Una vida de cambios

Capítulo 6

A la mañana siguiente, me levanté como de costumbre a las 6:45. Me duché, y me dirigí de nuevo hacia mi habitación y empecé a arreglarme. Me puse unos vaqueros color crema, un top blanco y unas converse del mismo color del pantalón. Salí de mi cuarto, y me fui hacia la puerta donde me estaban esperando. Cruzamos la calle hasta la casa de Mateo y allí nos encontramos con Marta y Lucas. Entramos juntos y allí estaba él, sentado en una silla de madera plegable mirando el móvil. Como dije anteriormente, estoy empezando a sentir algo por él, y lo único que conseguí fue que eso creciera. Iba vestido con unos pantalones vaqueros, y una sudadera blanca. Me acerqué a él y lo saludé.

- Hola Mateo, ¿qué tal estás? -

Él levantó la cabeza de golpe, sobresaltado y me miró fijamente.

- Hola Ana, estoy bien gracias ¿y tú? - respondió apagando el móvil.

- Bien gracias. -

- ¿Podemos hablar un momento a solas por favor? -

- Eh... sí, claro - respondí dubitativa.

Lo seguí hasta un rincón que había en el porche delantero, solitario y tranquilo. Una vez allí nos sentamos en unos sillones que había.

- El otro día me dijiste que porque te espiaba, ¿verdad? -

Me resultó extraño que quisiera hablar del tema, puesto a que el otro día se puso bastante nervioso.

- Sí, ¿por qué lo preguntas? -

- Porque te quiero decir la verdad -

Estaba empleando un tono de voz demasiado serio, tanto que podía llegar a poner nerviosa a la gente, como en este caso a mí misma.

- De acuerdo, ¿cuál es la verdad entonces? -

Me esperaba que dijera que todo era una broma, pero no fue lo que pasó.

- Desde que te vi aquel día en el parque, pensé: "que chica tan guapa", y supe que no te volvería a ver.  Al día siguiente te vi entrando en la casa de enfrente y pensé que tenías familia o amistades allí, pero cuando te vi entrar más veces, todos los días y viendo salir a tu padre de allí supe que vivías en esa casa. A los dos días nos vimos en el instituto y me dijiste que eras nueva en Grecia. En ese momento me di cuenta de que sentía algo por tí, incluso le hablé a mis amigos sobre una chica llamada Ana que me gustaba, pero que me daba miedo espantarla. Empecé a observarte desde mi ventana todos los días. Y cuando el otro día en el coche me dijiste que lo sabías me puse a pensar que lo había perdido todo, que te alejarías de mí y que no me querrías volver a ver jamás. Te lancé una indirecta y al parecer la pillaste porque has estado evitándome toda la semana. Y cuando mi padre os invitó a la barbacoa supe que tenía que hacer algo. Por eso te he traído aquí.

Eso no me lo imaginaba, ¿Mateo está enamorado de mi? no puede ser, yo solo soy otra chica del montón, no tengo nada de especial para que un chico se acerque a mí.

- ¿Enserio sientes algo por mí? - exclamé perpleja.

- Claro que si Ana, eres una chica guapísima, súper amable con los demás y muy lista. -

Y acto seguido me besó. Fue mi primer beso y siempre me habían dicho que era muy mayor para no haber dado ninguno. Tras unos segundos, se separó y se fue. Yo me quedé ahí parada, como asumiéndolo todo. Fue una sensación muy agradable, algo así como quimérico, todavía no me lo podía creer.

                                                                                                 ...

El resto de la tarde la pasé con Marta. Yo seguía como en un trance y no volví a ver a Mateo hasta la hora de la cena. Tampoco veía a Lucas por ningún lado, por lo que suponía que estaba con él. Parecía que estaba evitándome, no me había hablado en la mesa ni después.

Cuando me iba a ir, por fin me dijo algo. Solo me despidió con un "hasta mañana, Ana" y me desilusionó. Creía que hablaría conmigo o algo parecido, pero no lo hizo. En cuanto llegué a mi casa, me puse el pijama y me acosté en la cama. Antes de quedarme dormida, me llegó un mensaje de Mateo. Decía: "Siento mucho si lo de antes te incomodó, espero que no me guardes rencor y que mañana podamos hablar, hasta mañana Ana."

Después de leerlo cerré los ojos y me quedé dormida.