Cap 17

1 0 0
                                    

Terminamos el seminario de literatura sin que apenas me diese cuenta. Quizás para mi era de las pocas clases que en verdad disfrutaba. Era fascinante escuchar hablar a nuestro maestro durante una hora sobre los poetas malditos franceses. Sabía de sobra que ese tipo de cuestiones escandalizarían al Padre Darren y al Señor Mcburney y aún así se molestaba en mostrárnoslas. Eso no acaba ahí, el tío era un enrollado y muy a menudo además de dar las clases nos contaba datos muy interesantes, cosas como el crimen de la generación Beat realizado por Lucien Carr, el fundador de ese movimiento que terminó luego convertido en su musa, o nos hablaba de la guerra civil en España y como asesinaron a Federico García Lorca.

Como les iba contando, terminamos el seminario y como se nos otorgaba un breve descanso antes del inicio de la clase de biología, Isaac y yo bajamos las escaleras para ir al patio a fumar rápido. Entre calada y calada del cigarro compartido discutimos como haríamos justicia por nuestra propia mano.

-¿No crees que es muy arriesgado? - preguntó Isaac apoyándose en la pared y dándole una profunda calada.

-Que va, ya sabes que en los vestuarios está prohibido tener cámaras - contesté - Además es imposible que lo note.

-No sé, quizás... - no saben lo jodido que es que alguien no esté convencido del todo en hacer algo. Es garantía de cagarla.

-Anda, ¿No te gustaría ver a Anthony retorcerse?

-Joder pues si - respondió - Lo que no me gustaría es que el señor McBurney llamase a nuestros padres.

-No va a hacerlo, de verdad - ya empezaba a mentir, bueno no, más bien es producto de planificación y suerte, esta última es únicamente azar así que prácticamente se puede anular - Confía en mí, sabes que puedes hacerlo.

-¿Y si Anthony se entera que hemos sido nosostros? Necesitamos a alguien a quien podamos incriminar en ese caso.

-Pues si - suspiré mientras Isaac me pasaba el cigarro y le deba una calada - Nos puede matar a ostias.

-Anthony golpeó a Cillian para que se dejase copiar - dijo Isaac - Quizás él tomaría venganza de alguna forma.

-Cillian odia a todos, sobretodo a Anthony, simplemente no hace nada porque no tiene oportunidad cuerpo a cuerpo. Es bastante menudo.

-Pero si la tendría si no implicase una pelea física - contestó

-Exacto - le di otra calada - Apuesto a que no sabes lo mejor

-¿El qué?

-Nora es tía política de Cillian - contesté

-¿No jodas? - preguntó mientras yo a sentía - Y el otro día tomé la sorpresa se su consultorio.

-¿Mierda, no va a sospechar de que falte uno de esos?

-Que va, en ese armario hay montones de mierdas así encima mezcladas con otros frascos - respondí

-¿Es insípido? - preguntó y yo asentí - Si intentamos echarle el muerto a Cillian su tía podría meterse, defender a Cillian y pillarnos.

-Si, tienes razón, mejor echarlo y salir de ahí cuanto antes - contesté - Lo fundamental es que no sospeche nada, fijarnos en cómo dejó la mochila antes

-En el vestuario no hay cámaras ¿Y en los alrededores? - preguntó

-No, creo que únicamente están en las clases - contesté - Llevamos años escapándonos a beber fuera y jamás nos pillaron.

-Está bien - dijo - ¿A que hora tienen esa extraescolar?

Fuimos rápidamente hacia el aula de biología. La clase pintaba aburridísima porque todo lo que tiene que ver con la genética me parece un coñazo. Isaac, por lo contrario, disfrutaba de cada una de las clases, fuese letras o ciencias, le daba igual con tal de aprender. Me recordaba a mi cuando iba al colegio y estaba bajo la influencia de mi institutriz Maeve, ella era terriblemente dominante y tuve que aprender a mentir para tener un segundo de descanso despegandome de mi silla. Mis padres me reclaman siempre porque ya no saco tan buenas notas como cuando estaba con ella. No se dan cuenta que prefiero tener tiempo para mis poemas y libros, para mis amigos, para vivir mi adolescencia, pero en fin, los padres no se dan cuenta de nada nunca, todo lo reducen a las notas. No se conforman con tenga media de notable, muy rara vez suspendo un examen, pero aún así nunca es suficiente. Es muy frustrante.

Después de la clase de biología vino la de química y por último la de religión...No hay clase más absurda que esa. El padre Darren una vez me rompió un cuento corto que estaba elaborando en esa hora. Era sobre un mundo ateo. Se pueden imaginar la que me lió después. Siempre quiso aparentar (o hizo méritos para hacerlo) ser un hombre bondadoso y fiel a la palabra de Dios ¡Si, bondadoso, mis cojones! Si hubiese vivido en la Edad Media habría condenado a media Irlanda a la Hoguera por razones estúpidas. Ese hombre tenía tantas caras que no sabría a cual escupir.

Aquella tarde preparamos todo para llevar a cabo nuestro plan. Anthony se encontraba jugando al fútbol en el campo exterior junto con sus amigos, todos ellos apuntados al equipo de fútbol de Graceland. El campo exterior a esa hora se llenaba, reza para que no te den un balonazo en toda la cara si pasabas cerca de esos bestias.
Esa hora que teníamos era libre antes de comenzar la misa de tarde. Estábamos rozando invierno, creo que la época favorita del Padre Darren, las misas se triplicaban. Esta tarde teníamos una de dos horas, la hacíamos todos los años. El padre Darren siempre nos sermoneaba con lo mismo:La Navidad es un tiempo de reflexión y de conexión con Dios. Celebramos en Nacimiento de nuestro señor Jesucristo, no entregarnos a nuestros deseo materiales ni a la gula. Me hace gracia que me diga eso un señor que debe rondar los 100 kg. Se que no era un jovencito, pero eso no era por envejecer, haganme caso, mi padre tiene casi su misma edad y no está nada gordo.

El vestuario de gimnasia, si, estaba completamente vacío. Veréis, en el caso de que no hayáis visto jamás Graceland, este tiene dos puertas, la principal que se accede mediante el campo exterior donde se encontraban jugando fútbol y luego otra más pequeña por la que puedes acceder directamente desde el interior. Como es lógico entramos por esa, es imposible verte por ahí. Nada más acceder, Isaac cerró la puerta con cuidado, queriendo no hacer ni el más mínimo ruido. La mochila de Anthony se divisaba con facilidad. Era azul oscura como la mayoría de los alumnos pero tenía un llavero de la selección irlandesa. Yo ya me había fijado bastante en clase todos estos años por lo que recordarla fue fácil. También sé que solía llevar su termo con agua cada vez que jugaba al fútbol, yo he jugado con él en ocasiones.

-¿Vigilas? - pregunté

-Si, Aidan - respondió - Sólo ten cuidado y deja todo como antes - fui hacia el fondo donde se encontraba la mochila mientras Isaac miraba por la puerte procurando que no se acercase nadie. De vez en cuando se fijaba por la ventana donde podíamos ver el campo de fútbol.

Fui hacia ella, se encontraba tirada en el banco y cerrada. La abrí rápidamente y pude ver su termo. Lo saqué y lo coloqué en el suelo, era liso, así que no habría problemas en que volcase y derramar el agua. Lo abrí rápidamente y saqué el laxante líquido. Comencé echando unas gotas pero el odio que sentía me ganó y le eché un pequeño chorro.

-Para, para, que lo matas- contestó Isaac topandose la boca para no reírse.

-Pues no estaría mal - contesté mientras cerraba la termo y lo agitaba un poco, queriendo que se mezclase bien la disolución como hacíamos en química. Poco después lo volvía a guardar, cerre la mochila y recogí el frasco. Íbamos a irnos pero de repente Isaac llamó mi atención

-Ostia puta, Aidan - susurró pero lo suficientemente fuerte para que yo pudiese captarlo - Que viene...

-¿Anthony? - pregunté exaltado mientras me acercaba

-Sii, vamonos - Isaac abrió la puerta y pasamos tras ella. Nos quedamos viendo por la pequeña ventanita de plástico transparente lo que hacía. Estaba sudadísimo, con una capa de suciedad que le cubría parte del rostro y la camiseta con su número 6. Isaac me tiró ligeramente de la manga, quería irse de ahí, pero yo no podía moverme. La ilusión de ver a Anthony beber de su termo me paralizó de la euforia que sentí.

-Aidan- susurró - Vamos...

-Espera... Mira - Isaac sonrió al ver como el estúpido se tomó gran parte del agua de la termo antes de marcharse otra vez al campo de fútbol.
Después de esto, al vernos en una zona ya segura, nos descojonamos como nunca.

La solitaria tumba de Graceland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora