— ¿Por qué no subimos a la habitación? —jadeó tiempo después, cuando al ropa había empezado a desaparecer y a estar mal puesta. Anahí asintió, con los labios rojos e hinchados después de tantos besos—. Nos me gustaría que mi hija nos encontrase...
— ¿Crees que Eda...?
— No pienso quedarme a descubrirlo —rió, divertido. Se levantaron separándose lo menos posible y volvieron a besarse en cuanto pudieron, mientras Alfonso los guiaba hacia arriba.Cuando las piernas de Anahí tocaron el colchón de Alfonso, su cuerpo reaccionó con rigidez. Colocó sus manos sobre el pecho ya descubierto de él y lo apartó con delicadeza. Al principio gruño en desacuerdo, pero no la forzó y se separó de ella unos centímetros, dejándola el espacio que parecía necesitar.
— ¿Estás bien, Annie? —Anahí inspiró profundamente dos veces antes de asentir y después negar— ¿Estás nerviosa, tal vez? No pasa nada, no te voy a obligar a...
— Noquierohacerlo —dijo atropelladamente.
— Yo pensaba que si... Lo siento, Annie, yo...
— No, no, no, me has entendido mal, lo siento. Estoy nerviosa, si. Pero quiero hacerlo. No es por eso que he dicho que no. Sé que no me obligarías pero tengo que contarte algo importante antes... Algo sobre mi.Alfonso la escudriñó con la mirada. Había sospechado que le ocultaba algo desde el primer día pero a lo largo del tiempo había ido desechando esa idea al ver como se comportaba. Se separó más de ella y se sentó en en el colchón, animándola a hablar con un pequeño gesto de su mano.
— Adelante.
Anahí suspiró con fuerza y se limpió el sudor de las manos en su pantalón desabrochado.
— Sabes que mi infancia no fue la mejor —Alfonso asintió—. Como también sabes todos los trabajos que he tenido antes de llegar aquí, has visto que desde bien joven me he ganado la vida yo sola, de forma honrada pero...
— ¿Pero?
— Una vez te dije que jamás buscaría amor, ni nada de eso.
— Quedó bien claro —contestó algo molesto.
— No quería encontrarlo porque ya lo había hecho una vez —Alfonso la miró expectante—. Ya lo había hecho, o eso creía. Poco después de irme de casa comencé a trabajar en el primer sitio en el que me contrataron. No era un gran puesto, pero conseguía pagarme una pequeña habitación en un hotel sencillo y algo de comida para el día a día. Eric apareció en mi vida una tarde de lluvia. Entró al bar a resguardarse y como el tiempo estaba así, éramos prácticamente los únicos que estábamos allí. Terminé haciéndolo con él encima de la barra —Anahí se sonrojó, muerta de vergüenza, mientras Alfonso se removía incómodo—. Al principio pensé que era lo que quería, pero siempre me arrepiento de haber cedido de esa manera. Él era mucho más mayor de lo que aparentaba y yo era apenas una cría pero fui una tonta y caí en sus redes. Comenzamos a salir, yo deje el hotel y me mude con él... Yo estaba feliz porque podía ahorrar un poco más y además había encontrado el amor —suspiró y después rió amargamente— Cuando me enteré que Eric me estaba robando me quise morir pero cuando descubrí que no solo estaba conmigo, sino que también estaba con mi madre, solo sentía ganas de vomitar.
— Annie... —susurró Alfonso, atrapando sus manos con las de él. Pero ella negó con la cabeza.
— Después me enteré que mi madre estaba embarazada de nuevo, de mi novio, y que él me robaba a mi a petición de ella, para el bebé. Porque según ella, ese bebé era también mi responsabilidad.
— ¿Tienes un hermano? —Anahí negó con la cabeza— ¿Entonces...?
— Fue un milagro que se quedase embarazada pero con todos los excesos que mi madre tuvo desde su adolescencia y que ya no era tan joven como cuando me tuvo a mi, el embarazo no llegó a término y ni siquiera llegó a los tres meses.Ambos se quedaron en silencio, porque Alfonso sabía que no había terminado de hablar y quería darle el tiempo suficiente para hacerlo con confianza.
— Años después volví a intentarlo con un chico que se llamaba Max. Fui más reservaba que con Eric y tuve cuidado con cada paso que daba con él, pero lo pillé engañándome con una de mis compañeras de trabajo y decidí que no iba a sufrir más por amor así que me prometí que jamás volvería a enamorarme ni a salir con nadie. Por eso dije que no.
— ¿Sigues pensando igual?

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La niñera del jefe
FanfictionAlfonso Herrera necesita urgentemente una niñera para su traviesa hija, o eso pensaba hasta qué Anahí Puente apareció en su casa para una entrevista y a lo mejor quien necesitaba una niñera era el padre, y no la hija. IG Edit portada: aya.mym