Creditos al autor (a): Ean95
Lluvia
Aquel sábado de octubre había amanecido totalmente nublado, y solo habían pasado un par de horas hasta que había empezado a caer un fina lluvia que había cubierto toda la ciudad por completo. Finalmente el otoño había comenzado. Se había hecho de rogar bastante ese año. Y lo cierto es que era realmente necesario que lloviese y que llegase el frío. El cambio climático y el calentamiento global habían provocado que las estaciones se volvieran locas. De hecho, el otoño y la primavera prácticamente ni existían. El verano se alargaba hasta finales de octubre y el invierno hasta que no llegaba mayo no parecía querer marcharse.
Por supuesto ese año no iba a ser distinto, pero la lluvia y el frío siempre eran bienvenidos, y a Sakura le encantaba el frío. El calor era horrible, sudabas como un pollo, estabas todo el día pegajoso, y más te valía estar hidratado si no querías morir de sed. En invierno, sí, hacía frío, pero te tapabas con veinte mil capas de ropa y podías combatirlo mucho mejor. Y además, era más reconfortante entrar en calor al llegar a casa de haber estado fuera todo el día.
Aquella mañana Sakura había decidido aprovechar que tenía el día libre, ya que los fines de semana no trabajaba, para sacar ropa más de abrigo y guardar parte de la de verano. Su parte menos favorita de que llegasen las bajas temperaturas y el mal tiempo, pero no tenía alternativa, no podía quedarse con la ropa de verano eternamente.
Su cuarto era una auténtica leonera: tenía ropa en el suelo, ropa encima de la cama, los cajones abiertos, la bolsa de ropa, que utilizaba para cambiar su armario, abierta y en ella asomaba más ropa... Y otra bolsa de basura para dar de baja aquellas prendas que ya no se ponía o que ya no le valían. Por supuesto la donaría, no le gustaba tirar la ropa sabiendo que había gente que no tenía.
Por suerte ya no le quedaba mucho por hacer. Tenía casi toda la ropa ya totalmente repartida y colocada en su armario. También, al colocarla, se había dado cuenta de que tenía que ir a comprar alguna que otra prenda. Unos cuantos jerseys no le vendrían mal, y también necesitaría un par de zapatos nuevos. Tal vez unos botines calentitos serían una buena opción.
- Oye, Sak... - se abrió la puerta y apareció Sasuke. - Guaalaa, si que tienes ropa, madre mía. - comentó entrando en el cuarto de Sakura.
- Ya, lo normal. ¿Querías algo? - le preguntó.
- Nada, que voy a salir un rato. No me esperes para comer, comeré fuera.
Sakura cerró el armario y sonrió con picardía.
- Uuuuh... ¿Una cita? - le preguntó a su amigo.
- Qué va. Ojalá jajaja. Llevo tanto a dos velas que ya no sé ni cómo ligar. - contestó riendo. - Es que he quedado con unos cuantos compañeros del trabajo.
Rápidamente Sakura pensó en Naruto. ¿Él también iría? Había pasado ya una semana desde que había estado allí y no había vuelto a saber nada de él desde entonces. Y por supuesto no le iba a preguntar a Sasuke para que se pusiera a picarla con hacía desde que Sabía que Naruto era el chico del metro. Para él fue toda una sorpresa al principio. Y luego, se echó a reír. No todos los días tu mejor amiga y compañera de piso se pilla como una colegiala de uno de tus amigos, habláis de él, y ni siquiera sabes que se trata de la misma persona que tú conoces.
- No Sakura, Naruto no viene. - dijo él leyéndole el pensamiento.
- ¿Te he preguntado acaso?