capítulo 11 ( un cumpleaños muy atípico parte 2)

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Llegamos al pie del cerro, el inicio de nuestra primera misión como equipo, va ser algo difícil pero tenenos confianza en nuestro vínculo como compañeros y amigos.

La leyenda de la Salamanca es antigua y por lo que todos los lugareños y habitantes de la provincia dicen, vamos a enfrentarnos con un demonio poderoso.

—¡Necesito por favor que estén atentos! —Dijo Samaria mientras nos gritaba por la ventanilla del conductor.

—¡De día me muero de calor y de noche me congeló en esta provincia de mierda! —Dijo Asáis mientras iba sentando en la parte de atrás de la camioneta con una campera que utilizaba de colcha.

—¡ESTAMOS BIEN, NO HAY PELIGRO NI NADA EXTRAÑO! —grité desdé atrás  también.

—¡OKEY ACTIVEN TODOS SUS COMUNICADORES A PARTIR DE 10 MINUTOS NO QUIERO QUE EMITAN NINGÚN SONIDO! —Dijo Samaria.

—¿Por qué hay tantos autos a ésta hora en los cerros? —Preguntó algo sorprendida Murielle.

—Es normal que todos los jóvenes y adolescentes vengan aquí de noche con sus autos, es un lugar perfecto para estar lejos de cualquier cosa que les impida  poder ser libres de hacer cualquier asquerosidades. —Explicó Samaria.

—¿Alguna vez tu viniste? —preguntó Alicia.

—No voy a responder esa pregunta. —Dijo Samaria.

—Por favor... Mínimamente quiero saber eso de regalo. —Suplicó como niña.

—Okey... —Resongo y comenzó—Cuando tenía 18 años vine por primera vez con grupo de  amigos, bueno en realidad un grupo de amigos como tal no era, eran mis compañeros de secundaria, éramos muy jóvenes y estábamos en búsqueda de diversión, yo sinceramente muchas ganas de venir con ellos no tenía, una amiga me insistió y acepté. —Dijo algo enojada y con un poco de tristeza

—¿Qué más pasó? —preguntó Murielle

—Esa noche éramos pocas las chicas que habíamos aceptado subir al cerro,  es más ahora que lo pienso también fue la primera vez que le mentí a mi madre. —Soltó una pequeña risa —No voy a ir con tantos rodeos, uno de los chicos que me gustaba y me parecía muy "sexi" y amable ésa noche se acercó a mí. 

—Uy esto se va poner bueno —Dijo Alicia.

—Cuestion que ésa noche se pasaron de latas y comenzaron a hacer sus cosas asquerosas, cada uno consiguió su pareja y otros hasta armaron sus tríos y se metieron cada uno es sus autos, era obvio que para muchos esa noche iba a ser la oportunidad perfecta para dejar de ser vírgenes, tengamos en cuenta que ya era el último año del secundario y todos éramos mayores, yo siempre fui una chica de carácter a la antigua pero por ésa noche si quería soltar un poco las riendas y animarme a dar unos candentes besos. —Volvio a sonreír pero con algo de misterio entre sus comisuras.

—Ay, santa cachucha libranos de todo mal y deseos pecaminosos. —Dijo Murielle.

—Estuve en el auto del  chico, y sí, hubo un par de besos y unos que otros agarrones fuera de lugar, pero todo era con consentimiento, hasta que la situación se fue de control. yo de por si no me sentía muy a gusto con lo que  pasaban pero él me tenía de algún modo secuestrada y sin salida, empezó a tocarme con fuerza y casi que por obligación quería que me saqué toda la ropa, yo era muy ingenua en ése entonces y no pude ponerle un freno a la situación.

—Lo siento mucho Samaria, espero que Dios le dé su merecido castigo. —Dijo Alicia.

—Tranquila que yo me encargué de eso. Ésa misma noche fue primera vez que mis dones mostraron sus primeros signos, comencé a gritar demasiado porque de un momento para el otro las yemas de mis dedos empezaron a dolerme muchisimo, sabía que algo raro estaba pasando y yo le supliqué al infeliz que se detuviera, mis gritos me liberaron y  me bajé rápido del auto y cuando quise irme me gritó.
“VENI PARA AQUÍ PUTA Y CHUPAME EL”
—Ya saben que no hace falta que les diga que, pero jamás en la vida había sentido tanta furia y ganas de destruir todo, un odio dominó mi cuerpo y apunté mis manos hacia el auto y grité, el fuego salió de mis manos y incendie su auto.

Le Mat  - El clero de San Pedro -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora