Capítulo 11

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Huir no siempre es la respuesta, pero en ocasiones suele ser la única salida que da a la luz en el laberinto de nuestras vidas. Los caminos dispuestos para nosotros por el destino permiten dos cosas en gran parte, la primera; conocernos y entender lo que necesitamos y la segunda que atina a ser la más importante; saber lo que no queremos y cuanto no estamos dispuestos a sacrificar una vez más siendo que la respuesta es conocida y lo más probable es que salgamos dañados por entregar lo que se han llevado sin nuestro permiso.

La tarde comenzaba a caer y Mayte descansaba su cabeza sobre las piernas de Manuel, contemplaba cada movimiento suyo y nada había cambiado en él, tenía las facciones bien definidas y sus gestos continuaban siendo los mismo que cuando era un par de adolescentes. Mientras tanto, Manuel acariciaba cuidadosamente su cabello, tan sedoso como años atrás y miraba el paisaje generando en sus adentros miles de respuestas a la creciente duda que creaba en su cabeza y palpitaba como necesitando cerrar el ciclo de una vez por todas.

Mayte: ¿Qué haremos ahora? -Dijo al romper aquel silencio que desde hacía un rato que emanaba sobre ellos.

Manuel: No tengo idea, esto es tan confuso como lo fue en un principio -susurró

Mayte: Manuel no podemos seguir evadiendo lo que sentimos, yo ya no lo hago y no sabes cuanto deseo que tú tampoco lo hagas. -Le hizo saber-

Manuel: Mírame May, soy un hombre con sotana que decidió entregarle su vida a dios. No pude cumplirte las promesas que te hice hace años y no he podido cumplir cabalmente con la que le hice hace unos pocos a dios -Dijo decepcionado de sí mismo-

Mayte: ¿Qué quieres decir con eso? -Cuestionó

Manuel: Que teniendo el cargo que tengo no puedo corresponderte y si te correspondo entonces tendría que estar loco para hacerlo sin remordimiento en la cabeza – le hizo saber-

Mayte: Manuel tienes la solución frente a ti, pero en algo has tenido siempre la razón -Dijo mientras se levantaba- Yo no puedo obligarte a que hagas lo que mi corazón te pide a gritos. No soy tan astuta como tu madre para manipularte -Dijo verdaderamente triste-

Manuel: Necesito tiempo Mayte, esto es algo que me afecta de tal manera que...

Mayte: Todos estos años ¿No han sido suficientes? -Cuestionó

Manuel: No del todo -Dijon sin pensar-

Mayte: Entonces no pienso esperar más a que lo estes, estar listo no es una opción conmigo, o lo eres o no significas nada -Le hizo saber- Hasta luego Manuel -Dijo mientras caminaba a toda velocidad, a diferencia de otras veces en esta ocasión no miraba hacia atrás, dejando más que claro que su advertencia iba en serio.

Estático ante su reacción Manuel la observó dejarlo en la nada y llevándose todo, tenía más que claro que era momento de tomar la decisión más importante de su vida, teniendo como opción dejar ir al amor de su vida una vez mas o atarse los pantalones y rezar mil plegarias para que pese a su decisión dios le permitiera permanecer en el reino de los cielos al dejar este mundo terrenal y ser feliz de una buena vez.

Contacto cero, así le llamaba ella, pero sin precedente de que lo que trataba de apartar simplemente ya no estaba, no era que nadie se diera cuenta, es que ella lo había evadido por completo. siguiente la escuela se preparaba para la llegada de la primavera, entonces Mayte se mantendría lo suficientemente ocupada.

Mayte: Que bueno que te veo, tengo muchas cosas que comentarte, pero la primera es que las decoraciones están más bellas de lo que mencionaste -Dijo mientras entraba a la oficina y miraba a Dana quien batallaba con las tijeras y algunas otras decoraciones.

Dana: ¿Verdad que sí? -sonrió- Emmanuel estuvo desvelándose conmigo para poder terminarlas-Le contó-

Mayte: Nunca voy a terminar de agradecerles todo lo que hacen por mi -Dijo al sentarse frente a ella- No hay forma de hacerlo

PECADO CONCEDIDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora