capítulo 9 ( el inicio de todo )

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Apenas supimos la noticia de Samaria nos dirigimos al hospital del Carmen, mi madre se notaba algo aliviada y yo por otro lado no podía controlar todas mis emociones, los chicos se quedaron en casa y decidieron descansar un poco, Magnus que aún nose  sentía fatigado decidió venir con nosotros para darnos compañía.

—Hija, por fin pudiste despertar —Dijo mi madre.

—Mamita querida —se expreso algo somnolienta aún.

—Tranquila, despacio no hagas tantos movimientos bruscos —Dijo mi madre mientras se apoyaba a su lado.

—Mama, no sé qué pasó exactamente por favor dime donde está Enzo. —Dijo algo preocupada.

—Enzo está bien, despertó hace dos semanas, su recuperación es lenta pero de  poco se recupera.

—Gracias a todos los santos. —Dijo mientras se hacía para atrás el cabello y exhalaba como si una preocupación enorme abandona su cuerpo.

—Esta afuera, con su amigo esperando para poder verte.

—Que pase necesito hablar con él, necesita saber la verdad.

—Hija. Tu hermano tiene muchas preguntas y por su salud y su mejoría no quise contarle nada aún, él sabe sobre el levantamiento pero el resto es muy difícil de explicar.

—Entiendo trataré de ayudarlo en los entrenamientos, ¿me puedes decir qué pasó en Roma?

—Al parecer están buscando al demonio sus hermanos, Malaquias y los demás legionarios lo enterraron, eso nada más sé.

—Su hermana Irina es una de las más fuertes y quizás ella es la cabecilla del levantamiento. Atacaron sin piedad a las hermanas de del río Cartago. Cientos de mojas fueron asesinas.

—Lo sé Elizabeth Twain empezó a reclutar a las monjas de otros cleros para asegurar la Basílica, Yo estoy tratando de que los chicos entrenen y me ayuden con los ataques de demonios en la ciudad.

—hace casi 100 años no hay ataques en la ciudad, no puedo creer que haya bestias en la provincia.

—Lo sé, estábamos acostumbradas a brujas y a misterios de ocultismos.

—Toc, toc, ¿Se puede pasar? —Pregunté mientras intentaba pasar.

—Enzo... —Dijo Samaria y extendió sus brazos en señal de que quería mis abrazos.

Abracé a mi hermana con mucho regocijó y alegría por que pesé a nuestras diferencia siempre fue una gran hermana y uno de mis mayores pilares en el mundo.

—Los dejo, voy a llamar por teléfono a casa para ver cómo están los chicos de seguro Asáis ya me vacío la heladera. —Soltó una carcajada mi madre.

—Si, ya son casi las dos de la tarde de seguro deben tener hambre. —Dije.

Vimos a nuestra madre salir de la habitación y Magnus se encontraba en la puerta esperando.

—¿Qué hace él aquí? —Dijo algo enojada.

—No empecemos por  favor, él y los demás están en casa.

—Enzo, creo que deberías de alejarte de él la verdad no tengo un presentimiento con ese chico, ni mucho menos con su familia.

—Samaria lo sé, mamá ya me contó un poco sobre la predicción Belmont, pero también me dijo que era una señora ya muy grande y con problemas de demencia.

—Por favor te pido que me hagas caso y estés alerta en todo momento, ¿Si?

—Okey, te lo prometo —resongue  y me acosté a su lado— ¿Te sientes más viva o más muerta?

Le Mat  - El clero de San Pedro -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora