LIBRO #2 de la Bilogia "SECRETOS ASESINOS"
Que tanto debes sufrir para remediar los pecados
¿Cuántas cosas debemos sacrificar para mantener ocultos esos secretos?
¿La verdad remediara todas esas mentiras del pasado?
A veces, solo queda esperar a que...
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Sebastian...
El transporte cambio a unas camionetas todo terreno que en pocos minutos ya estaban fuera de la ciudad de Moscú. El viaje continuo hasta que las ciudades poco a poco fueron disminuyendo y el bosque se hizo más presente. La nieve se volvió más abundante, al igual que el silencio de la inmensidad de aquellos territorios poco residenciales. Kate se mantuvo en silencio, viendo a través de la ventanilla, aquel hostil pero hermoso paisaje.
Los dos niños, que habían estado despiertos un buen tiempo, en ese momento dormían. Kyle tenía la cabeza en las piernas de su madre, mientras su hermano reposaba acostado en mi cuerpo. —Aquí se ven las auroras boreales. —decidí ser el más maduro y hablar —A los niños les va a encantar.
No hubo respuestas.
Suspire, sabiendo que aún quedaba un largo camino por recorrer. —A ti te encanta la nieve, este lugar te fascinara Kate
Su mirada dejo el exterior, volviéndose hacia mi —¿Acaso eso importa?
—Kate yo...
Tyler bostezo, despertando y reincorporándose —Mami, ¿ya llegamos? —sus ojitos curiosos miraron a todos lados, notando que aquel lugar le era extraño. —¿Qué es eso? —señalo la nieve.
Ellos habían vivido esos años en un clima tropical y claramente, no conocían la nieva, solo la habían visto en películas o dibujos.
—Es nieve —su madre le respondido —¿recuerdas que mami te dijo que la iríamos a visitar cuando crecieran?
—Mhm —asintió. Miro a su hermano y lo movió, haciendo que él también se despertara.
—ky, mira, nieve.
—Detén los coches —le ordené al conductor, al ver que ambos se veían con ganas de bajar. —Mis hijos quieren jugar.
—Sebastian no es neces....—antes de que siquiera ella pudiera reprochar, la caravana se había detenido y estaba abriendo la puerta para que bajaran. Por suerte, al aterrizar en Moscú, mi gente había preparado ropa de invierno para nosotros y los niños se encontraban bien abrigados.
Me deslicé hacia el exterior y vi como Tyler y Kyle me seguían, dando un saltito para bajar de la camioneta. Solté una risilla, comparando sus estaturas con las ruedas de los carros, notando que eran más o menos de la misma medida.
—Niños, los gorros —Ella dio la vuelta y vino hacia nosotros con dos prendas de lana. Se inclinó un poco, tomando a Tyler y cubriendo su cabeza con uno que tenía un pompón verde.
-Te ayudo- le quite de la mano el otro, yendo tras Kyle quien al verme corrió hacia la nieve. Lo seguí, viendo como sus patitas cortas no eran suficientemente veloces para que no lo alcanzara. Estire mis brazos y lo alcance en pocos pasos —Te tengo enano —lo tome, cargándolo.
