11. Érase una vez, un príncipe maldito.

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Nota: estábamos iniciando este arco cuando me borraron la historia. Si no queréis leer todo de nuevo, os recomiendo que saltéis a la última parte, hacia el final del capítulo. Las primeras palabras estarán resaltadas en negrita y mayúscula para que podáis situaros.

 Las primeras palabras estarán resaltadas en negrita y mayúscula para que podáis situaros

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PARTE IV.
 


Érase una vez, un príncipe maldito. Un príncipe al que habían hechizado con un conjuro terrible que destruyó su alma y también su corazón. A pesar de buscar la salvación en varios amores, tratando de encontrar un beso de verdadero amor que le ayudase a despertar de su pesadilla, se dio cuenta de que jamás podría despertar porque su corazón estaba oculto en el fondo del mar, resguardado en un cofre cuya llave antaño se perdió y la flora y la fauna marina enterró.

El príncipe decidió caminar dormido sobre el mundo entonces; arrastrando los pies como un fantasma o como un cadáver viviente con un hueco en el pecho y los ojos cubiertos, para que nunca más pudiera desear ser feliz; pues siempre que lo intentaba, lo perdía todo y estaba cansado de perderse a sí mismo.

Sin embargo, a pesar de que el camino era oscuro y el príncipe no llevaba una lámpara consigo, una vez, una pequeña luciérnaga llegó a su lado y decidió recorrer el sendero junto a él.

La luciérnaga era una pequeña dama con ojos tan oscuros y adorables. El príncipe le preguntó de dónde había sacado una mirada tan pura y preciosa, y la luciérnaga le respondió: "de mi padre". La luciérnaga le dijo al príncipe que su padre era su mayor tesoro, y la estrella más brillante del universo; por eso ella brillaba, por eso nació siendo una luz... Porque su padre nunca permitió que conociera la oscuridad.

Y el príncipe era su padre, y la luciérnaga, su pequeña Miyeon, la única luz inagotable de su tan inmensa oscuridad.

Cuando Jungkook volvió a Corea del sur, lo hizo un año después de la muerte de Liên, su última enamorada. Liên había sido un ángel; de tal manera como el bebé que entregó a sus hermanos mientras lloraba su muerte. Liên había hecho que Jungkook floreciera una vez más... Quizás por última vez.

Había superado el cáncer cuando llegó a la casa de su hermano mayor, quien debido a la sorpresa de verlo vivo y finalmente en casa, no reparó en la hija que cargaba.

Bogum lo abrazó con fuerza, luego lloró como si Jungkook hubiera muerto y vuelto a la vida; después le dio besos en todo el rostro y le preguntó una y otra vez si estaba bien; si le dolía algo; si tenía hambre, frío o si estaba cansado. No fue el único que reaccionó de aquella manera, porque cuando Haein le vio, cayó arrodillado a sus pies y lloró terriblemente mientras agradecía que estuviera vivo, porque su mayor temor había sido que muriera tan lejos de casa y en soledad. La única que lo regañó por no haber vuelto antes, fue Jenni; pero su regaño fue tan dulce y nostálgico ya que después lloró y lo abrazó.

Érase una vez, un amante hechizado (Taekookgi) [Fin.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora