𝕮𝖗𝖎𝖘𝖎𝖙𝖆𝖓 𝕽𝖔𝖒𝖊𝖗𝖔, 𝕷𝖎𝖘𝖆𝖓𝖉𝖗𝖔 𝕸𝖆𝖗𝖙í𝖓𝖊𝖟 𝖞 𝕹𝖎𝖈𝖔𝖑á𝖘 𝕺𝖙𝖆𝖒𝖊𝖓𝖉𝖎

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Estabas terminando de arreglarte para ir a cenar con las mujeres de la selección, no eras muy social la verdad pero no ibas a quedar como una forra y aparte tu novio, Lisandro Martínez, estaba de cena con la banda de la defensa, que eran Cuti, Nahuel y Ota.

Mañana tenían descanso así que después de la cena irías con tu chico para poder estar aunque sea un día entero juntos, entre tantos entrenamientos y partidos, había días que lo veías solo en la cancha o por la tele, ya extrañabas tenerlo para vos sola.

El vestido era, demasiado, provocativo y sabías que Licha iba a poner el grito en cielo, pero un poco lo querías un poco enojado, cuando cogía con bronca todo era mejor, pero en fin, estabas llegando al salón de la universidad donde se haría la cena, tenías pocas que te caen bien ahí y casi siempre te quedabas con los bendiciones porque te entretenía más que estar hablando de boludeces materiales, eras una piba muy humilde y te aburría, hasta te fastidiaba, el careteo con plata, el "Con x nos fuimos de viaje y gastamos la mitad del sueldo jaja", la verdad no dismulabas bien las reacciones con esas actitudes, obviamente que al vivir con Licha, el sueldo de este era mayor al tuyo pero jamás se te ocurrirá gastarle el sueldo en boludeces, si ibas a hacer algo salía de tu bolsillo.

Al llegar al salón empezaste a saludarlas, no veías por ningun lado a Anto y Jorgelina, así que supiste que tu única confiable era Linda, así que rápido te sentaste a su lado, al ser tan tímida no te metías tanto en los temas de conversaciones y solo comías, que de paso la pasta estaba riquísima. Las botellas de vino blanco se empezaron a vaciar a tu lado, el alcohol fluía por tu cuerpo, eliminado tu ansiedad social, haciéndote que te reías de lo superficial que eran las charlas, más que nada sabiendo que eran casi todas cornudas conscientes o los hacían cornudos, no sé que te daba la certeza que Licha jamás te haría algo así y vos, antes de eso te podes llegar a suicidar, pero a ellas era lo común. Linda y yo compartimos miradas cómplices por lo aburrido que se estaba haciendo la cena, así que después del postre, simplemente tomaste una dos botellas de vino debajo de tus brazos y saludaste de manera general, no estabas para aguantar boludeces cuando podrías estar haciendo cucharita con tu carnicero.

Buscaste en su habitación pero no había nadie, así que supusite que estarían en la terraza, siempre estaban ahí. Caminaste algo tambaleante hasta la gran terraza, ahí estaban los tres, seguro que Nahuel se había ido a dormir, era un abuelo. Licha escucho tus pasos, y con solo eso sabía que tenías un pedo de aquellos. Lo que no sabía era tu outfit, que cuando se dió vuelta casi se atraganta con la saliva, estabas hermosísima, resaltando su parte favorita de tu cuerpo, las tetas, pero ahí se acordó que estaba con los dos separados del grupo y aparte insoportables con su novia.
Vos siempre eras muy amable con los chicos, cuando venían a casa siempre te colgabas hablando con ellos, tomando mate o ayudándoles con sus problemas de pareja, jamás viste otras intenciones.

-"¿Qué cuenta la bandaaaa?"

-"Uy mamita querida"

Comentó el cordobés con una sonrisita burlona, Ota sólo miraba con la misma sonrisa. Dejaste las dos botellas de vino en la mesa y prácticamente te tiraste encima de Licha, esté te acomodó en sus piernas, tu parte favorita de tu novio, tenía muslos firmes, marcados, anchos y fuertes para tenerte encima de él y no cansarse. Paso tus manos por tu cintura, tapando la parte abierta de tu vestido.

-"Venimos complicadas por acá..."

-"Pobre de vos, Cristian, sólo estoy un poco feliz"

𝔒𝔫𝔢 𝔖𝔥𝔬𝔱𝔰;;𝔖𝔠𝔞𝔩𝔬𝔫𝔢𝔱𝔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora