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La habitación estaba en completo silencio, se había instalado una atmósfera pesada que se dejaba caer justo sobre los hombros de Heeseung. Sunoo estaba desnudo, recostado en el sofá mientras le daba la espalda. Sus hombros subían y bajaban gracias a los pequeños sollozos que aún salían desde su garganta, habían estado en silencio durante media hora.

Heeseung tenía su rostro entre sus manos, apoyando los codos en sus rodillas. Sus dientes estaban apretados gracias a todo el enojo que experimentaba en su interior.

Ah... Maldición, Lee Heeseung ¿acaso no te da pena? Esta es la segunda vez...

Se frotaba los ojos con brusquedad, regañándose a si mismo por su actuar de hace unos momentos. Sentía que estaba perdiendo sus estribos, se estaba exponiendo demasiado frente a alguien desconocido y el silencio del pelirosa sólo lograba abrumarlo más.

¡Ah! ¡Maldición! Al menos dí algo.

Se destapó el rostro cuando el cuerpo del menor se removió apenas sobre el sofá.

—Yo... Sólo... Quería hacerlo de una forma que me recordará a cuando sólo era un espectador.

Heeseung sintió como su sudor se volvía frío y quedaba estático.

—PJ sólo me dió algunas sugerencias...

Apretó sus labios con fuerza y trató de cerrar su garganta, evitando soltar cualquier improperio.

Que Sunoo dijera todo eso de aquella manera, quería decir que habíamos sido descubiertos por PJ y lo peor de todo es que ahora mismo no puedo decir nada aunque esté enojado.

—Esto fue por culpa de Heeseung ¿cierto?

—¿Qué es lo que quieres decir?—Heeseung sonrió torcido gracias a las palabras escuchadas y se inclinó hacia adelante.

—Si reconoces que hiciste mal, entonces—Sunoo con cuidado se levantó, pero aún así no se volteo a verlo—... Quiero que salgas conmigo el próximo fin de semana.

El pelinegro entreabrio sus labios con sorpresa y sus cejas se elevaron.

—¿Salir? ¡¿Qué?!—apretó sus manos, logrando que estás temblaran por la fuerza que estaba ejerciendo. Era eso o que todo su plan de sexo sin compromiso se desmoronara—... Está bien.

Sunoo abrió sus ojos al escuchar sus palabras, sin poder creerlo. Con rapidez, se dió la vuelta para poder mirarlo mientras en su rostro se formaba una gran sonrisa que iluminaba su rostro. Pareciera estar completamente recuperado.

—¡¿De verdad?! ¡¡Ya lo prometiste!!

Mierda...

El tan esperado sábado había llegado, Sunoo estaba en mitad de su habitación terminando de rociar un aceite en su cabello para poder peinarlo de mejor manera y que no se fuera hacia sus ojos

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El tan esperado sábado había llegado, Sunoo estaba en mitad de su habitación terminando de rociar un aceite en su cabello para poder peinarlo de mejor manera y que no se fuera hacia sus ojos.

BJ Ethan - heesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora