CAPITULO 10

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Después de pasar otra semana más soportando los caprichos de Víctor, llegó el fin de semana y Yuuri esperaba con ansias ese merecido descanso.

Se levantó a la mañana temprano, buscó su ropa deportiva y salió a correr. Quería mantener su estado físico ya que suele subir rápido de peso, entonces debía hacer ejercicio cuando el tiempo se lo permitiera. Estaba muy estresado y pensó en liberar esa tensión.

Puso su lista musical favorita y salió a correr. La mañana estaba realmente ideal para hacer actividad así que aprovechó para disfrutar el viento cálido pegar en su cara provocando una sonrisa de satisfacción al sentirla. Luego de correr todo lo que puedo, ya más relajado, volvió a su casa para pegarse una ducha y desayunar.

Cuando bajó a la cocina vio que estaba su madre preparando un magnífico desayuno y pensó si sería capaz de comerse todo eso él solo.

Tomó asiento y su madre se acercó a él dándole un beso en la frente y le dedicó una sonrisa.

—Madre, está delicioso, gracias —Hiroko sonrió y se sentó junto a su hijo para acompañarlo ya que su padre se había ido muy temprano al trabajo.

—Me alegro hijo. Por cierto, ¿Quién era ese chico tan guapo que te acompañó ayer hasta aquí?

Yuuri se sonroja y se maldice por dentro por permitir que ese día lo acompañara. Recordó que cuando Otabek se acercó hasta él a la salida de la escuela, se ofreció a acompañarlo a su casa y había aceptado gustoso, hasta que sintió un apretón en el brazo. Había sido Víctor. Tenía el ceño fruncido y le había dicho a Otabek que no era necesario, que él personalmente lo llevará como todos los días, dándole una mirada desafiante.

Yuuri lo había mirado con una ceja levantada. Sabía que Víctor nunca quería acompañarlo hasta su casa y eso lo enojaba.

—Ok, Yuuri entonces te acompañaré otro día que tu novio no pueda llevarte —le dijo con una suave sonrisa, antes de voltearse a ver al ruso, que lo miraba con enojo. Pero se calmó y jaló a Yuuri para que continuaran el camino a casa.

Ahora que lo recordaba, hubiera preferido que su madre viera a Otabek, que era más respetuoso y amable. Por dentro se lamentaba por su suerte y luego miró a Hiroko

—Madre, él... es Víctor —su madre no dejó pasar el sonrojo que le había subido al rostro. Acercó un poco el asiento y apoyó su mentón en la palma de la mano esperando a que siguiera hablando.

—Madre, ¿qué sucede? ¿Por qué... me miras así? Es un compañero de escuela, nadie importante —trató de mostrarse como si nada tomando el jugo y dándole un sorbo. Sabía que su madre no era tonta, sin embargo él no quería contarle sobre Victor

Hiroko empezó a mirarlo con una sonrisa diabólica junto con un aura pesada y tenebrosa haciendo que Yuuri se pusiera nervioso, sabiendo que a su madre no le gustaba que le mintieran o le ocultaran cosas. Ella era una madre muy dulce y y buena pero a la vez podía ser muy tenebrosa.

—Sabes hijo, me sorprende que tengas la valentía de ocultarme las cosas. Soy tu mamá, estoy aquí para escucharte —Yuuri estaba nervioso porque sabía que no pararía de intimidarlo hasta que le contara todo.

—Está bien, está bien, ya entendí —dio un suspiro de derrota y Hiroko relajó su expresión en una sonrisa—. Él es Víctor Nikiforov, mi novio —su madre se quedó dura ante la confesión de su hijo y estuvo así por unos largos segundos mientras que Yuuri la miraba confundido, esperando alguna respuesta de ella, ya sea buena o mala. De pronto Hiroko se paró abruptamente de su asiento y entusiasmada levantó el brazo con el puño cerrado gritando

—¡¡Síii!!

Yuuri no entendía nada de la reacción de su madre, la miraba confundido. Ella bajó su mirada.

Mi novio de mentira (VICTUURI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora