Muchos de nosotros hemos crecido con aquel mito de amor que manifiesta que "Todo lo puede", no obstante, la realidad es distinta, y es necesario mencionar que no todas las historias de amor terminan en aquel punto cumbre. Pero ¿Por qué comenzamos con esta frase tan agresiva? La historia no se define en base a lo que digan, sino a lo que se sienta...
Eran casi las doce de la noche, o al menos eso indicaba aquel reloj que reposaba en la pared de la oficina, misma que habría sido testigo de un llanto desgarrador, minutos antes, y que protegía de la tormentosa realidad a la rubia Lascurain. Con las esperanzas a la deriva y el corazón un poco más magullado comenzaba a recoger sus cosas, era hora de volver a casa...
Mayte: ¿Quieres entender por qué no vino? –Se dijo a si misma- Porque no te quiere, Manuel no se ha cansado de repetir que ama su vocación y que...
Manuel: Y ¿Qué? –Dijo mientras entraba poco a poco al lugar.
Mayte: ¿Qué haces aquí? Creí que no vendrías – Se sobresaltó al escucharlo entrar.
Manuel: No iba a hacerlo, mírame- Dijo señalando el pijama que llevaba puesto- Creí que dormir me mantendría ocupado como para huir de lo que nos sucede, pero no fue asi, sino todo lo contrario. No he podido conciliar el sueño porque cada que cierro los ojos retrocedo al pasado y termino por encontrarme en el beso que nos dimos hace un rato –Suspiró-
Mayte: Es bueno saber que la culpa fue la que te trajo hasta aquí y no el deseo, como me sucede a mí –Dijo irónicamente.
Manuel: Mayte yo no puedo corresponderte –Sonando a culpa, una disculpa y ¿Por qué no? A lamento también.
Mayte: Manuel mírame a los ojos por favor –Dijo mientras se sujetaba a sus hombros- Observa bien y dime lo que ves, porque cuando yo miro los tuyos; me gritan que te sientes igual. ¿Sabes? Yo puedo entender que te sientas conflictuado por tu cargo, pero no entiendo cómo es que tienes el corazón para gritarme cada que tienes la oportunidad lo insignificante que fui para ti. Me prometiste muchas cosas, toda una vida, que serias el príncipe que acabaría con los monstros que amenazaban con atacar y si te franca, ninguno me dañaría más de lo que tú has hecho –Dijo mientras las lágrimas comenzaban a invadir su rostro.
Manuel: Éramos unos niños y dijimos muchas cosas, pero ninguna de ellas fue mentira –Dijo al fin- Yo te amaba Mayte, claramente lo hacía con la inocencia con la que nace un primer amor –Sonrió, dejando que después de tantos años el llanto fuera su consuelo, aunque en esta ocasión no lloraba al lamento sino a la impotencia de no poder dejar de sentirse como lo hacía- Te amaba tan genuinamente que la maldad, las mentiras y el engaño no eran una opción contigo. Si tú eras feliz yo lo era aún más, vivía por tu sonrisa, porque si alguien aquí me dio motivos para vivir, lleva tu nombre y apellido- Dijo mientras acariciaba su mejilla-
Mayte: Vámonos –Dijo bruscamente- Manuel todavía no es tarde para nosotros, el reloj puede esperarnos –Susurró
Manuel: May, por favor –Susurró mientras se alejaba de ella- No me pidas algo que no puedo ofrecerte.
Mayte: No seas necio, por primera vez ponme en primer plano de tu vida, demuéstrame que me equivoque todos estos años al creer que eras un mentiroso y egoísta. Cúmpleme todas tus promesas –Dijo mientras lo miraba fijamente y sus lágrimas aumentaban su intensidad-
Manuel: Querías que te dijera que te amé, ya lo hice, no me pidas más porque dártelo no me corresponde ahora. Y no hagas esto porque verte tan lastimada me hace sentir peor –Dijo mientras caminaba hacia la puerta-
Mayte: Que estúpida fui al creer que tendrías las agallas para decidir por ti mismo. No me avergüenzo de nada, porque yo si defendí este amor aun con el paso de los años, porque lo que yo te ofrecí era genuino. Si cruzas esa puerta te prometo que ya no habrá más peticiones de mi parte, pero tampoco pienses que te voy a permitir juzgar la manera en la que trato de recuperar mi vida, una vida que tú corrompiste –Dijo bastante enojada.
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PECADO CONCEDIDO
FanficDos mortales, tentados por el pecado con la bendición del amor.