Capítulo 12: La bestia nuevamente enjaulada

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Kara odiaba ser el líder, detestaba las decisiones que tenía que tomar, si fuera por ella, abandonaría todo, sin necesidad de ser fuerte, astuta, inteligente o valiente por nadie más que para sí misa, no obstante, no había alternativa, ella era alfa y siempre lo sería, fue escogida para eso, sin poder demostrar a sus madres o hermanos cuan cansada estaba, aunque haya comenzado. No hacía más que escuchar las quejas de todos, desde la más tonta, hasta los que querían a Lorena y deseaban que la bestia fuera ejecutada. Sin importar si había ayudado o no a Lorena, esa criatura la había mancillado, marcado a la hija de la alfa, y de los cuatro hermanos, a la más querida de la manada. Querían su sangre, y podrían oponerse a Kara si no les daba lo que querían. La alta morena entró con pasos pesados a su despacho, la chimenea seguía encendida dando calor, las luces tenues perfectas para su migraña, su enorme escritorio, los estantes llenos de libros, los sillones y sofás para ubicar a todos los que solían quedarse con ella, como lo eran sus guardaespaldas, sus hermanos y sus madres, pero ahora, solamente una persona estaba allí, la que parecía haber encontrado consuelo y protección en aquel lugar que era el dominio de la Alfa. Sawyer miró a la mujer de ojos violáceos entrar y caer pesadamente en el sofá, mientras la castaña estaba en el suelo como era lo usual, por lo que se arrastró para sentarse junto a la morena. Puede que todavía no haya sido marcada, pero ya podía sentir el malestar de Kara.

— ¿Estás bien, Alfa?

—Mi futura esposa no tiene porqué llamarme así en la intimidad.

—Lo siento… Todavía me hago a la idea. 

—No hay por qué disculparse.

— ¿Qué ha pasado?

—Lorena no quiere que ejecute a la bestia, pero sí la mayor parte de la manada… Hasta mi madre lo desea, pero me deja la decisión… Creo que es más fácil para ella que yo la tome, pues así ya no tiene que reprimirse como cuando era líder. 

—Y ahora eres tú la que tiene que reprimirse y hacer las cosas correctas.

—Exactamente. —Contestó con un suspiro pesado.

—Ven aquí. —Pidió Sawyer arrimándose para acomodar la cabeza de Kara en sus muslos, acariciando el espeso cabello moreno. — ¿Mejor?

—Un poco…. Gracias.

—Tampoco hay que agradecer, seré tu compañera.

— ¿Estás bien con eso? ¿Ser mía? Nos conocemos desde hace poco… y las circunstancias no son precisamente buenas.

—Mi lobo te escogió como mi compañera, por eso te siento en todas partes.

— ¿Y qué hay de la mujer?

—La mujer está aquí acariciando a la que le gusta… Siempre me sentí bien estando rodeada por mi manada, pero ahora, por primera vez, me siento plena solamente con una única persona. Aquí me siento segura, tranquila y querida. Me siento ansiosa si no te tengo cerca.

— ¿Qué hay si no puedo mantenerte segura?

— ¿Tienes miedo?

—No tengo derecho de admitir nada… Soy la alfa.

—La Alfa no tiene que ser fuerte frente a su compañera… Puedes decirme, Kara. Quiero ser tu fuerza.

—Me asusta no cumplir con las expectativas de mi madre, no ser una buena líder, tomar las decisiones equivocadas y no poder protegerlos a todos… Quiero ser competente… también para ser una compañera adecuada.

—Eres la compañera más competente y la mejor alfa que esta manada pueda pedir… Porque no eres arrogante, piensas en los demás y en mí y eso es lo que un buen líder y una buena amante debe ser. —Sawyer se inclinó para besar a Kara, la morena la miró con ojos brillantes, de un hermoso violeta. —Te amo.

Tomando posesión de ti: Un nuevo ordenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora