Voz Silenciosa || Harry James Potter

Capítulo 19.

El lunes por la mañana, Morgan experimentó una oleada de pánico colectiva provocada por Pansy y Theo. Ni si quiera había terminado de bajar los escalones del dormitorio de chicos cuando lo arrastraron al tablón de anuncios y le señalaron el cartel colgado: era un anuncio de la suma Inquisodora de Hogwarts, donde se especificaba un nuevo Decreto de Enseñanza donde cualquier club, sociedad o grupo quedaba prohibido a menos que sus actividades fueran aprobadas de antemano por la profesora Umbridge. Draco y Blaise ya lo habían visto mucho antes, así que ambos corrieron con el resto del equipo de quidditch para resolver el problema de autoridad que les impediría entrenar los jueves.

Sin embargo, Pansy comenzó a tener breves ataques de nervios insinuando que todo el asunto se trataba de una conspiración del destino que les decía que estaban cometiendo un grave error. Afortunadamente, Daphne logró tranquilizarla y le aseguró que todo estaría bien. Terminaron sacando conjeturas sobre lo que pudo llevar a su profesora de Defensa a realizar aquello, pero ninguno tuvo conclusiones hasta que se encontraron con Hermione en la biblioteca por la tarde y ella les aclaró la posibilidad de que alguien los hubiera escuchado en Hogsmead.

El resto de los días ninguno de ellos se atrevió a mencionar sobre las reuniones secretas y Draco tomó su silencio como si todos hubieran desistido de hacerlo luego del anuncio de Umbridge. Morgan sabía que no eran las mismas razones, simplemente no era conveniente hablar sobre aquello incluso entre ellos. Los cinco tenían incrustada la paranoia en las frentes.

Y aunque sus días transcurrieron con inquietudes, Morgan no esperaba que sus noches fueran diferentes a lo habitual, gracias a que su relación con Harry se volvía más cómoda, las noches apretujados en una sola cama individual comenzaron a ser tolerables. Pero, como de costumbre, su suerte no estuvo a su favor.

Harry no solo comenzaba a charlar menos con él, sino que podía pasar largos ratos observando a Morgan en silencio, su expresión dejaba en claro su propia frustración e inquietud, pero no mencionaba nada al respecto y terminaba deseándole buenas noches antes de darle la espalda. Ya han atrevesado esos momentos incómodos y de indiferencia, pero Morgan sabía que el regreso de esta actitud giraba a algo diferente y no podía entender a qué se debía.

Claro que aquello cambió la noche en la que Morgan fue invocado desde la sala común de Gryffindor. Harry todavía estaba haciendo tarea y se dedicó a disculparse con él por no estar a tiempo para dormir. Morgan le restó importancia y comenzó a explorar la sala común de los leones mientras el otro muchacho terminaba de escribir en su pergamino. Fue entonces cuando ambos se sobresaltaron por un chasquido en el aire cuando un pequeño elfo doméstico apareció frente a Harry, pero los pequeños gorros acumulados en su cabeza distorsionaron su imagen y Morgan no lo había pensado dos veces en apuntarle con su varita, entonces el elfo soltó un chillido y se cubrió la cara con sus enormes orejas.

—¡No es peligroso! — Se apresuró a decir Harry mientras se levantaba con las manos al aire frente a Morgan — ¡Lo conozco, es un amigo!

—¡E-Es Dobby, señor Morgan Taylor! — gimió el elfo con una voz chillona. Morgan dejó salir un jadeo y bajó de inmediato la varita. — Dobby no quería molestar a Harry Potter y su amigo, Dobby solo quería traerle su lechuza a Harry Potter — dijo el elfo con voz temblorosa, su rostro todavía oculto detrás de sus orejas.

—¿Hedwig? — Inquirió Harry.

Morgan apenas sintió la caricia de las plumas del ave cuando esta pasó volando justo a su lado y aterrizó en el hombro de su amo con gracia. Harry soltó una pequeña risa y eso animó al elfo doméstico a apartar sus orejas de la cara, los ojos saltones nunca se apartaron de Morgan y las manos del elfo temblaban mientras se acomodaba los gorros que dejó caer con su sobresalto. Las prendas fueron demasiado familiares para ambos muchachos.