primera traición

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Taehyung, diecinueve años...

Los gritos ahogados me hicieron parar en seco en el pasillo. Los lamentos venían de la biblioteca. Seguí el sonido y abrí la pesada

puerta de madera. Giselle estaba sentada en el sillón en su rincón de lectura favorito, con un libro en su regazo, pero dudaba que pudiera ver ni una sola letra de las palabras en las páginas que tenía delante.

Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

Mi hermana no era de las personas que lloraban, nunca lo había sido, y a excepción de unas pocas ocasiones cuando había sido una niña, jamás la había visto llorar. Nuestro padre nos había enseñado a suprimir cualquier tipo de agitación emocional.

Entré, dando a conocer mi presencia. Los ojos castaños de Giselle se alzaron, su cuerpo tensándose, pero se relajó cuando me vio.

—Oh, eres tú. —Se enjugó las lágrimas rápidamente, evitando mi mirada. Cerré la puerta antes de acercarme a ella y me dejé caer sobre el pequeño puf en el que solía apoyar sus pies mientras leía.

—¿Qué pasa? —le pregunté, obligándome a sonar en calma incluso cuando mi preocupación y protección me lo dificultaban.

Tanteó las páginas de su libro, tragando con fuerza.

—Padre decidió a quién me dará en matrimonio.

Giselle tenía dieciséis años, así que era hora de tomar esa decisión. Que padre lo hubiera pospuesto durante tanto tiempo era porque le daba ventaja. El temblor en su voz aumentó mi preocupación.

—Minhyuk pidió tu mano.

Era una elección buena. Era un tranquilo hombre templado, desatando su lado oscuro solo cuando era necesario, como yo. Tenía el presentimiento de que lo mantendría bien contenido en un matrimonio.

Ella asintió y luego se arrojó sobre mí. Después de un momento de sorpresa, envolví mi brazo alrededor de sus hombros.

—Giselle, dime qué es lo que pasa. Ahora.

—¡Me va a dar a Lee Seung!

La tensión irradió a través de mi cuerpo.

—¿Qué? —gruñí.

Giselle sollozó, sus lágrimas empapando mi cuello y garganta. No dejó de temblar y estremecerse. Nunca la había visto así, pero teniendo en cuenta lo que reveló, parecía una reacción apropiada.

Seung y yo habíamos trabajado juntos a menudo en el pasado, no por elección de mi parte. Padre quería que trabajara con los Lee viendo que eran 7 los hijos de su Consigliere, pero yo aborrecía profundamente a Seung. Era un ser cruel y vengativo que prosperaba al degradar a las personas que consideraba menos (a los omegas, los soldados de bajo rango sujetos a su mando, y a su hermano más joven) y aunque yo era un cruel hombre vengativo, no encontraba satisfacción alguna al humillar a los demás, mucho menos a los omegas.

Las pocas veces que me había visto obligado a visitar uno de nuestros prostíbulos, vi de primera mano lo que Seung consideraba divertido. Había oído aún más historias terroríficas de su hermano menor Kwan cada vez que había estado borracho y era incapaz de cerrar su gran bocaza. Seung era sádico, en la cama y fuera de ella. No podía ni imaginar que Giselle supiera el alcance de su depravación, y, aun así, sabía que era la peor opción posible.

—¿Estás segura que está decidido? Padre no me dijo nada —le dije, sofocando mi ira.

Giselle se echó hacia atrás, sus ojos llenos de miseria.

nothing without you, vhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora