El sol comienza su descenso, en esta tarde calurosa. El paisaje verde y montañoso de la sierra nos entrega sus mejores vistas, mientras un viento cálido empieza a correr, a envolvernos. Llega a nosotros el sonido lejano, casi indistinguible, de un instrumento de viento. La melodía nos transmite una cierta tristeza, una melancolía que atraviesa los campos y se siente en el alma. Pareciera el llamado de otros tiempos, más prósperos.
Así, nos acercamos al monte, en dirección al intérprete de tan sentida música. Buscamos sin detenernos, entre pinos silvestres, cursos de agua, notando que la brisa se hace más fuerte.
Llegamos a lo que parece una especie de cueva en la montaña y estamos seguros de que es aquí de donde provienen aquellas notas. Pero no estamos solos. Al menos hay una docena de personas haciendo fila a la entrada de la caverna, todos en paños menores, algunos sin estos incluso, y en un avanzado estado de ebriedad.
Mientras nos introducimos en lo profundo de aquel túnel, encontramos lo que parecen los restos de una fiesta eterna, pero la tristeza del sonido se va haciendo más y más patente. Es entonces, que se logra entrever el final del camino. Y el panorama es digno de una pintura de Goya.
Aquí está el macho cabrío, imponente, temible. El pánico puede hacernos retroceder, pero no lo suficiente como para no apreciar que es él quien toca la flauta. Allí, el mito antiguo y el nuevo se encuentran y todo cobra un sentido nuevo.
Aquel dios arcaico al que se supuso muerto, que una vez fue el motivo de diversión de todos en el panteón, que persiguió sin descanso —y sin éxito— a las ninfas más hermosas, está aquí. El mismo que ayudó a un pueblo a ganar una de sus guerras y dio abundancia a pastores en el campo, sigue en esta tierra. Olvidado por el paso de los siglos, renombrado por tradiciones nuevas que nunca se molestaron en interpretar bien sus acciones, ahora ha perdido su nombre. Pero la humanidad presiente el vínculo de siglos, no deja de pedirle cosas, de hacerle ceremonias.
Irónico que antes era él quien corría por los campos y ahora es a él a quien persiguen.
El malentendido con respecto a sus poderes es tan impresionante, que algunos se han encadenado a sus pies.
El gesto de hastío en las facciones angulosas del hombre-cabra nos dice todo lo que necesitamos saber. Así es como damos por terminado nuestro viaje y emprendemos el camino de regreso por las entrañas de la tierra, hacia el sol del atardecer. Volveremos la próxima semana con una nueva entrega de «Fenómenos de la naturaleza». Gracias por acompañarnos.
♦Este arcano puede ser muy imponente en algunas barajas, claro que sí. Pero, si lo pensamos bien, no hemos inventado nada nuevo con los símbolos para este caso. Necesitamos más originalidad para la próxima.
Si lo encuentra en su tirada:
Al derecho: Fíjese si sus vicios son suyos o es al revés. Esa necesidad de comer chocolate antes de acostarse a dormir no puede ser nada sano. Claro que usted puede detenerse cuando quiera, no es que yo se lo esté negando. Pero podría demostrarlo, aunque sea para probar ese punto.
Al revés: Qué incómodo va a ser estar de cabeza, con semejantes cuernotes. Tenga a mano unos analgésicos y el teléfono de un masajista o, mejor, saque turno para unas sesiones de fisioterapia.
***
Nota: La finalidad de los significados de cada carta es entretener al lector y a la loca que escribe estas cosas. Ningún dato de este libro debe ser tomado como referencia seria, ni aplicarse a situaciones de la vida real. Dicho esto, sean libres de enviar sus propias interpretaciones de este arcano.
Hasta la próxima.
Los saluda, Madame Ceyene
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El Tarot de Madame Ceyene
ParanormalHe aquí, damas, caballeros, terrícolas, extraterrestres y entes no identificados con ninguna dimensión de la existencia: la adivina con menos fortuna de este mundo y el otro. Me presento. Diré que mi nombre es Madame Ceyene, porque no es conveniente...