Prelude to a Kiss - Part II

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PRELUDE TO A KISS
Part II


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     El día comienza perezoso entre las sábanas de nubes que se han pegado al cielo. Un Sol débil trata de esconderse avergonzado por la resaca que proyectan sus rayos tras una noche de locura con la luna llena. La Tierra, amante diurna, celosa y humillada, cierra sus ojos a la luz y limpia su faz demacrada con una lluvia purificadora, que por momentos roza la histeria. Llora su desgracia el cielo melancólico.

     Joel solía decir que una mañana de lluvia era el preludio de un día catastrófico, que tendrían que prohibir trabajar los días así. Algo que de joven se lo tomaba con gracia debido al acento extraño que adquiria al decirlo, aunque ahora siendo mayor y teniendo que ir a trabajar cuando el cielo parecía cobrar vida y querer quitársela ese mismo día con la tormenta que se avecinaba le agarraba síndrome de no querer salir de su cama y quedarse a dormir con su dulce novia. Dina, quien aún seguía planchada en las sábanas, mirándolo sonriente. Ella tenia la suerte (Por llamarlo así) de haber contraído una gripe y esa era la excusa perfecta para quedarse en casa, recomendado por el medico al mismo tiempo que tomaría unos medicamentos y jarabe para la voz. Reposo absoluto, dijo.
     ──Descansa, nos vemos luego ──dijo Ellie acercándose para darle un beso de despedida en los labios.
     Dina puso una almohada, para no besarla.
     ──Estoy enferma, no quiero contagiarte ──aclaró la garganta.
     ──Pues… seamos dos enfermas en un mundo de gente cuerda y aburrida ──fue ahí cuando recibió un almohadazo por su parte.
     ──No seas tonta, suerte ──le dio un beso al aire y lo catapultó con la mano, a lo que la castaña lo tomó entre sus palmas y se lo colocó en los labios.
     ──Adio mi bon amoh.

     Salió de casa para ir a tomar el tren en el metro. Tenían el auto en el taller, una cosa en la bujía que ella no entendía muy bien, no era aficionada a los motores, ese sin duda era su tío Tommy quien solía verse series de quince capítulos durando cada uno, hora y media talvez. Ella tenia afición a dos cosas, a la guitarra y ver como su novia hacía magia en el lienzo. Pintaba unos hermosos cuadros, se dedicaba a parte de la florería (que atendía de lunes a viernes) de los pedidos que le solían hacer en Instagram, ella era muy talentosa y se sentía tan afortunada de estar con alguien como ella.

     Subió a la locomotora silenciosa para sentarse y observar por la vidriera las angustiosas calles de Londres. En la panorámica gris del parque ahora bajo la lluvia repentina que caía a cantaros. ──Diablos── suspiró y sonrió incrédula: Se había olvidado el paraguas.

     El trabajo estuvo como siempre en la melancolía de un día lluvioso. Con las estrepitosas sensaciones frescas de querer volver a casa a acurrucarse con Dina viendo Netflix toda la noche, agradecía ser viernes y que el día siguiente podría dedicarse a cuidar a su novia.

     Las largas lenguas del gélido viento de invierno le lamian la cara, sintiendo como ese frio quebradizo le hacia doler hasta los huesos, afortunadamente en la lejanía divisó la locomotora que la haría volver a casa. Tuvo un problema con su jefe ya que si, todos lo sabían, el hombre estaba en pleno divorcio y los nervios acarrean como fieras intentando devorar todo a su paso, justo ella, de entre todos los demás, Ellie Williams, debía ser quien tropezara con esa rabia contenida y recibir un largo sermón cargado de una fiereza incontrolable ya que no se cumplen los plazos de presentación. Marcando su jerarquía.

Moral Panic |I The Last Of UsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora