12. Érase una vez, dos muertes que amaban a la misma vida.

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Taehyung sabía cuál era el origen de todo el mal que perturbaba la vida de Jungkook y peligraba las vidas de Miyeon y Sana.
  
Era la casa. Eran Yoongi y los espíritus vengativos que estaban atados a él. Eran él y también Youngyi. Era todo el pasado que se escondía en las paredes de aquel lugar.

Taehyung sabía cuánto debía sacrificar para que Jungkook y su familia fueran felices. Sabía que, para que Jungkook no se perdiera a sí mismo, tenía que perderlo a él.

— ¡¡Dejadlo en paz!! — gritó.

Jungkook había perdido la conciencia en los brazos de los espectros que lo habían atrapado. Cuando vieron a Taehyung y sintieron toda aquella energía negativa que se reflejaba en su macabro aspecto, soltaron el cuerpo del joven y también a la niña, quien pudo correr hasta su amado padre mientras lloraba y temía que los fantasmas le hubieran hecho algo malo.

Todos allí sentían una terrible rabia tan iracunda; tan terrible y destructiva que Taehyung sintió empatía; sabía lo que se sentía estar en sus zapatos. No sabía la antigüedad de muchos de los espectros que perseguían al soldado, sin embargo, también estuvo en sus lugares cuando se enteró de que había sido asesinado. La impotencia era más grande cuando se sabía que el responsable de tu muerte no había sufrido tanto como se merecía, pero Taehyung no conocía a Yoongi como para poder juzgarlo.

— Os entiendo — les dijo —. Odiáis al soldado. Él os mató y mató a vuestras familias, pero... — observó a Jungkook y su pecho sangró aún más — Él no tiene la culpa de nada, tampoco la tienen su esposa e hija.

— ¿Cómo podrías entendernos? — se adelantó una mujer, parecía una gisaeng — ¡¿Cómo osas a subestimar nuestro dolor por alguien que ni siquiera conoces?!

A esa mujer le faltaba un ojo, tenía la mitad de rostro desfigurado; quizás había sido producto de una granada de mano.

— Quizás lo haga — respondió con sosiego —. Quizás lo conozca y fuera su abuelo quien me hizo esto — dijo mostrándole su pecho destrozado y ensangrentado —. Quizás me asesinaron en esta casa, justo en el sótano y he estado atrapado aquí tanto tiempo que ni siquiera recuerdo cómo es el sol porque la niebla lo cubre todo y no puedo salir de este lugar. Quizás su familia me condenó a esta absurda y oscura eternidad de la que jamás escaparé porque no veo la luz. Mi único destino es volverme un espíritu al que no le quede humanidad, ni sentimientos de amor, solo odio, rencor y sed de venganza.

Hubo un silencio. El ambiente se tornó tan frío que Jungkook había comenzado a temblar. Miyeon también lo sintió y trató de abrazar a su padre para darle calor mientras que Sana seguía gritando desde el exterior tratando de abrir la puerta.

— No lo entiendo — dijo un joven soldado norcoreano. Parecía tan joven que a Taehyung le dio tanta lástima — Si la familia de este hombre te ha matado, ¿por qué tratas de salvarlo?

Porque lo amo.

El silencio volvió a ser presente. Ni siquiera se oían los gritos desesperados de Sana y Miyeon se quedó muda. No comprendía lo que estaba sucediendo, pero le había gustado oír que Taehyung amaba a su padre, aunque realmente fuera demasiado joven como para comprenderlo.

— Lo amo en el sentido más genuino de la palabra. Le entregué mi corazón una vez y ahora le entrego mi existencia, por eso no puedo dejar que le hagáis daño... No importa si morí por culpa de su familia. Odiaba al resto de su familia, pero jamás pude odiarlo a él. Él no tiene la culpa de existir y llevar la sangre de mi asesino, él es inocente.

— ¡Pero el soldado...!

— El soldado es vuestro objetivo, lo sé. Si dejáis a mi amor en paz, os daré lo que queréis. Si fuera posible devolveros a la vida a costa de mi alma, dejaría de existir sin pensarlo, pero no puedo... Así que os suplico encarecidamente que os vayáis de esta casa, que si veis la luz, la crucéis y deseo que, si existe otra vida, volváis a vivirla y seáis plenamente felices.

Érase una vez, un amante hechizado (Taekookgi) [Fin.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora