CAPÍTULO 2: ACTOS DE AMOR

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Este capítulo será largo y con lemon 🌚

Una función de teatro se iba a realizar en el Castillo de Peach. La princesa invitó a todos sus amigos cercanos a verla, siendo los invitados nuestros queridos hermanos fontaneros (*Nota de la autora: yo les digo así a Mario y Luigi*), Daisy, Estela, Yoshi, Birdo, Donkey Kong, Wario, Waluigi y Pauline. Iba a ser un evento de gala, por lo que debían de ir de etiqueta.

Durante la actuación los chicos se quedaron dormidos por las escenas de ópera mientras que las chicas se quedaban fascinadas por las voces que tenían los Toads. Ante el sonido de los aplausos los chicos se despertaron y aplaudieron sabiendo que eso significaba que la función ya terminó. Después de la función, en el patio del castillo de Peach, se empezaron a servir bebidas y aperitivos a los invitados. La noche iba como la seda para todos los invitados hasta que el trio de princesas coincidieron con los gemelos.

P: “Hola Mario y Luigi, ¿os lo estáis pasando bien?”

M: “Esto es una maravilla.”

L: “E-es una preciosidad. Jamás pensé que estaría en una de estas galas tan bonitas.” Daisy le observaba mientras repetía lo que Luigi dijo en tono de burla. “Solo las vi en las películas.” Dijo mientras se sonrojaba.

M: “*Qué lindo se ve cuando se sonrroja.* ¿Y vosotras también lo estáis pasando bien?”

E: “Y tanto que sí Mario.” Les sonrió de vuelta.

D: “Si me permitís…”

P: “¿A dónde vas Daisy?”

D: “Al baño, dah.”

Después de que la princesa de Sarasaland se alejase del grupo Estela y Peach se despidieron de Mario y Luigi para seguir disfrutando de la noche. Media hora después Peach encontró a Daisy, quién sostenía un tubo de ensayo lleno de un líquido transparente.

P: “Bueno Daisy, ¿dónde te habías metido?”

D: “Te dije que fui al bañ…”

P: “¡No me mientas!” Agarró a su amiga de su muñeca. “¿Qué es esto?”

D: “Tranquila Peach, no es alcohol. Más bien es un… afrodisíaco.”

Unos días antes de la función de teatro Daisy “visitó” a Kamek y le obligó a preparar una poción que estimulaba las hormonas de quienes la bebieran hasta el punto de querer llegar al sexo. Pero ésta solo hacía efecto si quién la bebía estaba enamorado.

P: “*Oh no, me estoy imaginando para quién será.*” 

D: “¡Adiós Peach!”

P: “¡ESPERA!”

Nuestro pequeño fontanero fue a la mesa del ponche a servirse un vaso cuando Daisy le dio una palmada en la espalda sorprendiéndolo.

D: “¿Qué hay peluchito?”

L: “¿Q-qué… qué quieres Daisy?”

D: “Solo venía a saludarte. Bueno, a eso y… a disculparme.” Luigi se quedó confundido. “Me he portado muy mal contigo y… venía a pedirte disculpas. Lamento lo que te hice en la playa.”

L: “Lo pasé muy mal, ¿sabes? Te reíste de mí y me humillaste delante de tantas personas.”

D: “Y te vuelvo a pedir perdón.”

L: “Y te reíste del tamaño de mi pene. Yo no tengo la culpa de que sea así de…”

D: “¡Encima que me estoy disculpando! ¿No quieres que volvamos a ser amigos?”

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