Los Sueños no se Hacen Realidad

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Todo era oscuro, su cuerpo era pesado, casi incapaz de reaccionar ante su parálisis. Sentía como el viento comenzaba a golpear sus heridas seguido de la humedad de la lluvia, era cómo estar en la nada.

No escuchaba a sus "amadas", ellas siempre lo acompañaban en momentos como este, pero por alguna razón, decidieron hacer caso omiso, quizás su cabeza estaba lo suficientemente cansada como para impedirles rondar por ahí. No obstante, una voz conocida se quejaba en lo más profundo del cuarto con frases casi imperceptibles.

"¿Por qué hiciste eso?" Gritó con molestía aquel tono femenino.

"Mira su brazo ¡Dios! Te dije que yo lo tenía bajo control".

"¡¡No es momento de excusas, maldita perra!!".

Hizó el intento de moverse o cómo mínimo, abrir los ojos y ver qué se supone que estaba pasando. Apartó con lentitud sus párpados para enfocar a la pelirroja de Cassandra, la cuál caminaba en círculos y aparentemente hablaba consigo misma.

Pico no podía evitar sentirse mal, todo lo que sucedió parece haber sido una broma de mal gusto que él mismo se hizó, pero no sabe hasta qué punto.

Puso sus manos sobre el viejo suelo y trato de levantarse, fallando en cuestión de instantes se desploma sobre un charco de agua estancada, simultáneamente había llamado la atención de la mujer al otro lado del lugar. Fulp no podría sentirse más degradado, tenía la necesidad de culpar a lo que sea, todo menos a si mismo por su imprudencia, se negaba a sentirse culpable, de eso se trataba en su totalidad, de olvidar todo. Al pelinaranja ni siquiera le interesaba que los penilianos tuviesen la intención de gobernar el planeta entero, solo quería acabar con lo que inició su paranoia.

-Pico...- Cassandra observó al tipo con cierta lastima, sin saber qué hacer o cómo dirigirse a él.

-¿Qué putas haces aquí? - Cuestionó mirando a la nada.

-...Si me acosaste durante tanto, para este punto ya deberías saber que el penilian y yo no somos la misma persona ¿O no? -. Continúa, tratando de justificarse.

-¿Quieres que me trague el cuento viniendo de alguien como tú? - Retumbaron dentro de su cabeza las cuestionables razones por las que está en ese lugar, y con lo que aparentaba ser determinación, se levantó del suelo, para verse frente a frente con la mujer. Por otro lado, su contrario solo se dedicó a observarle.

-¡¡Yo vine a matarte!! - Exclamó para lanzar un puñetazo en contra de Cassandra. Esta última no tenía la intención de recibirlo y mucho menos de contratacar, por lo que evitaría aquel ataque con torpeza.

Para la no tan sorpresa de Pico, su puño sería recibido por el concreto de una columna del establecimiento, la suerte no estuvo del lado correcto, optando por destrozarle la mano por completo. Su cuerpo no lo soportaba, quería derrumbarse para no volver a reaccionar en un tiempo considerable.

Pico intentaba contener sus gritos, ahogandolos en quejidos y presión sobre si mismo, su resistencia al dolor había llegado al límite, pues mientras él fantaseaba con su victoria, el penilian se encargó de masacrarlo tanto como pudo antes de que Cassandra retomarse el control. Luzbel reacciona con sorpresa tras escuchar el desagradable ruido de roptura proveniente de la extremidad del pelinaranja, intento socorrerle mientras esté trataba de retener sus lágrimas, lágrimas que denotaban frustración sobresaliendo ante el dolor. Él cae nuevamente sobre sus rodillas, tratando de permanecer firme.

- ¡¡Pico, mal parido, escúchame!! - Dijo con lo poco que le quedaba de paciencia.

-¡¡N~No...!! ¡¡Cállate!! ¡¡Todo esto es tu puta culpa, y te harás responsable!! -. Gritó como si se tratase de un niño pequeño.

ᴸᵃᵐᵉⁿᵗᵒ ˢᵉʳ ᵗᵘ ᶜᵃᵘˢᵃ ❛ ᴾⁱᶜᵃⁿᵈʳᵃ ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora