Maldigo el día en el que me enamoré

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Un montón de niños rodeaban a un joven Pico, más específicamente, niñas.

¿Pero qué está pasando? Verás, no hace mucho, se le ha pedido al niño de cabellos anaranjados que protagonizará una escena especial para un musical, sin embargo, es de índole romántica, y no tiene a nadie para hacerlo, pues definitivamente alguien de su edad preferiría hacer esto con un compañero por quién sienta cierta atracción. Pico se siente abrumado por el montón de niñas que lo persiguen, además este día no ha sido el mejor, todas le ofrecían con esmero el ser una de ellas la compañera tan anhelada para Fulp, hasta que por intervención del maestro, todas ellas guardan silencio, cosa que permitiría al niño liberarse un poco del estrés que acumulaba.

—¡Niñas, dejen de una vez a Pico! —Exclamó el maestro, un tanto frustrado por la insistencia de las jóvenes. Odia ver cómo la gente busca ser relevante por medio de alguien popular, él apostaría a que si Pico no lo fuese, todas lucharían pero por ver quién no participa.

El hombre miró a Fulp, cambiando su semblante por uno más calmado.

—Dime, Pico ¿Tienes a alguien en mente? —Cuestionó casi con ternura.

El pelirrojo miró a todos lados, mientras todas sus compañeras clavaban su atención en él con demasiada intriga, era tan difícil, todas ellas solían hablarle, pero no eran más que conocidas, él suele charlar más con otros hombres, pues no muchas mujeres comparten sus gustos, además de Nene, claro. Pero ella no estaba ahí, y tal vez hubiese sido su primera opción de no ser porque no compartían el mismo grupo de clase.

—¿Podría elegir usted, profesor…? Yo… No sé…—Dijo con ligera timidez.

El hombre lo mira, como si cuestionara nuevamente con otra pregunta, "¿Estás seguro?", pero después de plantearse mejor la situación, asiente con la cabeza mientras todas las chicas pierden la esperanza por ser elegidas por el propio chico. El maestro mira de reojo al grupo de preadolescentes, alza su dedo, a punto de elegir, hasta que se detiene. Necesita a un estudiante que pueda requerir la nota apreciativa de este baile, uno que quizás saque provecho a algo como esto no solo por reputación, quizás para hacer un nuevo amigo… Y la recuerda. Aquella joven que está repitiendo curso al menos por segunda vez.

Ella no está ahí, por lo que sus ojos se desvían para buscarle en todo el auditorio, pero parece haberse escapado de clase de nuevo, así que no duda en darse a la tarea de salir a buscarla.

—Voy a buscar a alguien, si aún no estás convencido sigues teniendo la oportunidad de pensar en otra persona ¿Está bien?—. Dijo el tutor mientras daba media vuelta para retirarse.

Pico asiente, expectante, algo inquieto por la presencia abrumadora de sus compañeras.

Sale del gigantesco salón y comienza a caminar entre los pasillos, la conoce, y sabe que es problemática, pero que realmente no es una mala persona, que podrá sobrellevar este encargo y que Pico será una influencia positiva. Continúa rebuscando por todos lados hasta llegar al patio de la institución, en donde a la distancia finalmente la vería; Una joven también pelirroja con un cigarro en mano junto a otros tres chicos, que tras verlo a la distancia saldrían corriendo para esfumarse, sin embargo, Cassandra no tendría tiempo, pues el maestro que la interceptaba ya la conocía de tiempo, por lo que se limitó a tirar el cigarrillo y pisarlo con prisa.

—¡Cassandra!

—...— Ella no respondió, se limitaba a observarlo con cierto odio, cosa que lo haría suspirar con pesadez.

—Necesitas dejar de evitar las clases, ya hablamos de esto…

—... Usted no es mi padre.— Desvió la mirada, cruzándose de brazos. Parecía ser incapaz de insultar al hombre que la confrontaba, pero ¿Por qué?

ᴸᵃᵐᵉⁿᵗᵒ ˢᵉʳ ᵗᵘ ᶜᵃᵘˢᵃ ❛ ᴾⁱᶜᵃⁿᵈʳᵃ ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora