𝐓𝐀𝐑𝐈𝐊 | 𝟢𝟢𝟩

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—Quedate aquí

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—Quedate aquí.— ordenó Seth ingresando al templo de la Eneada; Tarik no dejaría ir solo a su padre a aquel lugar, por ese motivo empezó a caminar detrás de él rogando que no lo notará. Seth se detuvo de repente al percatarse que su hijo menor no estaba cumpliendo con su orden dada —¿Qué crees que estás haciendo mocoso?, Te eh dado una orden y es que te quedes aquí.

—No quiero dejarte solo.— respondió al motivo del por qué esta vez estaba desobedeciendo órdenes directas del soberano de Egipto.
Seth volteó la mirada y pudo hallarse con aquella propia de su hijo, aquella mirada dorada que parecía tener un brillo igual de hermoso que el oro cuando tenía al sol encima suyo —Dejame ir contigo, papá.

Seth tardó en dar una respuesta y no se debía al hecho de que estaba pensando en la posibilidad de que él lo acompañará dentro, sino que se había encontrado atrapado en un transe en aquella mirada amarilla brillante. Eran dos iris tan hermosas, pero que lamentablemente le hacían solo recordar a él. Parecía ser una maldición el hecho de que todo relacionado con él lo persiguiera por la eternidad.

—Te quedas aquí.— volvió a dar una orden específica esta vez. Debía de quedarse allí definitivamente, pero él ni siquiera estaba cumpliendo eso —¡Tarik!— gritó con rabia su nombre haciendo que esté retrocediera asustado —¡Te eh dado una orden y vas a obedecer. Te quedarás en este lugar y no vas a entrar conmigo!

—¡Iré de todas formas!— aclaró. Seth no hallaba manera de poder tranquilizarce, acabaría golpeando a ese idiota —Se supone que van a juzgar todos los crímenes cometidos en tu reinado, entonces soy parte de ellos también.— explicó —La mayor parte de ellos...no, todos esos crímenes fueron órdenes tuyas, pero yo fui quien los ejecutó.

—Es otro motivo por el que no debes venir conmigo.— devolvería su camino y entraría de una vez por todas de no ser porque su hijo lo había tomado de la mano.

—Por favor— volteó la mirada y aquel dorado brillante se había convertido en uno opaco. ¿Qué significa? —dejame ir contigo. No pienso dejarte solo en esto.

Era tan persistente. Tan cabeza dura. Tan...él mismo.

—¡Ahg, bien!— accedió de mala gana —Haz lo quieras. No me importa en lo absoluto.— mentira. Seth no quería que Tarik entrará a ese lugar porque no deseaba que todo recaiga en ese chico. Hallaría la forma de hacer que salga completamente limpio de esto, ¿El cómo?, No esta del todo seguro.

Al paso que iban acercándose a la sala principal del enorme templo ya podían el oír las muchas voces. Algunas conocidas, otras un poco extrañas...Seth se sentía nervioso, pero debía de parecer fuerte ante todos esos inútiles dioses.

—No digas una sola palabra.— murmuró para ser solo oído por su hijo. Él obedecería esta vez a la orden, trataría de no ser una carga para su padre (aunque ya lo fuera) —Vaya— todas las voces anteriores se callaron y dieron paso a un silencio increíble en el lugar —miren lo que tenemos aquí. Los mismísimos hijos de la todopoderosa diosa del sol.— sus risas inundaban el vacío del lugar —¡Pero esto es todo un honor, la mismísima Ra está aquí presente el día de hoy!— sus propias palabras eran tan exageradas y no se debía a porque sonará así, Seth quería causar un sentimiento de poca importancia al respecto de todo este caos —¡El sol saldrá por el oeste mañana por lo visto!— su chiste fue solo gracioso para él y para su hijo menor.

𝐓𝐀𝐑𝐈𝐊 ────ennead.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora