En Tierras Lejanas

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La luz es demasiado intensa, mis ojos están cerrados y aun así la claridad me sobrepasa, siento que las náuseas se incrementaron, y, ni hablar del dolor de cabeza, trato de abrir los ojos, pero el mareo es tal que decido dejarlos cerrados un poco más.

―Ailén... Ariel... abre los ojos... necesito que te sientes y bebas esto, te ayudará con los efectos del Cárdozine, por favor, necesito que bebas esto... Vamos Ariel, es importante que hagas un esfuerzo.

―Quiero abrir los ojos, pero no puedo, su voz me llama, pero, aunque quiera complacerlo me es difícil, muy difícil. La mano de Ekland toma mi cabeza y me inclina un poco, siento como coloca algo frío en mis labios, sabe amargo, pero siento como disminuye el atontamiento que tengo, trato de abrir la boca mientras él me dice así es Ariel, vamos termina la medicina, te sentirás mejor te lo prometo, así sorbe un poco más. Con cada trago de esta hiel me estremezco, y creo que el alivio llega con cada escalofrío provocado por "su medicina". Cuando por fin puedo abrir los ojos ya casi me he despabilado, y me pierdo en sus ojos, cosa que adoro, su sonrisa no tiene comparación, me ayuda a incorporarme y me percato que estoy en un cuarto muy grande, las paredes son de mármol, brillantes, tiene un balcón con unas hermosas cortinas transparentes, en la cama en la que estoy de hecho es muy suave y huele a flores, me gustan las flores. Todo este espacio es más grande que mi apartamento, e incluso es más grande que la habitación en donde me "cambiaron de ropa" ropa. ahora que lo veo llevo puesto un vestido casi como el índigo, pero de color blanco, y está un poco más cubierto que el otro, todo se ve claro y hermoso.

―Ailén, te encuentras bien...

―Sí... Eso creo, ¿En dónde estamos?

―En Sælickê, bienvenida...

―¿Qué?

― Sælickê. Es el hogar de mis padres y mis ancestros, te va a encantar

― ¿Cómo llegamos acá? ¿Qué fue lo que me pasó?

―Ariel, te explicaré todo aquello que necesites saber, más no lo que desees saber. Ahh... Es un poco complicado de explicar algunas cosas, pero, te prometo que te contaré aquello que esté al alcance de tu comprensión. Ojo, no estoy deduciendo que seas tonta, así que no me hagas esa mirada porque no respondo de mi comportamiento, mira que fue muy complicado soltarte esta mañana y no creo que pueda alejarme lo suficiente de ti, así que cambia esa carita... Por favor... ― sus ojos me dicen todo lo que necesito por ahora

― Muy bien, pero, no has respondido.

―Lo primero, llegamos hace unas horas. has estado inconsciente desde entonces. Segundo, te espinaste con un Cárdozine. Es venenoso para ti, más no para nosotros, aunque he de decirte que a otras personas les ha tomado casi un día reponerse. ¡Extraño...!

―Ok. Veo que mi herida está vendada, dime, el nombre ya me lo dijiste, pero ¿Qué es este lugar? no he sido muy buena en geografía, pero nunca había escuchado el nombre Sælickê. ¿En qué continente estamos?

―¿Tiene importancia?

―No, realmente no...

―Bien, ¿Tienes hambre? aún estas muy pálida, me quedaré contigo hasta que comas, debes descansar.

Después de decirme que se quedará conmigo camina a la puerta y yo siento pánico al instante, innecesario, lo sé ahora, ya que solamente está dejando entrar a unas jóvenes a la habitación. Se hace un lado para dejarlas entrar, ellas a su vez le hacen una reverencia y entran a la habitación, se me había olvidado por completo el hecho que le llamaran Alteza en la mansión.

―Ailén, ellas son Axiz y Dritka ambas serán tus acompañantes, mañana cuando ya estés en condiciones de salir de tus aposentos puedes ir a cualquier parte del palacio. es imperativo que nunca, nunca Ariel, salgas sin ellas. puedes prometerme eso.

―Ok, creo que puedo hacer lo que me pides. ―Las dos chicas hacen una reverencia hacía mí, y colocan unas hermosas bandejas de "cristal" parece cristal, pero no sé. Trae fruta en ellas, mucha fruta, un poco de pescado y vegetales, así que sin saberlo me dispongo a salir de la cama para comer, ellas me ayudan y Ekland me ayuda a llegar al espacio en donde hay una mesita de madera muy hermosa, se sienta a mi lado y les indica a las jóvenes que él se encarga, que vuelvan luego. En cuanto ellas se marchan lo escruto de una forma tal que incluso yo me asusto.

― Mmm, bien, dime que ronda en esa cabecita tuya.

―Muchas cosas, Sé que hemos estado más tiempo separados que juntos, pero, ¿Rey? en serio, no se te ocurrió decirme, Ohh Ailén por cierto soy de la realeza. o ¿Está bien si salimos juntos, aunque yo sea un rey?

―Mmmm, no lo vi necesario, supongo que al igual que yo, tú me amas por quién soy y no por lo que represento.

―Wow, y que represento entonces, si a eso vamos.

―Todo, cuanto quiero y necesito para ser feliz.

―Basta...

―Eso es lo que representas para mí, mi vida sin ti ya no tiene valor, me siento como un autómata cuando no estoy a tu lado, nada tiene sentido simplemente vivo, pero no existo.

―Estoy muy molesta la verdad. ―Puedo verlo perfectamente en tus ojos, y no voy a justificarme, no porque no lo merezcas, sino porque no lo creo necesario, tú sabes mejor que nadie quién soy en esencia, la tuya lo sabe, aún si tu misma no lo entiendes, desde el momento que tus ojos se perdieron en los míos todo cambió, para ambos, nos mezclamos en el amor del otro, o me dirás que no me pensaste esas semanas que no me viste en el Kahvé, sé que sí, ya que yo te pensé demasiado. O es que acaso tu alma y la mía no se reconocen y se exigen, ¿Crees que es normal tener estos deseos y sed el uno por el otro todo el tiempo? No... mi Ariel, no es normal, si dejaras de analizarlo todo y solamente sientes encontrarás las respuestas a todo esto.

―Ok, dejemos la analogía por un momento, sé perfectamente a lo que te refieres, no es eso lo que deseo saber, más bien me intriga todo esto, pero ahora no me siento con energía para nada, solamente necesito saber si te quedarás conmigo, aquí, en esta habitación.

―No, Ariel, lo siento, por ahora solo puedo visitarte y amarte todo lo que quieras, pero dormir en la misma habitación, aunque me duele no podemos hacerlo, acá no se acostumbra, por eso fue tan extraordinario hacerlo allá. Discúlpame por favor... Quieres por favor dejar de estar enfadada conmigo. Aunque sus gestos y sus ojos me dicen que en verdad lo siente, no puedo, no quiero, hasta que él se explique por completo, sé que el ser parte de una familia real conlleva muchas cosas que no logro entender, pero también sé que las normas y reglas son mucho más estrictas que nada.

―Buenas noches Ekland, necesito descansar―. Sin darle la cara, me metí a la cama, y cerré los ojos, no tengo claro cuánto tiempo se quedó sentado en esa silla, pero no quería verlo, de lo contrario explotaría y no es propio de mí discutir, no es que evite las confrontaciones, es simplemente que no le veo sentido al desgaste emocional que conlleva pelearse con los que se ama.

AilénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora