13. Érase una vez, un amor eterno que conoció el "adiós".

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Dos días después de que Yoongi se marchara, Jungkook regresó a casa. Tal y como Taehyung había aguardado su llegada. Volvió al atardecer acompañado de su hija, su esposa y otro hombre.
  
Kim Namjoon había acudido a la isla antes de lo previsto tras enterarse del empeoramiento tan repentino de Jungkook. Dejó todo lo que estaba haciendo, se subió en un barco y llegó al puerto desde donde corrió como si su vida dependiera de ello hacia la clínica donde descansaba su amigo. Una vez allí, le insistió que volviera a la península y recibiera los cuidados paliativos en un hospital, pero Jungkook se negó rotundamente porque quería morir en esa casa.

A Sana no le parecía una buena idea. Ni siquiera tenía el valor de regresar después de todo lo que había sucedido aquella noche, pero Miyeon y Jungkook eran tan unidos que no podía separarlos y menos en una situación como esa. Trató de convencerse de que la compañía de Namjoon fortalecería el ambiente y dejaría de tener miedo, por lo tanto, volvió también.

Namjoon le dijo a la chica que se preparara para lo peor y que, sobre todo, preparara a la niña para despedirse de su padre. Aquello le supo amargo, porque Miyeon era tan inocente que no comprendería con facilidad algo tan complejo como la muerte. Sobre eso habló también con Jungkook y juntos prometieron hallar una buena manera de explicarle a la niña que ya no volvería a verlo en el futuro.

El ambiente dentro de la casa se sintió diferente. Ya no había aquella carga negativa que antes le caracterizaba. Jungkook se sorprendió por ello. Bajó a la niña de sus brazos, quien correteó hasta la Sala de Ensayo buscando a Taehyung, pero no lo encontró. Le buscó en la cocina, en la otra sala junto al tocadiscos; subió los escalones ignorando lo que Sana le había dicho acerca de subir corriendo y hacerse daño y le buscó en las habitaciones de la primera planta, después subió a la segunda y buscó su presencia en su habitación, en la de los invitados, hasta en el baño, después subió a la habitación de su padre con la esperanza de encontrarlo allí, pero no estaba. Se sintió preocupada por él, temía que los fantasmas le hubieran hecho algo como habían intentado hacérselo a ella y su padre.

Tan rápido como su padre la alcanzó, corrió hasta subir al desván y abrió la puerta del taller con una sonrisa que rápidamente se le borró al no encontrarlo tampoco.

"¿Dónde está?" Se preguntó a sí misma a punto de llorar. Lo único que había hecho mientras estaba fuera de casa, a parte de cuidar de su padre, fue extrañar a Taehyung. Pensaba que no podía haber vuelto al Cielo sin despedirse de ella.

Cuando Jungkook volvió a alcanzarla, le preguntó qué le sucedía al verla tan triste. La niña respondió: — Es que no le encuentro... — y bajó las escaleras hasta encontrarse con Sana, quien le ofreció comer algo rico mientras conocían mucho más al amigo de su padre.

Jungkook sonrió cuando la vio marcharse y decidió cerrar la puerta del taller, ya que nunca más la volvería a abrir, antes de volver con su familia. Sin embargo, vio el caballete y el cuaderno y le pareció extraño porque no solía dibujar con grafito. Las únicas veces que lo había hecho, fue para recrear los retratos de sus amigos y el de Liên.

Se acercó al dibujo y se sintió agitado al reconocer el rostro que estaba dibujado allí. Tomó el cuaderno bruscamente y observó el dibujo desde arriba hacia abajo hasta que las manos le temblaron.

Era Yoongi. Su Yoongi...

Abrazó el dibujo y se echó a llorar. Había olvidado cuánto le echaba de menos y como si fuera la ruptura de un hechizo, volvió a recordar cada detalle de su rostro y de su cuerpo; el color de sus labios, el brillo de sus ojos, la delicadeza con la que sus manos tocaban su piel y el sonido de su voz.

Todo lo que había olvidado de él, volvió tan de repente como la brisa marina del puerto y la refrescante sensación del agua en la playa.

Jungkook había dibujado el rostro de Hoseok, Seokjin, Jimin y Liên a la perfección; trazó todos los detalles, hasta el más minúsculo, que recordaba, pero jamás pudo dibujar a Yoongi y no sabía por qué.

Érase una vez, un amante hechizado (Taekookgi) [Fin.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora