Capítulo 13

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Todas las historias tienen un final y el nuestro está casi por llegar, pero antes queremos que quede como la prueba de amor máxima, que los vínculos hechos de corazón a corazón nada podrá destruirlos; porque ni el tiempo, el sol, la lluvia o la sequía siquiera, hicieron que perdiéramos la esperanza que emana del alma para encontrar el camino elocuente a lo que merecemos después de un gran calvario, el paraíso.

El tiempo se detuvo ante la presencia de Manuel y su amada, considerar arrepentirse ya no era una opción, estaba dispuesto a luchar con todo lo que era y todo lo que tenía por mantener el elocuente brillo en aquellos ojos que no resplandecían de aquella manera desde hace mucho tiempo, para ser exactos, desde su partida.

Manuel: ¿Entonces viniste hasta aquí por mí? –Cuestionó evidenciando lo claramente correcta que era su aseveración.

Mayte: No podría ser de otra manera –Dijo mientras caminaba a su lado, puesto que después de aquel encuentro y a manera de bienvenida para ella y despedida para él, le dieron un recorrido al lugar.

Manuel: Agradezco que, a pesar de todo, lo hicieras. Tenía claro mi regreso, pero temía no poder contar contigo y tu amor –Suspiró- Después de todo May, tú nunca me perdiste la fe –Sonrió

Mayte: Sinceramente no me esperaba este escenario, creí que huiste de mi nuevamente y venia dispuesta llevarte conmigo o en su caso, yo quedarme contigo –Evidenció

Manuel: Todavía nos queda mucho por recorrer, tenemos tantas cosas que aclarar... pero quiero decirte que en lo que a mí respecta, el amor que te tengo nunca se fue. Traté de reprimirlo, quise borrarte de mi mente y sacarte de mi corazón, pero todas las noches, en mis sueños, te encontraba con la misma sonrisa que tenías desde aquel en día en el que te confesé que estaba enamorado de ti. No miento cuanto digo que deseaba con ansias huir de este lugar y encontrarme en tus brazos, pero ya conoces la historia; solo te pido que trates de perdonar mi falta de esfuerzo y esperanza, nunca fue porque no te amara, es que le temía a la inmensidad de tu amor y a las responsabilidades que aquí me ataban–Dijo mientras acariciaba su mejilla-

Mayte: Manuel, te confieso que al principio quise odiarte, busca excusas para no seguir amándote y controlaba mis pensamientos de tal forma en la que un golpe de realidad me hiciera entender que te fuiste porque nada de lo que sentía hacia ti te importaba, pero mi corazón no me lo permitió, algo me decía que tú jamás me hubieras dejado y para serte franca siempre existió en mí una luz de esperanza, aquella que me hizo esperarte todos estos años porque aunque no era nada seguro, creo que mi corazón siempre supo que volveríamos y tendríamos nuestro momento. –Sonrió- No tengo nada que perdonarte, fuimos víctimas de circunstancias distintas, pero la vida nos ha prestado una nueva oportunidad; yo estoy dispuesta a zarpar en este barco solo espero que tú también.

Manuel: Lo estoy y te prometo que nada ni nadie nos va a separar nunca más –Susurró

Mayte: ¿Ni siquiera tu madre? –Cuestionó

Manuel: Nadie, he dicho –Contestó.

Entonces este era el momento perfecto, el instante en el que sus labios se encontraron y la sensación de que por fin todo iba a estar bien, el tiempo, el dolor, la maldad y la tristeza; todo eso quedó atrás pues aquel encuentro entre sus bocas era como cerrar el pacto de amor perfecto, uno donde prometían luchar a capa y espada por su amor, el principio de un nuevo momento en sus vidas, uno que pintaba a esperanza y felicidad.

Manuel: Te amo Mayte Lascurain, eres la pelirroja teñida de rubia más bonita que he conocido –Sonrió

Mayte: Te amo tonto –Dijo mientras se abrazaba a él y respiraba su olor, era como volver a casa...

PECADO CONCEDIDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora