Capítulo 32

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Kate

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Kate...

Me había relajado bastante alrededor del ruso luego de que finalmente, aquella espina sobre el niño desapareciera. Desde ese día, cuando Sebastian se acercaba a mí ya fuera mientras preparaba mi desayuno y el de los gemelos colocándose detrás de mi viendo lo que hacía mientras preguntaba cosas idiotas o uniéndose al abrazo que los niños me daban. Lo aceptaba y poco a poco, me sentía más cómoda con él.

Sebastian había insistido varias veces en que hiciéramos una fiesta en su empresa para poder presentar a sus "sucesores", sabía que la intención detrás de sus palabras solo buscaba protegernos a los gemelos y a mí. Pero tenía miedo, miedo de que su corona fuera muy pesada para los niños, quienes, al fin y al cabo, solo eran eso.

Niños.

El casamiento estaba a la vuelta de la esquina por lo que esa tarde ya debíamos tener las valijas listas para tomar el jet y viajar al lugar donde la pareja celebraría su unión. Aún estaba indecisa con el color de zapatos por lo que le había pedido a Seb que me dejara salir de la propiedad e ir a la ciudad por unos nuevos.

Claro, seguida de sus hombres quienes no se separaban de mi ni por un minuto. Los gemelos se habían quedado en casa debido a que Dani se quedó a dormir la noche anterior y no quería separarlos como tampoco hacer que los tres me acompañaran cuando sabía bien que aquella actividad de buscar tacones los iba a aburrir.

Me despedí de los tres, diciendo que cuando regresara merendaríamos juntos, mi pensamiento fue que tan solo iba a demorar a más tardar una hora. Al llegar al centro comercial tuve la dicha de cruzarme con Jay, con quien había tenido comunicación a escondidas de Sebastian ya que él no lo quería.

—Kate —corrió a abrazarme, pero fue detenido por el equipo de seguridad que el ruso había enviado para cuidarme.

—Déjenlo pasar, es amigo.

—Señora, se nos dio órdenes de qué no se acercará. Específicamente, este hombre.

Me crucé de brazos —Dije que lo dejes pasar, ¿acaso me estas desafiando? —no me gustaba ponerme en ese rol, pero tampoco iba a dejar que me pasaran por encima. No cuando la jodida mujer de ese tipo, era yo.

—Lo sentimos, señora. —se hicieron a un lado.

Jay quien los miraba fijamente, volvió su mirada a mí que me acerque a abrazarlo —Ha pasado un tiempo, lo siento.

—Está bien —me abrazó —no es tu culpa ¿los niños? —miro detrás de mí y hacia varios lados, pensando que podría encontrarlos.

—No vinieron, sabes que se aburren si vamos a comprar ropa.

—Oh —se mostró algo desanimado —¿Qué haces aquí?

—Vine por unos tacones para el casamiento de Tina. —según tenía entendido, ella lo había invitado. —¿Vas a ir?

Mafias y verdades- Bilogía "Secretos Asesinos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora