Sol, luna, amanecer y hasta pronto.

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―Ariel ven a la cama, no quiero desprenderme de ti ni un instante, además no sé cuándo podré volver, por favor no te impacientes sí, necesito mostrarte algo, ves este papel está en la gaveta que me cediste, en esta tarjeta hay varios nombres y números telefónicos como también la dirección de mi hogar. Si en cualquier momento, no importa cuál, es cuestión de vida o muerte y necesites contactarme los dos números primeros son los más importantes para eso. Además, me tomé el atrevimiento de colocar uno más en tu teléfono celular con el nombre de Avke, él es mi mano derecha, llámalo si necesitas cualquier cosa por absurda que parezca. posiblemente estará rondando ya sea tu trabajo o acá en casa para asegurarse de que estás bien, te suplico que no te sientas observada o peor que soy un acosador, es simplemente que necesito irme tranquilo sabiendo que estarás a salvo, además de saber que eres perfectamente capaz de cuidarte tú sola, no está de más dejar a alguien de mi entera confianza para cuidar de ti. Basta... no pongas esa cara, ya lo habíamos hablado, recuerda... será imposible para ti contactar directamente conmigo, pero será más fácil con Avke cerca.

―Odio cuando me das órdenes, lo sabes, pero está bien, de igual forma no creo que necesite nada, he vivido sin ti los últimos 22 años de mi vida, que no crea que pueda morir si no estás por unas semanas. No me mal entiendas, claro que voy a extrañarte incluso más de lo que puedo permitirme reconocer en voz alta, pero recuerda yo te esperaré, así que ve tranquilo, sí, además no creas que me dejaras solamente así. Sin pensarlo siquiera me subí a regazo, amo la forma como su cuerpo me recibe, y lo asombrado que se pone cuando nuestros ritmos cardiacos se emparejan, lo beso sin recelo, sin tiempo, ni angustias, solamente sus labios cálidos y hermosos, le saco la playera lo más lento que puedo, estoy disfrutando de esto, mucho, el tomarme mi tiempo para observar cada músculo de su pecho, como mis manos recorren sus abbs, me vuelve loca de tan sólo tocarlo, mis labios se pasean por todo su rostro, cosa que adora, y yo solamente quiero dejar tatuado en mis labios cada uno de sus músculos, alzo las manos para acariciar su cabello, y él solamente se deja querer, está dejándose a mi merced cosa que agradezco profundamente, me mira con ternura, pasión y algo de lujuria se asoma en sus hermosos ojos, me encanta el hecho que cada vez que lo llevo al límite sus ojos cambian a color naranja, tomo todo aquello que deseo tomar de él pero empiezo a desesperarme de la lentitud de todo esto, así que inicio con besos más desesperados sobre su pecho, su cuello y bajo lentamente por su abdomen el gime de placer pero sigue dejándome el control y solamente puedo articular ¿quieres el control? y su sonrisa cargada de deseo me lo dice todo, me coloca sobre la cama y sus manos recorren todo mi cuerpo hasta llegar a las zonas más sensibles, sus manos son tan delicadas y apremiantes al mismo tiempo, yo gimo de placer y su boca recibe mi aliento desesperado, él solamente se limita a sonreír ―Cielos eres tan bella mi Ariel, quiero hacerte tantas cosas que no sé por dónde empezar― y eso me asusta al igual que termina de subirme a la órbita, y en verdad me hace tantas cosas que hasta yo misma me sorprendo de la capacidad que tengo para amarlo, después de no sé cuánto tiempo tocándonos, besándonos y amándonos el sol ha salido y nosotros seguimos convertidos en uno. no quiero que me deje en este momento, pero mi fragilidad le dice que hemos tenido suficiente, al menos por unos días «tal parece que es de palo, ya que no se cansa nunca», creo que no seré capaz de levantarme hoy.

Con mi cuerpo aún sobre el suyo suspira en mi cabello y me besa una vez más, sus manos siguen acariciando me espalda ―Mi hermosa y amada Ariel, no quiero, pero debo levantarme ya es tarde y Avke no tardará en pasar por mí. Te Amo... no lo dudes ni un momento por favor, no tienes ni idea de lo que me duele dejarte, y prometo que volveré tan pronto como me sea posible.

Me aparto sin querer, pero es necesario, y solamente le sonrío y le deseo que todo le salga como se supone que debe. Mientras se viste, me voltea a ver y replica, quiero llevarme tu olor al menos una horas más, me regala una última sonrisa, y besa dulcemente mis labios super hinchados, y noto que también los suyos están iguales. Se marcha y me siento tan sola en el instante en que cruza la puerta del apartamento, y no me queda más que tirarme a llorar y no sé a ciencia cierta en qué momento me venció el cansancio y me quedé dormida.

AilénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora