Capítulo 3.

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—¿Morgan? — Habló Thadeo con voz amortiguada, su rostro seguía presionado contra el estómago de Morgan y se apartó segundos después para comprobar que tenía su atención. — ¿Estas bien?

—¡Nos asustaste! — Reclamó Matheo con su labio inferior temblando — ¡Creímos que no despertarías!

Morgan se inclinó hacia adelante, contuvo sus ganas de jadear por el dolor que la acción provocó y se abalanzó sobre los niños en un abrazo; ellos se ocultaron en sus brazos, restregando sus rostros en el pecho de su hermano. Ninguno de sus hermanos preguntó por sus tíos, pero tenía la certeza de que escucharon la discusión con Hannah desde las escaleras. El nudo que lo asfixió con anterioridad se volvió a incrustar en su pecho, ahogando el sufrimiento y estableciendo la culpa en su corazón.

—Morgan — llamó el profesor Snape.

Morgan levantó la cabeza y se dio cuenta que la mayoría de los adultos se quedaron en sus lugares observando la escena; la señora Weasley tenía una mano en el pecho y sus ojos llorosos; junto a ella, Hermione lloraba en silencio, apoyando una de sus manos en el hombro de Harry, que parecía haber dado un paso y se detuvo en seco. La mujer de cabello rosa tenía el rostro inclinado con curiosidad y el hombre moreno parecía receloso de mirarlo a los ojos. Ron Weasley estaba detrás de Hermione, con el ceño fruncido y la varita en su mano, en guardia para cualquier ataque. Pero lo que se llevó especial atención de Morgan fue Hannah, vigilando a los gemelos y siendo sujetada aun por Ginny. No lo observaba, pero la preocupación se reflejaba por todo su pálido y temeroso rostro. Sea lo que sea que se haya reflejado en él, asustó mucho a su hermana menor.

Morgan tomó a los gemelos de los hombros y los apartó con suavidad, limpiando las lágrimas de Matheo con las yemas de sus dedos, les dedicó una sonrisa forzada.

"Vayan con Hannah."

Los niños se miraron entre sí y negaron con la cabeza, aferrándose a la camisa de Morgan.

—No, queremos quedarnos contigo — declaró Matheo.

"Tengo que hablar con los adultos."

—¡Podemos ir! Te prometemos que estaremos callados — dijo Thadeo con insistencia.

—Niños — habló la señora Weasley, inclinándose en sus rodillas para mirarlos de cerca. Morgan ignoró como el señor Weasley pareció tomarla de la falda de su vestido cuando se acercó igual a él. — ¿Por qué no suben con Fred y George? Pueden seguir jugando con ellos.

—¡Nosotros igual estaremos en la reunión! — Anunció uno de los gemelos Weasley, apareciendo con una brillante sonrisa desde las escaleras; detrás de él, su otro hermano sonrió — ¿No es así, Feorge?

—Es correcto, Gred — dijo el otro gemelo —. No dejaremos que una historia...

— ...tan interesante...

— ...se nos escape.

Morgan frunció el ceño por escucharlos hablar de esa forma, no era la primera vez que los veía, pero era extraño presenciar la perfecta sincronización que todos los estudiantes alardeaban de los gemelos en la escuela.

—Mamá, yo me quedaré con ellos y Hannah — dijo Ginny, dando un paso delante de Morgan sin temor. Los niños se alejaron de ella cuando intentó tomarlos de las manos.

—Morgan... — gimoteó Matheo con ojos llorosos.

— Deo, Math, vengan — habló Hannah, ronca. Morgan no cruzó mirada con ella y se percató de la rigidez que sus hermanos adoptaron. —. No sean tercos.

"Vayan." Señaló Morgan y los empujó para incorporarse.

Ginny tomó a los niños de sus manos y le dedicó una sonrisa a Morgan antes de seguir a Hannah por las escaleras; sus hermanos le lanzaron a Morgan miradas sobre sus hombros hasta que se perdieron de vista. Con un suspiro prolongado, se giró al profesor Snape y lo siguió de regreso a la mesa alargada en la cocina, esta vez tomando asiento a su lado. Los gemelos Weasley entraron tarareando con unas sonrisas y se apoyaron en la pared de piedra, junto al otro joven pelirrojo; la señora Weasley estaba por cerrar la puerta cuando Ron la detuvo con la mano.

Voz Silenciosa || Harry James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora