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—Ya suéltame — Mikey trato de safarse del agarre que le tenía casi colgando — te digo que me sueltes.

El sonido leve de la patada proporcionada hacia el mayor llamó la atención de muchos que al ver aquellos no pudieron evitar sonreír. Las personas se acercaron lentamente y con calma. Los policías llevaban barrotes consigo y el resto alistaba los puños

Mikey y los demás tomaron una defensa. Esperando esta vez salir medio bien.

Pero claro eso no pasó. Todos se abalanzaron hacia los chicos y aunque lograron vencer a muchos la diferencia era abrumadora y las armas no ayudaban.

Lentamente los golpes aumentaron los gritos e insultos se hacían presentes todas las mañanas. día y noche.

Cuando los arrestaron Koko logró hacer un trámite hacia los jueces que por medio del soborno logró acabar en un manicomio con posibilidades de salir. No en la cárcel o condena de muerte. Pero... Las cosas no salieron según el plan.

La gente odiaba a Boten, Criminales en busca de drogas, prostitución. Todo era genial para ellos, hasta que la policía los tomó presos.

Ahora no eran más que basura. Basura en un manicomio donde sufrían toda clase de golpes. No se podían defender. Al principio lo intentaron pero la diferencia en número era abrumadora, las armas, los bastones todo todo daba una ventaja clara...

Y poco a poco, todo se acabó. Solo quedaron 6 cuerpos llenos de sangre, golpes.

Hay un dicho que dice " la locura es una manera de controlar el dolor" Pero hay personas que saben controlar ese dolor sin caer en la locura... Al menos el dolor físico.

Golpes, cortes, incluso hasta violaciones... Todo eso por un aproximado de 5 años

Ya no había nada ni siquiera una lágrima, solo 6 chicos asustados de lo que podía llegar a pesar si desove decían. Solo 6 perros

Todos heridos, y no solo mentalmente o físicamente no, emocionalmente estaban ellos una mierda. Su orgullo se fue, nada quedaba.

Mikey, sufrió varias lesiones en el cuerpo. El fue tomado como un saco de boxeo, un lindo juguete.

Izana, por otra parte, se volvió " el chico de los mandados " no tenía permitido hablar, solo obedecer.

Sanzu y Ran, se convirtieron en dos perritos. Tenían que actuar como tal cuando se les pedían incluso dos collares de perro colgaban de sus cuellos.

Kokonoi, él fue un gatito. Maullar era su trabajo día y noche. No podían hacer más que maullar.

Pero rinduo, él no fue ninguno de esos. El fue un juguete sexual.

Ran su hermano trató de tomar su lugar muchas veces pero eso jamás pasó. Rinduo se volvió el juguete de varios. Un collar con una correa colgaba por su cuello y la correa solía arrastrarse por el suelo. Pero cuando alguien la tomaba era claro lo que pasaría.

Ellos ni siquiera formularon una palabra, y diariamente se preguntaban si eso era el karma. Solían llorar a escondidas rogando que esto parece pidiendo perdón por todo. Estaba cansados muy cansados.

Sus cuerpos no aguantarían mucho. Todo estaba acabado en todos los sentidos.

— vaya vaya — El sonido de las cadenas siendo tomadas asustó a rinduo quien volteo a mirar con miedo — Tengo ganas de jugar.

El cuerpo del menor de los haitani templo frenéticamente nunca se acostumbrara.

— Pero esta vez de una manera más interesante. — Se acercó lentamente a Ran haitani, lo tomó del collar que colgaba de su cuello y lo acerco a él. — Tu serás el espectador Fido.

El mayor no respondió. Su garganta no acababa sus órdenes.

...

Los ojos del menor se llenaron de lágrimas por el dolor y el mayor estaba por llorar frenéticamente. Ver a su hermano en aquella situación lo estaba matando. No era capaz de ver pero si desviaba la mirada por tan solo un segundo no sólo él la pasaría mal también su hermano.

No era capaz de hacerle sufrir más incluso si su alma se destruía al ver aquello no era capaz de que su querido hermano la pasan peor pero sus ojos lo traicionaban llenando sus mejillas de lágrimas que rápidamente llegaron al suelo.

Cada momento era el peor. Cada golpe, cada estocada todo estaba mal, muy mal. Odiaban todo a su alrededor. Rogando que todo parara tan solo un segundo. Solo por un segundo.

Los ojos de rinduo trataban de buscar los de su hermano. Trataba de pedir ayuda. De no sentir más aquel dolor que envolvía su cuerpo, aquella frustración que recorre su mente y el arrepentimiento de todos el mal que había generado. Pero no fue capaz de continuar buscando la mirada de su hermano.

No era capaz de ver a su hermano llorando con los ojos fijos en él. Trataba de contener el dolor, claro eso jamás pasó.

...

— Rin... Yo lo siento de verdad lo siento por favor perdóname. — abrazaba a su hermano desconsolado, estaba realmente frustrado — soy el peor hermano.

Sus lágrimas recorrían sus mejillas hasta llegar a su final rinduo estaba en las mismas llorando de dolor con las piernas temblando.

— Demonios. — Repuso Izana al ver como Mikey entraba a empujones por los policías lanzando al suelo desangrándose — Mikey... — se acercó y lo alzó poniéndolo en la cama. — mínimo... No hay huesos rotos.

—Líder... Lo siento tanto —sanzu trató de acercarse a Mikey pero cuando lo vio tan golpeado desvío la mirada nunca se imaginó ver algo así, y ahora lo veía a diario.

— Yo... — el peliblanco trato de hablar lo más firme posible, pero su voz lo traicionaban —yo solo deseo que alguien nos saque de aquí.

Su deseos lo compartía con todos. ellos querían salir, querían irse de ese lugar, querían volver a pisar el piso de las calles y ver a la gente pasar por ahí viendo al trabajo o algo mejor. Lo deseaban con todas sus fuerzas.

Pero su esperanza nunca estaba, sabían bien que eran criminales. Que lo que les estaba pasando era su castigo merecido. Que el karma no perdonaba y que estaban condenados a la miseria... Aun así rogaban por el perdón del karma. Aunque eso tal vez nunca sucedería.

Las lágrimas salen desde los ojos, recorren tus mejillas y caen al llegar a tu mandíbula... pero... Acoso las lágrimas demuestran dolor, o simplemente ocultan el verdadero dolor. 

Cerraduras  |BotenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora