James...
El aroma que Kate desprendía me hacía sentir adormilado, como si el dolor que estaba desgarrándome el pecho se hiciera más ameno, más llevadero. Sus brazos pequeños sujetándome, tratando de que no me destruyera, me reconfortaban como nunca.
Luego de aquél ataqué de llanto, le dije que podía ir tranquila a dormir, y a regañadientes acepto.
—Si me necesitas, no dudes en despertarme —me dio una sonrisa mientras se alejaba por el pasillo. Sus ojos se veían cansados, pero ella había tratado de aguantar solo por consolarme.
—Descansa, no soy un niño.
Nos despedimos en la sala y decidí quedarme un rato más allí. Me levante del sofá, yendo a la ventana. Todo había continuado, el tiempo siguió su curso mientras yo me quede estancado en ese momento, y debía salir.
Debía continuar mi vida, mi hijo me necesitaba.
Caminé por la casa hasta la habitación de los niños y los espié con sumo cuidado. Al parecer, en el tiempo que habíamos hablado Kate y yo, Kyle y Tyler se despertaron y cruzaron a la cama de mi adorado hijo, donde los tres estaban durmiendo. Los gemelos abrazaban a Dani y él los sostenía.
—Mi niño valiente —suspire viendo aquella escena adorable. Mi mente divagó, pensando en que tal vez así nos veríamos si no hubiera perdido a la otra mitad de mi familia —Dani, tienes una oportunidad nueva —pensé en mi cabeza. —tenemos una nueva.
No iba a mentir, cuando esos dos niños pequeños vinieron corriendo a mí y me abrazaron, llamándome papá. Mi corazón pareció revivir.
Claro que había notado la mirada de incomodidad en ella cuando les seguí la corriente, pero creo que se contuvo ya que solo eran unos niños pequeños. Quizás no debí hacerlo, quizás aproveché la situación, pero no podía no hacerlo, ellos parecían un respiro mientras intentaba no ahogarme en el medio del océano.
Los dejé descansar y continué mi camino hacia mi cuarto que estaba al lado del de la castaña, su puerta también se encontraba entreabierta y no dude en ver a través de ella. La mujer que yacía en la cama, se veía demasiado hermosa. Dormida y muy tranquila.
—Seb, ¿qué estás haciendo? —susurré. —¿Por qué la dejaste ir? —evite que pensamientos incorrectos vinieran a mi cabeza y me fui directo a dormir. Ella no era Jenna, no era mi esposa. Eso me repetí mientras intentaba dormir.
Logre dormir y en mis sueños, apareció la castaña con sus hijos y mi hijo, los cinco estábamos felices y vivíamos como una familia. Era un sueño bastante agradable hasta que fui despertado.
Abrí los ojos y lo primero que vi fue a mi niño, seguido de sus hermanos. Los tres estaban sentados al borde de la cama viéndome con suma atención. —Papi, es hora de despertar —mi niño sonrió.
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Mafias y verdades- Bilogía "Secretos Asesinos"
Genç KurguLIBRO #2 de la Bilogia "SECRETOS ASESINOS" Que tanto debes sufrir para remediar los pecados ¿Cuántas cosas debemos sacrificar para mantener ocultos esos secretos? ¿La verdad remediara todas esas mentiras del pasado? A veces, solo queda esperar a que...