15. Érase una vez, una promesa de amor que duró cien vidas.

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1991.

Un día como aquel 17 de enero, hace ochenta y cinco años, Kim Taehyung había llegado en carruaje a la vida de Jeon Jungseok.
  
Taehyung y Youngyi estaban juntos en el desván cuando ella llegó. Jugaban con una moneda. Taehyung la lanzaba al aire y luego, tras caer sobre su mano, si salía cara, Taehyung debía darle un leve golpe a Youngyi en la frente, en cambio, si salía cruz, era Youngyi quien tenía que sancionarle.

A pesar de todo el tiempo que llevaban atrapados en aquel sitio, siempre buscaron pasarlo de la mejor manera. A Youngyi, Jeon Hanyeol le había robado la infancia, a su único hijo y la vida y Taehyung lo comprendía, por eso, se pasaba jugando con ella juegos infantiles durante las tardes, dormía con ella durante las noches y charlaban durante las mañanas.

Como Youngyi no podía salir de la casa porque seguía viendo la niebla, Taehyung había pasado alrededor de una década sin salir al exterior, pero no le importaba, con tal de hacerla feliz y de que no se sintiera abandonada... Después de todo, Youngyi se había convertido en su única y mejor amiga.

— ¡Venga, venga! ¿Qué crees que sea? ¿Cara o cruz? — le preguntó con una sonrisa traviesa.

¡Cruz!

Taehyung lanzó la moneda y esta cayó sobre su mano. Youngyi estaba que se comía las uñas de los nervios, estaba tan entusiasmada de poder darle un golpe a Taehyung, pues el joven le había ganado todas las veces anteriores.

— Pues sí... Es cruz.

— ¡Joder, por fin! — chilló de felicidad y festejó — ¡Prepara esa frente, iré con todo!

— ¡Oye! Pero ten piedad de mí, ¡por favor! — suplicó, pero al final se retiró el pelo de la frente y cerró los ojos con fuerza.

— ¡Una, dos y...!

— Espera — la detuvo — ¿Has oído eso?

— ¿Intentas engañarme para que no te pegue? — torció la boca en un gesto adorable de enfado — ¡Me has dejado la frente roja! Es mi momento de venganza.

— Youngyi, no puedo dejarte la frente roja — sonrió —. Eres un fantasma.

— Llevas razón.

Taehyung se levantó del suelo, pero su amiga intentó detenerlo pensando que quería escaquearse del castigo. El joven le insistió que había oído algo desde el exterior, pero desde el desván no podía verse la entrada principal, únicamente se podía desde la habitación que pertenecía a Jungseok.

Miyeon cerró la puerta del coche cuando apagó el motor. También era 17 de enero. Las imágenes de los recuerdos de Jungseok la golpearon de repente, antes de que se bajara del vehículo. Recordó el momento en el que conoció a Taehyung por primera vez, al mirarlo a través de la ventana de su habitación.

Taehyung la observó mirarlo a través de la ventana, ochenta y cinco años después... Su alma volvió a encontrarse con la suya.

— ¿Ha venido alguien? — preguntó Youngyi.

— Sí... — contestó Taehyung — Pero no sé quién es... Es... Es una muchacha.

Miyeon fue hasta el maletero de su coche y sacó sus maletas.

La chica suspiró antes de entrar. Tembló antes de meter la llave en la cerradura hasta que finalmente abrió la puerta.

El interior de la casa era tan lúgubre y oscuro. Sintió que el polvo se levantó del suelo cuando comenzó a estornudar.

— Joder... — murmuró y salió al exterior durante unos minutos buscando calma — No puedo dormir aquí hoy... — estornudó muy fuerte — ¡Ay!

— ¿Quién será? — preguntó Taehyung con mucha curiosidad. Youngyi quería responder a su pregunta, pero tampoco sabía la respuesta — Se parece a ti, Youngyi.

Érase una vez, un amante hechizado (Taekookgi) [Fin.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora