababa de ser descubierto haciendo algo malo.

—N-no...

¿Por qué había tartamudeado?

El hombre tras el mostrador sonrió algo tímido a aquel Alfa y le devolvió el cambio. Un gruñido salió de la boca del misterioso chico logrando alertar a ambos omegas presentes, y Jimin no sabía porque todavía no se iba de ahí si ya lo habían atendido.

—Gracias —respondió el Alfa tomando sus cosas sobre la mesa, Jimin lo vio salir de ahí rápidamente dando un portazo al salir, el omega aun no sabía como reaccionar, simplemente se quedó como un tonto viendo como aquel chico se montaba en su motocicleta, abría la cajetilla de cigarros y sacaba uno para ponerlo en entre sus labios y después lo prendía dándole una calada.

Jimin tal vez lo observó de más, tal vez, sólo tal vez aquel Alfa se percató de su mirada a través del vidrio. El omega sintió que se cohibía cuando el Alfa alzó su mirada conectandola por largos segundos con la de él. Se sintió tan pequeño, tan atrapado y tan débil, a pesar de que no podía ver sus ojos por los lentes oscuros, pudo sentir aquella mirada tan... dominante.

rápidos y ¿enamorados? 𖦹 kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora