CAPITULO 21

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Todo era oscuridad

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Todo era oscuridad. Estaba perdido, no sabía dónde se encontraba. Quería despertar, pero sus párpados pesaban tanto que decidió no seguir intentando.



¿Acaso había muerto?



Comenzó a escuchar varias voces que en ese momento no lograba reconocer, ni siquiera había alguna voz familiar que le hiciera saber que estaba a salvo. En ese momento, pensó que lo mejor era mantener la calma en ese lugar frío y oscuro como el mismo infierno. No obstante, la imagen de ese monstruo llamado J.J. se coló en sus pensamientos, haciendo que nuevamente su corazón se acelerara por el miedo.



Pudo recordar lo sucedido: cuando vio la sonrisa malvada de ese ser, Yuuri entró en pánico, y todo su cuerpo se paralizó como si le hubiera lanzado un hechizo. No pudo escapar de aquella bestia que mostraba sus dientes, hambriento de venganza.



Estaba harto de estar en ese lugar, quería salir de allí y buscar dónde refugiarse. Tenía que averiguar por qué J.J. había vuelto, quería estar seguro de que no volviera a pasar lo mismo que en su infancia, pero al recordar su mirada tan fría, toda esperanza se esfumó.



Se mantuvo unos momentos más así hasta que finalmente escuchó una voz que reconoció enseguida. Su corazón comenzó a latir, emocionado de que al fin sabía que alguien conocido estaba cerca. Se relajó al percibir algo en su palma, un tacto frío de una mano grande. Fue agradable sentir cómo esa persona acariciaba su piel. Aguardó unos segundos más hasta que escuchó una voz baja que le comenzó a decir palabras poco audibles. Trató de hacer un esfuerzo por distinguirlas, aunque, cuando notó el acento ruso, supo que se trataba de Víctor, su príncipe de hielo.



De inmediato trató de abrir sus ojos y lo logró, pero un destello de luz casi lastimó su vista, así que los volvió a cerrar; sin embargo, ya estaba de vuelta en la realidad, había despertado. Víctor en ese momento miraba su celular, por lo que no pudo darse cuenta de que el japonés ya estaba consciente.



Yuuri quiso aprovecharse de la situación y decidió hacerse el dormido un poco más. Estaba feliz de que Víctor estuviera a su lado más allá de la pelea que habían tenido hace poco, razón por la que estuvieron distanciados. Ya no soportaba tenerlo lejos, se había acostumbrado a estar a su lado casi todo el día y eso lo hizo reflexionar. Entendió que lo que sentía por Víctor era mucho más fuerte que un simple "me gusta".



Estaba enamorado.



Por otro parte, también se encontraba muy enfadado con él, pues no podía creer que dijera esas cosas, que se expresara de ese modo de su persona. Tenía la esperanza de que, en todo ese tiempo que pasaron juntos, Víctor pudiera sentir algo por él, pero al escuchar su discusión con Otabek, supo que se equivocó. Pero no podía culparlo o hacerlo responsable de sus sentimientos, no podía obligarlo a que se enamorara. Tenía que dejar esa actitud infantil y afrontar las consecuencias de sus estúpidos juegos, al fin y al cabo, todo eso era producto de sus mentiras.

Mi novio de mentira (VICTUURI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora