Créditos al autor (a): Uno
¡Ya han pasado algunos años!, tal vez cinco, tal vez seis. El caso es que, esa misma mañana se iluminaba con un rayito de sol atravesando las grandes ventanas de madera. Las cortinas rosas se entrecerraban y el viento las golpeaba ligeramente. Dentro, había una cama grande y esponjosa, llena de sabanas revueltas hasta el final de la cama. Sobre ella, dos cuerpos, uno femenino, estirado y con los brazos por toda la cama, expandiéndose con tanta libertad... El otro, era un hombre encogido de cuerpo hasta la esquina final, arrullado ante el cuerpo femenino del otro.
Los dos, durmiendo, con los parpados profundamente cerrados y los cuerpos relajados, con tanta tranquilidad, hasta que...
¡Un fuerte chillido resuena en toda la habitación!, es un bebé, a lo lejos, aun su llanto traspasa las paredes firme de Madera. Sakura, en un fuerte golpe, abrió los ojos, verdes y profundos, alerta y tan llenos de vida con un toque preocupante, como si un estallido lo hubiera alterado. Mira a su alrededor y toma un bocado de aire, para formar una gran y esplendida sonrisa.
Su pequeña está despierta...
--¡Naruto, levántate! –Sakura se levantó de golpe y empujó al rubio, en la orilla, a uno centímetros de caer...--. ¡Naruto, Naruto!
Cayó al suelo.
--¡La bebé, La bebé! ¡Sakura-chan!!—Naruto saltó de golpe, y extendió sus manos muy alerta mientras despertada poco a poco.
Sakura dio una cálida sonrisa y cubrió su boca con la palma de su mano, Naruto se detuvo, sentado sobre el suelo y miró a su joven esposa sobre la cama, sonriéndole y mirándole con ternura. Los recuerdos lo dominaron como una ola de cariño, una suave y bella ola.
--Iré a verla.
Sakura soltó un suave suspiro y se levantó de la cama, su bata rosa casi trasparente, permitía mostrar su figura atrás ves de la fina tela, tan fresca y suave. Ella bajó descalza y se arrodilló para besar los labios de su esposo, después, salió corriendo para aquello que la llenaba de vida con una sola mirada...
Su pequeña.
Ella lloraba, sus grandes y observadores ojos verdes, brillosos ante las cristalinas lágrimas, ardían en color rojo por la tristeza, sus bracitos, gorditos y blancos, se movían a juego con sus manitas, alzándolas y suplicando que la cargaran. Su rubio cabello, caía por su espalda y se movía cuando alzaba su mirada.
Sakura llegó, a la habitación a un lado de la suya, grande con ventanales y cortinas de colores alegres y suaves, las paredes, con huellitas de manos pequeñas, el suelo limpio y en la esquina, rodeado de muchas decoraciones, había una cuna rosada, con "Mini-Kuramas" dibujados. En ella, la vio... Sakura sintió calidez, y formó una esplendida sonrisa, para levantar sus brazos y tomar entre ellos, a la pequeña bebé entre sus brazos.
--¡Kasumi!—Dijo ella, cargándola--. ¿Qué pasó? ¿Por qué lloras?
Kasumi talló sus ojos con sus puños cerrados e hizo un buchero enternecedor, mientras se tallaba su pancita con una mano e inflaba sus cachetes regordetes. Sakura entendió que su pequeña tenía hambre, tal vez por lo tarde que era aquella mañana del domingo, tal vez era una comelona como su padre le había enseñado.
Tal vez.
--¿Tienes hambre, verdad mi amor?—Sakura formó una gran sonrisa y la arrulló a Kasumi entre sus brazos para besarle la nariz fría y pequeña.
Acto seguido, se dirigió a la cocina para tomar un poco de papilla de la nevera y sentar a Kasumi, con su traje de conejito blanco, sobre su silla para bebé, alta y de madera con una pequeña mesita pegada. Sakura picó un poco de fruta y arrastró una silla de madera a un lado de Kasumi, para sentarse y darle de comer a su bebé...
Su bebé.
Aquella palabra en sus labios sonaba tan dulce y suave, con tanta historia. Aun recordaba esa mañana cuando Naruto dejó de ser un tierno bebé para regresar a ser el hombre que debía ser. Porque era ya un hombre...
El pensamiento, estremeció a Sakura.
Aquella mañana, su pequeña mentira había ayudado mucho, demasiado, gracias a ello se ahorró expresar con palabras sus sentimientos, y expresarlas con actos. Actos muy divertidos y enternecedores. Aquel día hace ya tiempo, Naruto se había negado darle un hijo, por mucho que lo desearan... Y tenía razón, solo tenía dieciséis años ¿Qué haría una joven de dieciséis con un pequeño? extrañaba inevitablemente a Naruto bebé, y aun más a Naruto grande... Así que, un bebé tenía que esperar.
Pero no mucho, el tiempo pasó más rápido de lo que se imaginó y la noticia "Estoy embarazada", llegó a sus oídos alegrándole la vida, en tan poco tiempo. Ahora estaba allí, en una soleada mañana con su pequeña niña, de dos años, tan linda y tierna.
¡No se le despegaba ni un momento!, la arrullaba, le cantaba... Y se reía cuando Naruto reconocía su canción. Y entre todas esas bellezas de la vida de una madre, no necesitaba de la ausencia de Naruto. Porque él estaba con ella, esa mañana, la siguiente y para toda la vida.
Porque después de todo, siempre fue suyo.
--¡¿Por qué lloraba, mi pequeña?!—Dijo Naruto, dando un brinco hacía la cocina y formando una gran sonrisa.
Kasumi dio un brinquito en su silla de madera y soltó una risita de bebé, alzando las manos y moviéndolas alocadamente mientras llamaba a Naruto con sus manos. Naruto sonrió y corrió para tomarla en sus brazos y sacarla de un jalón.
--Tenía hambre—Argumentó con dulzura, Sakura.
--¿Hambre? ¡Pero si no tenía mucho que comió!—Naruto miró a Kasumi y le hizo un gesto burlón--. Kasumi acabará con las reservas de Konoha si sigue así...
Y entonces, Kasumi volvió a sacar una carcajada para tomar la nariz de Naruto entre sus manos y jalarla.
Sakura y Kasumi soltaron una risa.
Naruto resopló....
--Ustedes dos se aprovechan de mi—Dijo finalmente Naruto, tomando asiento en una silla de madera con Kasumi en sus brazos--. ¿Verdad Kasumi? ¿Verdad que se aprovechan, porque las dos tienen esos ojos tan lindos?
Sakura rió y dejó un plato de comida sobre la mesa apara Naruto.
--Vamos Naruto—Susurró dándole un beso en la mejilla--. Te gusta que me aproveche de ti.
--Solo en las noches... --Susurró sonrojándose el rubio--. Y a veces en las mañanas.
Naruto emprendió su trayectoria, tomando los palillos para comenzar a comer... Aquel día tenía muchas ¡Muchísimas cosas que arreglar!, pues ser Hokage no era la cosa más fácil, y ser padre, tampoco. Y Sakura, también tenía muchas cosas por hacer, su papel como Madre-Medico-Esposa, no era del más sencillo, pero el tener a su pequeña en brazos, era lo más hermoso.
Y entonces lo vio... Sakura vio a Naruto, metiendo un poco de fruta en su boca y jugando con la nariz de Kasumi, Kasumi reía y con sus dos bracitos trataba de jalarle la nariz, acto seguido, Kasumi le quito la fruta de los palillos y se la comió... Naruto hizo un rostro de asombro y tomó al bebé para besarle los cachetes y volver a jugar con ella. Tan alegré, tan natural y lindo.
Naruto.
Kasumi.
Ella.
Sakura sintió una ola de placer y felicidad, lo tenía todo en ese momento, como si el tiempo se detuviera a su alrededor y dejara la imagen de Kasumi jugando con Naruto. Recordaba cuando extrañaba que Naruto fuera un bebé, pero nada, absolutamente nada, se comparaba con tener a Naruto como debía ser. Su esposo. Y con el tiempo, el regalo de un bebé llegaría. Y llegó.
--¿Estás lista?—Preguntó Naruto, alzando la mirada y viéndola--. Hoy tenemos muchas cosas por arreglar, Sakura-chan. Yo en la oficina y tú con tu misión.
Instantáneamente, Sakura recordó que el día de mañana, tenía una misión encargada, de favor, por Tsunade... Un pequeño pendiente, que duraría un día, o bien, 24 horas sin estar con Kasumi. Se sentía triste por dejarla, pero... Un día, entre Kasumi y su padre no sería nada malo.
--¿Y tú estás listo, Naruto?—Preguntó Sakura formando una sonrisa y acercándose--. ¿Para mañana?
--¿Listo? ¡Pero claro!, solo tengo que cuidar a Kasumi por unas horas...
Sakura besó sus labios y le dijo, en un susurro dulce y placentero:
--Buena suerte mi amor, porque algo me dice, que mañana serás un papá en problemas.FIN