05/12/2012
Créditos al autor (a): Layla
El cumpleaños de Sakura
"Me he escabullido con todo el cuidado que he podido entre las sábanas para que no despertaras. Aunque parezca mentira viniendo de mí, tenía tantas cosas en la cabeza que no conseguía dormir. Y no sé porqué, quizás sólo para ordenar mis ideas, me he puesto a escribir una carta que nunca tendrá un destino, simplemente como boceto de lo que debería ser capaz de decirte...
Mañana es tu cumpleaños... el aniversario del día en que la más preciosa de las flores vio la luz en Konoha. Y yo, tonto de mí, no tengo ni un mísero detalle para regalarte. Busqué y busqué, pero nada me parecía suficiente para este día... no había nada que mereciese llamarse "tu regalo de cumpleaños", y el resultado de esto... me encuentro con las manos vacías, y tú seguro que esperas un buen regalo de mi parte. Un regalo que no llegará... Y es que ¿cómo puedo comprarte flores, cuándo tú misma eres la más extraordinaria flor que puede existir? ¿cómo comprarte un joya que pierda todo su brillo en comparación con tus ojos? Da igual lo que pensara, no había un posible regalo que superase al que tú me has dado...
Porque tú, mi dulce Sakura-chan... me lo has dado todo. Y ahora, escribiendo prácticamente a oscuras algo que ni siquiera tiene sentido... no puedo evitar sonreír e hincharme como un orgulloso pavo por poder decir "mi" Sakura-chan. "Mía"... no porque piense que me pertenezcas, sino porque ya no tengo ninguna duda de que es imposible que alguien más en todo el mundo sienta lo que yo siento por ti. Porque mi corazón te pertenece desde hace tanto que sería inútil recordar el tiempo en el que no fue así. E incluso sobre esto tengo dudas, porque creo que te amé antes incluso de conocerte.
La verdad, no podía dormir pensando en cómo he sido tan tonto de no comprarte al menos "algo"... imaginando lo mal que te sentirás por mi culpa al descubrir que yo, aquel que juró hacerte feliz a cualquier precio, no tengo un regalo en condiciones para ti. No quiero ni imaginar lo que puede pasar por tu mente... dios, ¡qué estúpido he sido!
Te regalaría la luna y las estrellas si estuvieran a mi alcance... Y ahora que estoy en posición de poderte regalar Konoha entera si hiciera falta, es cuando me encuentro con las manos vacías ante ti. Las manos vacías y el corazón lleno... lleno a rebosar de todas las sensaciones que tú provocas en él.
Desde niños significabas una esperanza que guardaba con recelo en mi interior. El sueño de que el payaso de la clase pudiera ser alguien importante para la niña más bonita e inteligente. El sentirme identificado contigo, al verte más allá de esa fachada de fortaleza, como alguien vulnerable que también anhelaba ser aceptada... Y más tarde formamos el equipo 7, y te convertiste en una de las primeras personas que sentí que en cierto modo me reconocían... una de las primeras que hacía que olvidara, al menos en parte, la soledad y desprecio que me envolvían.
Por extraño que parezca, sentí que las dificultades estrecharon más nuestro lazo... Como dicen, todo lo malo puede traer también algo bueno. Cuando volví a verte después de tanto tiempo, ni siquiera podía creer que consiguieras mantener el encanto que siempre tuviste... Era como si todo el sufrimiento que ambos guardábamos no te afectara en absoluto... siempre plantando cara a los problemas con una radiante sonrisa y una increíble fuerza, y esta vez no hablo sólo de la física.
Tu belleza está más allá de toda duda, nunca entendí a quienes decían que las más guapas eran Ino e Hinata, pensaba que estaban locos porque para mí, siempre has sido el más bello regalo para los ojos. Y no sólo para los ojos... Haces que todos mis sentidos palpiten... El suave tacto de tu piel y de tus sedosos cabellos... el fino aroma a flores de cerezo que emanas... la maravillosa visión de tu cara, tus preciosos ojos, tu perfecto cuerpo... tu sabor, ese dulce néctar que me has permitido probar de tus labios y de tu cuerpo que me vuelve loco... y el sonido de tu voz, en cualquiera de sus formas, da igual que sea un grito o un susurro, viniendo de ti es lo más fascinante que podría escuchar... y cuando se trata de tus exquisitos gemidos, entre los que a veces pronuncias mi nombre, haces que me eleve hasta otra dimensión, realmente debe ser pecado sentir algo así. Pero si lo es, iré al infierno con mucho gusto, puedes creerme. Y ahora mismo, escuchar tu suave y rítmica respiración mientras duermes frente a mí... ver como tu pecho sube y baja con cada nueva exhalación... tu rostro tan relajado mientras estás en lo que parece un apacible sueño... ¡cómo me gustaría estar allí contigo! Pero si puede haber algo mejor que eso, es poder contemplarte así...