Con el paso del tiempo, el día del Torneo estaba mucho más próximo de lo esperado. El aire en la escuela burbujeaba de euforia y excitación apremiante, Morgan no era la excepción. En realidad, con toda la excusa de recibir estudiantes nuevos, sus amigos han estado poco interesados en seguir haciéndole la vida imposible para saber cuál era el motivo por el que no podía dormir en las noches.
Su insomnio ha continuado durante semanas y gracias a la irritación que todos le causaban a su alrededor, acudió al profesor Snape solo para decirle la verdad. El hombre no se dejó engañar, Morgan pensó que de no querer guardar las apariencias con el resto de los estudiantes, lo habría tomado de la oreja y arrastrado hasta madame Pomfrey por no informarle antes. Pero ella tampoco supo señalar la posible causa y Dumbledore lo puso más nervioso cuando le contó que su magia comenzaba a agitarse mucho más.
Había dos motivos por los que aquello ocurría, uno posible y otro imposible. El primero podría deberse a que su cuerpo comenzaba a ser menos resistente, en cualquier punto colapsaría para que su magia se libere a la naturaleza y él no volvería a despertar. La segunda opción era que había alguien a fin con su magia, y eso le parecía mucho más irrelevante. Podría encontrar cien personas afines a su magia, pero ninguna con la fuerza suficiente para formar un vínculo.
Su cerebro estaba colapsando el resto del día y, cuando llegó la hora de Defensa, Morgan se arrastraba con los pies al aula. No tenía ganas de lidiar con el profesor Moody, así que se escondió junto a Blaise en una de las mesas de la esquina del aula. Sin embargo, sus motivaciones de intentar relajarse salieron corriendo cuando el profesor comenzó a usar sus métodos barbáricos con ellos y lanzarles la maldición imperius.
Los Slytherin se removieron incomodos cuando varios de Gryffindor comenzaron a pasar al frente. Blaise, Draco, Pansy y algunos otros soltaban pequeñas risas en todas las ridiculeces que sus compañeros hacían. Morgan no prestaba atención a propósito, la inconformidad se instaló en su cuerpo hacía el profesor y pateó a Blaise cuando se rió de Neville Longbottom dando acrobacias.
—Me dolió... — Se quejó por lo bajo frotándose el tobillo. Morgan tomó un trozo de pergamino y mojó su pluma en tinta.
"No te reirás cuando nos toque a nosotros."
—Claro que no, pero es divertido.
Morgan entornó los ojos y volvió a escribir.
"Te aseguro que no lo es."
—No me lo arruines ahora, mira, le toca a Potter ¿Puedo burlarme de él y quedarme callado después? — Imploró burlesco. Morgan se cruzó de brazos observando la maraña de pelo negro pasar al frente, en el círculo que la clase formó alrededor del aula.
Segundos después, Ojoloco lanzó la maldición. Morgan, por esta vez, observó con interés como el chico escuálido flexionaba las rodillas y se detenía de golpe. Fue interesante como se opuso a la maldición; Blaise, sin embargo, optó por ignorar ese asombroso acto y reírse cuando Potter se golpeó en la mesa con la cabeza, la volcó y un crujido, seguramente de un hueso, resonó en el aula.
—¡Miren todos, Potter se ha resistido...! — Ladró Moody. Morgan ya podía imaginar a Draco rodando los ojos por la renovada atención que su enemigo recibía.
Apartó la mirada del pobre chico cuando Moody decidió que era buena idea lanzarle de nuevo la maldición. Un segundo chasquido en otro intento de salto y el profesor lo dejó en paz. Su ojo azul recorrió a los estudiantes de Slytherin que guardaron mucho silencio en sus lugares, fingiendo que eran poco interesantes para ser sujetos de prueba. Morgan escribió rápidamente en un pergamino y lo deslizó frente a Blaise cuando Moody se quedó quieto frente a Daphne.
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Voz Silenciosa || Harry James Potter
FanficMagia, voces, sombras... Morgan Taylor tiene un mundo incomprensible en su interior; una fuerza imparable, y solo una persona capaz de compartirlo todo a su lado. Luego de ser amenazado por la presencia de Voldemort, Morgan necesita resguardar a su...